Capítulo 58:

POV Gael.

El frío y estéril ambiente de la unidad de cuidados intensivos neonatales me envolvía mientras mantenía mis ojos fijos en lan. Su pequeña mano envolvía mi dedo con una fuerza sorprendente, como si estuviera aferrándose a la vida que apenas había comenzado.

Mi corazón latía con una mezcla de emociones, desde la alegría de tener a mi hijo en mis brazos hasta la culpa abrumadora por lo que había sucedido.

Tal era el vínculo que unía a Sofía y a mí, un testimonio de nuestro amor en medio de la oscuridad que había rodeado nuestras vidas.

Pero también era un recordatorio constante de los peligros que habían amenazado su llegada al mundo. Sabía que no podía dejar que la culpa me consumiera, tenía que estar allí para él y para Sofía.

“lan”, susurré.

“Mamá estará aquí pronto, pequeño”.

Prometí, a pesar de las circunstancias, ser un buen padre. Una promesa que, aunque hecha en medio del caos y la confusión, significaba todo para mí. Nunca pensé que iba a tenerte, no estaba en mis planes… pero eres lo mejor que me ha pasado… tú y Sofí son lo único y lo mejor que tengo.

Después de pasar un tiempo con lan, me di cuenta de que tenía que volver a la realidad.

Parpadeé.

Mi mente se enfocó en lo que había sucedido en el hospital y en la venganza que había planeado contra todos aquellos que habían causado tanto sufrimiento a Sofía y a mí.

Salí de la unidad de cuidados intensivos neonatales y me encontré con Cristian, quien había estado esperando afuera.

“Gael, siento lo que pasó… hermano… no fue mi intención poner en peligro a Sofía ni al bebé, yo”.

Lo miré con dureza, pero mi ira se había atenuado un poco. Ahora entendía que todos estábamos atrapados en una telaraña de engaño y traición.

“Solo necesito una cosa ahora, y quiero saber si estás conmigo en esto, si no, es mejor que te hagas a un lado… porque estaré ocupado haciendo que todos paguen por lo que han hecho”.

Cristian asintió, y su expresión se endureció.

“No te preocupes, Gael. Haré lo que sea necesario para que todos enfrenten las consecuencias de sus acciones, estoy contigo… y he adelantado gran parte de todo… sí me acompañas… te mostraré”.

“No puedo dejar a Sofí sola ahora, necesito que nos la llevemos de aquí… sería un imbécil si la dejo dos segundos”.

“Todos los hombres están por todo el hospital, nadie entrará”.

“No importa… necesito sacarlos de aquí”.

“Entonces debemos esperar un poco”.

Asentí.

Después de esa conversación, me dirigí hacia la habitación donde Sofía estaba siendo observada. Estaba pálida y débil, pero sus ojos se iluminaron cuando me vio entrar.

“Gael, ¿Cómo está lan?”.

“Está bien, Sofí. Es fuerte, como tú”.

Ella negó con lagrimas

“¿Te duele?”.

“Es soportable… quiero ver a mi bebé”.

“Tranquila”, ella acarició mi rostro.

“Quería morir cuando te pusiste así”.

“Todo fue muy rápido!”, sus manos estaban frías, y ella estaba temblando un poco.

“No debes hablar mucho… necesitas dormir y…”.

“Quiero ver a lan”.

“Eso requiere que te levantes, y no puedes ahora… ¿Confías en mí?”.

Me dolió su mirada.

“Sé que te decepcioné”.

“No digas eso… estoy feliz de que estés aquí ahora… ¿Sabes lo que me dolió que…?”.

Puse mis dedos en sus labios y negué de nuevo.

“No hablemos de ello… solo necesito que te recuperes, necesito sacar a mi hijo y a ti de aquí cuanto antes”.

“Gael, ¿Qué planeas hacer ahora?”.

Preguntó, mirándome con preocupación en sus ojos.

Sonreí y acaricié su mejilla con ternura.

“Planeo asegurarme de que todos los que nos hicieron daño paguen por sus acciones… eso planeo, pero no tienes que preocuparte de nada porque tú estarás con nuestro chico… y no vas a ver nada en lo absoluto”.

“Gael… yo creo que”.

“Por favor”

Besé sus manos.

“No… es suficiente… has pasado por mucho, y sé que ni siquiera sé la mitad de lo que has vivido… pero lo juro, Sofí… pronto acabará”.

Pasaron unas horas para que ella se quedara dormida y besé su frente, entonces allí a la sala de espera e hice unas llamadas.

“Puede ser mañana señor… aunque imagino estarán en sobre aviso”.

“No importa… comenzaré con ella”.

“¿Encontraste la casa?”.

“Sí, todo está listo para que nada más salgan del hospital, trasladarlos con todo lo necesario, pero, ¿Cómo hará mañana?”.

“Dejaré a mi hermano aquí… he iré yo mismo en persona, refuerza la vigilancia, y si en necesario destruir el hospital a costa de que nadie entre, que así sea”.

“Si señor… hecho”.

Finalicé la llamada, y luego noté a mi hermano frente a mí.

“¿Qué tienes en mente? Puedo adelantarte mucho, Sofí me dio unos documentos importantes de Slim…unos que literalmente firman su sentencia”.

“Quiero dejar a Slim de último en esto, él debe saber cada día que pasa, de que su final se aproxima”.

“Hermano, recuerda que él es poderoso”.

Y sonreí.

“Su base solo está construida en lo imperfecto… lleno de tramas, mentiras, y ganancias mal habidas… así que”.

“¿Y mi padre?”.

Mi rostro se endureció y bajé la mirada.

“Hay una soga para él… pero creo que me adelantaré a los hechos”.

“Hermano, él puede estar en la cárcel, hay pruebas suficientes”.

“No me conformo con eso… no con esa justicia, Cristian”.

Mi hermano asintió en forma silente y luego caminé para ver a mi hijo por medio del vidrio.

“No te muevas”

“No lo haré”.

Cristian aseguró, mientras vi que Sofí aún dormía.

“Slim ha tratado de ingresar, lo intentará más tarde, pero estaré de vuelta cuando eso suceda, por el momento, tengo a la prensa afuera, eso lo aquietará un poco”.

Mi hermano asintió.

“Es perfecto”.

“No dudes en llamarme… igual no tardaré”.

“¿Si Sofí pregunta?”.

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