Capítulo 51:

POV Sofía

“La abuela no sabe que estoy aquí”, aunque las lágrimas seguían cayendo, lo miré, había algo extraño en sus ojos.

“¿Por qué no lo sabe?”.

“No quiero causar más daños, ella está devastada, y aunque he investigado, no sé nada del cuerpo de mi hermano… solo un carbón que sé que no es… mi padre debe haber ocultado el cuerpo o algo, y no solo estoy aquí para vengarlo, Sofí”.

“Ya no puedo más con esto”, sollocé de nuevo y Cristian sin más, me abrazó.

“El bebé de mi hermano y tú estarán conmigo, pero hay algo que quiero pedirte”.

“No… no… no”. Me levanté, conocía esa mirada, podía intuir todo.

“Sofía”.

“¿Crees que Gael estaría contento con lo que planeas?”.

“Eres la opción más fuerte que tengo”.

“¿Por eso no le dices a la abuela?”.

“Ella nunca lo permitiría”. Negué secando mis lágrimas.

“¿Qué hay de mi bebé? ¿Si ese hombre me mata?”.

“No lo hará… está loco por ti”.

Caminé por la cabaña de un lado al otro y negué.

“¿Me sacaste de allá para volver a meterme?”.

“Acepta el matrimonio”.

“¡Estás loco!”.

“Sofía”, Cristian vino a mí de nuevo tomándome de los brazos.

“Es la única forma de poder entrar en Slim … derrumbar su dinastía, y así van a caer todos… te necesito para eso, necesitamos vengar a mi hermano y salir de esta gente en definitiva”.

No podía creerlo.

“No puedo hacerlo”.

“Te cuidaré siempre, Sofí… no tengas miedo… que, si hay algo en que deba intervenir, lo haré. será por poco tiempo, por favor”.

Mi boca se frunció mucho ante el llanto que me provocó, y luego me dejé caer en el sofá, abatida de nuevo, y con la esperanza en cero.

Iba con la mirada perdida en el camino, en la misma camioneta, mientras todas las instrucciones de Cristian, se repetían en mi cabeza. Una que otra lágrima caía por mi mejilla, y cuando la camioneta se detuvo unas cuadras antes de la mansión, ni siquiera respondí cuando me preguntaron si quería ser escoltada unas cuadras más.

Bajé de la camioneta, y tiré el teléfono que esa mujer me había dado antes, caminé por un momento y luego me di cuenta de que, en la entrada, en la mansión, todo era un alboroto.

Y allí vi, como el rostro de Diego estaba perturbado, hasta que me vio.

“¡Sofía!”, él vino a mí, me abrazó con fuerza, pero su mano alrededor de mi brazo, era una advertencia. Rápidamente, me llevó al interior de la mansión apartando a sus hombres, y luego me sacudió un poco.

“¡¿Qué es esto?!”, su voz era plana, pero llena de recriminación.

“Intenté salir”.

“¡Eso ya lo sé! ¡Alguien asesinó a dos de mis hombres!”.

Salté ante su grito, y varias lágrimas cayeron por mis mejillas.

“No sé de quién se trataba, Diego… era una mujer quería que le diera información tuya… me ofreció dinero”.

Sus ojos se abrieron.

“¿Qué?”.

“Ella me dijo que tenías negocios extraños y que ganaría un buen dinero si la ayudaría”.

“Sofía… no te creo nada”. Puedes comprobar en las cámaras, la camioneta que me raptó por un tiempo dando vueltas en la ciudad.

Su ceño se frunció.

“¿Por qué te dejaron?”.

“Porque les dije que lo haría que colaboraría con ellos”, su rostro casi era impresionado.

“¿Qué?”. Pasé un trago duro, y aunque mi cuerpo se resistía, fui y lo abracé.

“Nunca te haría eso”, hundí mi cara en su pecho, y apreté los ojos.

“Eres la única persona que me ha apoyado, Diego… y estoy muy apenada contigo por lo de ayer… por favor… perdóname”. Su cuerpo, que estaba tenso, poco a poco se aflojó, y sus brazos rodearon mi cuerpo.

“Sofía… tenía tanto miedo de que hubiese huido de mi”, su boca soltó el aliento, y aun con los ojos cerrados y conteniendo un sollozo, supe que el plan de Cristian, estaba comenzando.

El abrazo de Diego me apretó con fuerza, y aunque yo lo abrazaba con lágrimas fingidas en los ojos, en mi interior sentía una mezcla de alivio y temor.

Había regresado a la mansión, pero el juego que Cristian había propuesto era peligroso y mi vida estaba en una cuerda floja.

Diego acarició mi cabello con ternura y me susurró al oído.

“No vuelvas a hacer algo tan arriesgado, Sofía. Me preocupaste mucho”.

Actuaba como si realmente se preocupara por mí, pero yo sabía que su amor era posesivo y controlador

“Lo siento, Diego. No sabía lo que estaba haciendo. Pero he entendido que eres la única persona que ha estado para mí”, respondí con voz temblorosa.

El me miró fijamente y luego besó mi frente.

“Entiendo que tengas miedo… pero debes confiar en mí. Yo te cuidaré, y juntos superaremos cualquier cosa, todo lo que te prometí se dará, pero debes darme tiempo”.

´Es íntimo amigo de Rafael Bailléres´.

Pasé un trago sacudiendo mi cabeza.

Su manipulación era sutil, pero efectiva, sabía cómo jugar con mis emociones y cómo mantenerme bajo su control. Cristian había advertido que debía aceptar el matrimonio con Diego como parte de su plan para infiltrarse en el mundo de Slim y sabía que me seria difícil representar ese papel, pero no tenía otra opción.

“Le dije a la mujer que si… así que ella debe pensar que la ayudaré”.

“No te preocupes por eso… le daremos la información que yo quiera… y ella pensará que estás colaborando”.

Asentí a su indicación.

“¿Sofí? ¿Realmente regresaste para estar a mi lado?”.

Saqué todas mis fuerzas y asentí.

“Diego, hay momentos en la vida donde todo te hace ver la verdad. Ya no puedo llorar más… Gael fue parte de mi vida, y claro que quiero la venganza, pero quiero, quiero olvidar”.

Me sangraba el alma, y rogaba porque mi hijo nunca grabara esto en su conciencia

“Me alegra escuchar esto… y perdóname si muy agresivo contigo… me salí de control”.

Negué.

“No, tú tenías razón”.

Diego sonrió con afecto y luego pasó sus dedos por mi boca.

“Entonces ¿Vas a reconsiderar mi propuesta?”.

No podía lanzarme rápido, se daría cuenta.

“Lo pensaré… ¿Te parece? Solo dame unos días”.

“Puedo hacer una nueva cena”.

Sonreí con él y asentí.

“¿Sí?”.

“Si”.

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