Vuelve conmigo, amor mío -
Capítulo 143
Capítulo 143:
Joelle había disfrutado de varios días serenos consecutivos. Después del trabajo, sus comidas estaban listas, y Adrian no estaba a la vista. Parecía como si hubiera desaparecido de su mundo. Aunque Leah lo mencionaba de vez en cuando, Joelle se apresuraba a silenciarla y Leah obedecía sin más.
Una semana después, sus compañeros empezaron a notar cambios. «Joelle, ¿has engordado? Pareces más rellenita». Consciente de que su embarazo estaba alterando su figura, Joelle fingió asombro. «¿Ah, sí?»
En ese momento, un compañero abrió una caja de comida para llevar, liberando una oleada de aromas. Abrumada, Joelle se tapó la boca y se fue corriendo al baño.
A su regreso, sus compañeros se acercaron con miradas preocupadas. «Joelle, ¿podrías estar embarazada? Has estado frecuentando el baño».
«Tengo el estómago revuelto», descartó Joelle con un gesto de la mano.
«Oh, entendido.»
Esa tarde, su jefe la llamó. «Joelle, para ser sincera, si estás planeando tener familia, házmelo saber. Tendré que ajustar el horario en consecuencia». La combinación de matrimonio e inminente maternidad planteaba obstáculos profesionales.
De camino a casa, Joelle reflexiona sobre la situación. Se dio cuenta de que no podía mantener su embarazo en secreto mucho más tiempo; había llegado el momento de dimitir. La idea la llenó de pesar. Su preciada carrera de violinista tendría que hacer una pausa, lo que despertó en ella una profunda tristeza. Esa noche, su frustración se manifestó en un aumento del apetito.
Leah lo observó y comentó: «Srta. Watson, últimamente come usted bastante bien».
Joelle reconoció de repente los cambios físicos que había provocado el embarazo. Preocupada por que la aguda mirada de Leah pudiera discernir su secreto, decidió pasar unos días en casa de Katherine. Durante su estancia, Katherine abordó el tema de su trabajo. «Si pretendes mantener el embarazo en secreto, sería prudente que dimitieras».
Joelle se apoyó la barbilla con la mano. «Pero este trabajo me apasiona de verdad».
Katherine reflexionó y luego preguntó: «¿No mencionaste que Rafael te consiguió este trabajo en secreto? ¿No es la familia Romero accionista mayoritaria de la institución?».
Joelle confirmó con un movimiento de cabeza. «Sí, a Adrian se le escapó durante una acalorada discusión».
Katherine deliberó en voz alta: «En primer lugar, tu afecto por el trabajo te vincula a tu campo y a tus colegas. Pero, ¿has considerado la influencia invisible de Rafael? Su carácter detallista sugiere que podría haber hablado con la dirección antes de tu contratación. Es plausible, ¿no? En segundo lugar, evalúa tu trayectoria profesional. La enseñanza es respetable, pero ¿es su aspiración para siempre? Imagínate ser profesor de música y no saber tocar: ¿te lo has planteado? En esta profesión, demostrar tu capacidad a través de la destreza real es esencial. Las glorias pasadas, por muy notables que sean, se quedan en el pasado. En tercer lugar, si ha conciliado estos puntos, sea sincera sobre su embarazo con su jefe. Tómate tu baja por maternidad y prepárate para empezar de nuevo después».
La idea sacudió a Joelle. «¿Es la situación realmente tan grave?»
Katherine se encogió de hombros. «Esa es la cruda verdad. Ofrezco ventajas a mis empleados con hijos, pero el ritmo no disminuye. Si se quedan atrás en su regreso, les superan».
Joelle exhaló profundamente. «Entonces, ¿qué sugieres? ¿Debería centrarme en el bebé o en mi carrera?»
Katherine chocó su vaso contra el de Joelle. «Escucha, sólo quiero que elijas sin remordimientos. Cada camino tiene sus concesiones. Se trata de con qué sacrificios puedes vivir».
Joelle meditó sus opciones en silencio. Al notar la incertidumbre de Joelle, Katherine arqueó una ceja. «Sólo un consejo: no pases por alto tu vínculo con Rafael. Si él aseguró tu posición, bien podría mantener tu situación en secreto».
Joelle parecía sorprendida por la idea. «¿No es un poco inescrupuloso? No me gustaría explotar a Rafael de esa manera».
«¡Oh, ingenua!» Katherine se rió, deslizando su teléfono a través de la mesa para mostrar a Joelle un hilo de textos coquetos con Frankie. Los intercambios eran sorprendentemente íntimos.
«¿Lo veis? Está a punto de convertirse en un aliado inestimable».
El interés de Joelle aumentó. «¿No le has visto cara a cara?».
«Todavía no. Está metido en su mundo, igual que yo. Disfrutamos de nuestro devaneo virtual».
Joelle se rió entre dientes, y entonces se le ocurrió algo. «¿Y Bobby? ¿Habíais salido antes?»
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