Capítulo 17:

Narrador:

Luego de colgar con Victoria, Franco se arrepintió de la llamada.

Estaba seguro de que la había inquietado a tal punto que la joven no sería capaz de pegar un ojo en toda la noche y él tampoco.

Así que tomó su coche y condujo de regreso hasta donde estaba ella.

Al llegar, simplemente entró.

La encontró en la cocina preparándose un té.

“Franco, estaba segura de que vendrías, te preparé café”

Franco suspiró

“Gracias y, por lo que más quieras, no me odies”

“Sigues asustándome, ya dime lo que viniste a decirme”

Tomó la taza de café que Victoria le ofrecía y se sentó en uno de los taburetes.

“No sé ni cómo empezar”

“Prueba por el principio”

“No es tan fácil”

“Inténtalo”

“Bien, tú sabes que mi familia es muy tradicional, ya te he comentado consideran que debo casarme. Yo no quiero hacerlo, pero… mi hermano descubrió lo nuestro”

Se puso de pie y comenzó a caminar por la cocina.

“Bueno, lo nuestro no, porque no hay un lo nuestro. ¿Se entiende?”

“Si, descubrió que yo estoy quedándome aquí”

De un salto estuvo frente a ella, le tomó el rostro con ambas manos y le besó la frente.

“¿Ves?, por eso me gusta hablar contigo, entiendes todo de inmediato, ¡Piensas!”

“Gracias, ¿Pero eso es que te perjudica?”

Comenzó a caminar nuevamente.

“En todo, puedo perderlo todo”

“Franco, me iré, desapareceré de tu vida, si eso te ayuda”

“Pues, no, no solo no me ayuda sino que no quiero”.

Hizo una pausa.

Esto era tan difícil.

“Sino será la historia sin fin. Tengo que terminarlo, pero enfrentarme a Doña Berta, no es una opción. Si tu desapareces los dos perdemos, tu porque tendrías que empezar otra vez de cero y yo porque me presionarán y terminare casado con una niña rica descerebrada”

Se detuvo y la miró directo a los ojos.

“Yo no quiero eso, ni para ti ni para mí”

“¿Entonces, Franco?, sinceramente no veo cómo podemos salir de esta situación”

“Estuve pensando cómo, y tengo una propuesta”

“Te escucho”

“Escucha…todos quieren que me case con alguna niña rica y de apellido, pero a mí no me interesan ese tipo de mujeres y lo que es más, no me interesa casarme en lo absoluto. Así que te propongo que te quedes aquí conmigo y te hagas pasar por mi novia”.

Hizo una pausa.

“No tendrás ninguna obligación se%ual ni amorosa para con mi persona. Sólo debes ser lo suficientemente elocuente para que los demás crean que estamos muy enamorados y con planes de casarnos. Si aceptas, mientras estés aquí tendrás todos los lujos que desees y cuando la farsa termine, de por vida cuidare de ti y te dejaré en mi testamento para que jamás te falte nada. Sin importar cómo o con quien hagas tu vida”.

Hizo otra pausa, pero esta vez para tomar un respiro.

“Es posible hacer todo esto legal, antes de venir, hable con mi amigo, quien es también mi abogado”

Ahora la que caminaba por toda la habitación frotándose la cabeza con ambas manos era ella.

No daba crédito a lo que estaba escuchando.

Semejante propuesta.

Si parecía hasta indecente.

“¡Te volviste loco, Franco!, ¿Crees que soy alguien que puedes comprar?”

Él la retuvo con sus manos en los hombros de Victoria.

“Nada más lejano. No quise ofenderte…”

“Pero lo hiciste”

La abrazó con fuerza.

“Perdona, en realidad no es mi intención, pero me pareció que los dos tenemos nuestros problemas y podría ser una solución, además serían unas semanas, tal vez un par de meses como mucho. Luego cada uno sigue con su vida”

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