Capítulo 15:

POV Sofía.

“Esta reunión que se hará por la tarde… ¿Puedo asistir?”, pregunté, y en el siguiente segundo, él dejó la carpeta frunciendo su ceño.

“Realmente lo deseas”.

“Si”, sonreí naturalmente. Soy buena para los números y sé que me dirás que atendí una tienda de ropa. Pero también creaba diseños de venta… no estudié, pero la experiencia es”.

“Más valiosa… por supuesto”.

Mi boca se amplió más, asintiendo, y vi la curvatura en la boca de Gael también.

“Me parece fabuloso… entonces terminamos por la mañana de recorrer el edificio, y luego vamos a comer y regresamos”.

“Estoy emocionada”.

Gael sonrió aún más y luego me instó a que saliera de la oficina para seguir mostrándome en detalle todo el edificio, hasta que fuimos a un restaurante para el almuerzo.

“Hay una zona de producción, galpones, incluso”.

“Es increíble y perdona que te pregunte, ¿Surgiste, de esta manera, de la mano de tu padre?

Gael tomó de vino y negó.

“No en lo absoluto, la fortuna viene de la familia de mi abuelo materno, era empresario, mi padre es político, y justamente este año se lanzará al senado… aunque también es empresario, pero tiene una manera diferente”.

Entendí a la perfección sus palabras, y asentí.

“¿Tú… tienes más familia?, mordí mi boca cuando él se limpió con la servilleta, y asintió.

“Hermanos de mi madre, dos… pero residen en E$tados Unidos, tengo otro hermano menor, también vive en E$tados Unidos, vendrá en algún momento a México”.

Agaché mi mirada.

“También tengo un hermano”.

“Creo que me lo comentaste una vez, ¿No?”.

Ni siquiera lo recordaba.

“Si… Pero es como si no lo tuviera”.

“Entiendo”

“¿Gael?”.

Su mirada se posicionó en mí.

“¿Crees que, algún día, puedas contarme de que se trata todo esto?”.

“Lo de mi padre?”, negué.

“Todo”, su mandíbula se apretó un poco y luego, con su dedo, se rascó el labio superior.

“Depende de ti”.

Parpadeé varias veces.

“¿De mí?”.

“Así es… existen niveles en nuestra relación, aunque sea un matrimonio acordado. Podemos decir que estamos en el puesto número dos, porque hay un acuerdo amistoso en beneficio a ambos, sin pasar límites”.

“Y… ¿Por qué depende de mí?”

Gael se afincó a la mesa, y luego volvió la mirada a mi boca, mientras mis sentidos se distorsionaron.

“Porque está en ti, si quieres pasar al nivel tres, al cuatro, al cinco… y cada uno, tiene su riesgo y su recompensa”.

No sé por qué, pero sus palabras fueron seductoras y extremadamente electrizantes.

Yo estaba como una tonta mirando su rostro y su boca moverse, mientras la vibración que este hombre irradiaba se expandía por todas mis fibras.

Y no era necesario preguntar más, porque no me creía en la capacidad de hacerle frente a sus respuestas.

Una hora después estuvimos de regreso. Algunas veces manejaba Gael y otras tenía un chofer personal, como ahora que nos estábamos quedando frente al edificio.

Ambos nos subimos al ascensor, y luego de que llegamos a la planta donde sería la reunión, y que estaba también su oficina, noté como muchos hombres llenaron la sala, mientras Gael me sentaba a su lado, y me presentaba a toda la junta de ante mano.

“Señores… mi Esposa Sofía Koch”.

Conocí al gerente general, que pareció muy amable, y vi a la misma Fernanda dar un cierre de mes. Me concentré en su charla, y uno a uno cada dio un informe general mientras Gael marcaba cosas en una gráfica en su tableta.

No sé si me emocionaba estar aquí porque estaba con él, pero sentía que podía con esto.

Y dos horas después todo el personal se fue retirando, mientras Fernanda parecía liderar la situación.

“Bueno ¿Qué te ha parecido?”, ella se acercó sonriente dirigiéndose a Gael, y él se giró a mí.

“¿Qué dices?”, él pidió mi opinión, y luego sonreí tomando su mano, que fue algo que lo tomó desprevenido.

“Estoy emocionada… y quiero venir aquí cuanto antes”.

Gael sonrió y yo proseguí.

“Y si me das la oportunidad”, entonces miré a Fernanda.

“Me gustaría entrenarme en la gerencia de ventas e incluso, prepararme para ello”.

La sonrisa de la mujer se borró al instante, mientras la intensidad en la mirada de Gael, aumentó visiblemente.

La tensión en la sala se volvió palpable mientras Fernanda parecía procesar las palabras que acababan de salir de mis labios. Su mirada se oscureció y sus labios formaron una línea tensa, Era evidente que esas palabras habían sacudido algo dentro de ella, algo que no estaba dispuesta a mostrar en ese momento.

Gael la observó con seriedad antes de volver su atención hacia mí. Su mano, que había sido sorprendentemente tomada por la mía, apretó ligeramente mis dedos en un gesto tranquilizador. Su expresión era difícil de descifrar, pero en sus ojos se reflejaba un atisbo de orgullo.

Gael se inclinó ligeramente hacia mí. Parecía reflexionar antes de hablar, y finalmente rompió el silencio.

“Sofía tiene experiencia en la gestión de tiendas de ropa y un talento innato para las ventas. Su habilidad para el diseño de ventas es algo que podría beneficiar a nuestra empresa”.

Miró directamente a Fernanda, quien asintió lentamente, recuperando su compostura.

Una mezcla de alivio y entusiasmo recorrió mi cuerpo. La puerta a una nueva etapa en mi vida parecía estar abriéndose, y estaba dispuesta a aprovecharla al máximo.

Fernanda asintió de nuevo, recuperando su sonrisa, aunque esta vez parecía un poco forzada. Se acomodó el cabello detrás de la oreja antes de hablar.

“Lo entiendo… y querer decirle a Sofía, que es un gesto valiente querer involucrarte en la gerencia de ventas. Es un área crucial en la empresa y requiere un compromiso considerable. ¿Hiciste una carrera en esto?”.

Mi boca se apretó.

“No… solo administraba unas tiendas”.

La sonrisa de la mujer se amplió mucho y negó.

“Pero… ¿Cómo? La gerencia de ventas no es un lugar para experimentar, es para profesionales con años de experiencia y conocimiento profundo del mercado. No puedes simplemente”, sus palabras se cortaron cuando Gael levantó la mano en un gesto para detenerla.

“Fernanda, si Sofía quiere ocupar mí mismo puesto, ella lo puede hacer si quiere… ella lo puede hacer”.

La mujer estaba al punto del declive cuando asintió de forma forzada, y se precipitó en decir algo básico.

“Estaré en mi oficina por si necesitas”.

“Bien”, Gael volvió la mirada a sus documentos, pero yo no quité mis ojos de ella, que me dieron una última ojeada.

Y cuando la puerta se cerró, solté el aire.

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