Una mamá psicóloga -
Capítulo 98
Capítulo 98:
POV Lucas
Aunque las cosas están saliendo mejor de lo que pensaba, o al menos eso parece, puedo notar aún la duda en el rostro de mi madre.
Pincho un poco de la carne asada en mi plato mientras no puedo evitar mirar a la mujer sentada junto a mí que no ha tocado su comida.
“¿Te sientes bien?”
Ella alza sus ojos en mi dirección cuando susurro eso en su oído mientras todos comen, me siento mal por disfrutar del aroma que ella desprende y acercarme de más solo para poder sentirlo.
“Si estoy bien, es solo que…”
Su rostro cambia ligeramente.
“Creo que estoy algo mareada”
Ella sonríe cuando mi madre nos observa.
Ella toma un poco de comida de su propio plato y come en silencio mientras noto su pierna moverse ligeramente bajo la mesa.
Muevo mi mano hasta ella, la chica a mi lado me mira durante un momento, pero me encargo de hacerle ver con mi expresión que solo estoy tratando de calmarla.
Mi madre es demasiado observadora y probablemente se dé cuenta de que algo no anda bien si ella sigue portándose así.
Mi padre carraspea llamando la atención de todos.
Mi hermana deja su móvil a un lado mientras esperamos sus próximas palabras.
“Chicos deberíamos hablar un poco más”, dice.
“Hace meses que no los veo y cada uno parece estar en su propio mundo ahora”.
“Papi, estaba hablando con un comprador”
Mi hermana suspira.
“Haré una exposición en unos meses y quería prioridad”.
“¿De verdad nena?”
Mi madre mira a mi hermana.
“¿Qué vas a tener de tema esta vez?”
“No lo sé mami, tengo algunos cuadros de paisajes y también tengo fotografías que tomé en casa”, suspira.
“Pero aún no decido que revelar mami”.
“Estoy segura de que será un éxito”
Mi madre me mira.
“¿Qué tal tu mi niño?”
Ese tono cariñoso sigue avergonzándome.
“¿Cómo le va a tu hospital?”
“Todo, está bien madre”, respondo.
“Realmente no hay mucho que contar sobre el trabajo, sabes como es”.
Esto es…
Difícil.
“Sí, tiene muchas pacientes en estos días”, comenta.
“Tu padre prácticamente solo viene a dormir con todo este tema de…”
De repente se queda en silencio, cosa muy extraña en mi madre.
“De las nuevas sucursales farmacéuticas que abrimos en Reino Unido”.
“¡Oh, tienes razón, están dando muchísimo problema!”, responde mi padre casi al instante.
“Pero obviemos esa parte, mejor hablemos de sus planes a futuro”
Ella cambia la conversación.
“Estamos planeando irnos a la casa de campo para navidad, la abuela nos presentará a su amigo”
“¿La abuela tiene un amigo?”
Mi hermana hace una mueca.
“¿Cómo es que no sabía eso?”
“Porque nunca bajas de esa cabaña, Lucía”, reprocha mi madre.
“Sabes que también estoy esperando que me des una sorpresa verdad”.
Mi madre mira a mi falsa novia.
Ella jadea llevando una mano a su pecho y mi hermana está a punto de hablar cuando Beatriz se pone en pie con una mano tocando ligeramente su v!entre.
“Discúlpenme, pero me gustaría ir al baño”
Ella se tambalea ligeramente.
“No me siento muy bien”.
“¿Sucede alguna cosa?, cuestiono poniéndome en pies para ayudarla.
Ella niega dando un ligero toco a mi mano antes de hablar una vez más con la angustia en su rostro debido a lo que asumo son náuseas.
Mi madre la mira antes de bajar los ojos a su plato
“¿Algo no te gustó mi niña?”
Mi madre alza sus ojos a ella.
“Si algo no te gustó debiste decírmelo, para cambiar algo si no te gustaba o…”
“Mami, yo la llevaré al baño, así que no se preocupen, volveremos en un momento”.
“Si sucede algo me llamas Lulu”.
Mi hermana asiente.
Ambas salen del comedor dejándome a solas con nuestros padres.
Mi madre carraspea.
La sonrisa en sus sabidos desaparece y apoya su mano en la mesa para mirarme directamente a los ojos con firmeza en la mirada.
“¿Quién es la chica?”, me cuestiona.
“Estoy segura de que esa chica te conoce, que hay algún tipo de relación aquí, pero estoy segura también de que no es tu novia”
Ella achica sus ojos.
“Dime la verdad Lucas, sabes que no tolero las mentiras”.
“No tengo nada que contar mamá”, respondo.
“No sé por qué dices que mentí, ella es mi novia realmente”.
“¿Crees que no te conozco?”, me cuestiona.
“Acaso crees que todos estos años cuidándote no me han dado la posibilidad de saber cuándo mientes”
Mi madre niega.
“Mi niño, solo quiero que confíes en mí. Sé que no te gusta sentirte mal, pero después de todo lo que viviste en la infancia podría haber algunos…”
“Estoy bien madre, no tengo nada que contar y quiero que dejes de psicoanalizarme o tratar de encontrar algo que no tengo”.
“No le hables así a tu madre Lucas”, gruñe mi padre.
“Soy adulto, tengo una buena vida, un trabajo y amigos”, le digo.
“¿Qué es lo que quieren de mí?”
“¡Que seas sincero!”, dice mi madre.
“Que me dejes saber si estás mal, no que me engañes con una novia falsa”
“No es mi novia falsa”, respondo.
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