Una mamá psicóloga -
Capítulo 89
Capítulo 89:
POV Lucas
“Quizás me puedas ayudar en algún momento”.
“Señor yo…”
“No necesitas responder ahora mismo”, le digo.
“Solo quiero que sepas puedes llamarme si necesitas algo y mañana haremos la primera ecografía así que puedes venir a las cinco”
Miro hacia la puerta de mi consultorio cuando se abre.
“Podemos ir a cenar después de eso, tengo que irme ahora”.
“Mmmm, bien doctor”.
Ella me da las gracias antes de cortar la llamada.
Paso una mano por mi cabeza mientras mi asistente se acerca con rostro de disgusto, ya que al parecer escuchó la última parte de mi conversación telefónica.
Ella toma los informes apilados sobre el borde de la mesa.
“¿Hay algún paciente más por atender hoy?”
“No doctor”, me dice.
“Hasta mañana no tiene nada más, así no necesita preocuparse”
“Bien, entonces envíame al correo las estadísticas de esta semana y me pondré a revisarlas antes de irme a casa en unas horas”, le sonrío.
“Usted también puede irse cuando quiera”.
“Gracias doctor”.
Su voz suena enfadada, pero no dice nada más antes de salir de mi oficina, tarda cinco minutos en enviarme el correo y escucho el fuerte golpe de la puerta al salir de mi clínica de ginecología.
Mi móvil vibra dentro de la chaqueta colgada a mi izquierda.
Extiendo una mano hasta este mientras mando a imprimir el resto de los documentos.
“¿Qué sucede papá?”
“Tu madre quiere que vengas a cenar hoy, una de sus compañeras del hospital traerá a su hija y al parecer la chica es muy encantadora”.
“Papá, no puedo creer que me estés molestando, tú, con esto…”
“Que puedo hacer, tu madre no deja de hablar de que estás mal”, me dice.
“¿De verdad no necesitas hablar?”, mi padre resopla.
“Verás, creo que este desapego que tienes, quizás si sea algo importante y no quiero que tu madre se angustie aún más”.
“Te dije que estoy bien”, gruño enfadado.
“No necesito que mamá me presente a nadie o hablar, yo…”
Dudo durante un minuto.
“Estoy conociendo a alguien, solo quiero mantenerlo bajo el telón hasta ver como va realmente”.
“¿De verdad hay alguien?”
“No voy a hablar de esto padre, llame a Lulu y no quiso ir a casa, así que si puedes ir en estos días a su casa sería mejor”, le pido.
“Dile a mamá que no se preocupe más, que no iré a conocer a nadie, que no lo necesito”
Corto la llamada
Después de esto, me enfoco en el trabajo todo lo que puede hasta que veo el sol ocultarse más allá de la ventana.
Recojo mis cosas con prisas, camino rápidamente hasta mi coche y salgo del estacionamiento sin mucho que hacer realmente.
Me detengo en una dulcería que queda a unos metros de mi casa, pero después de comprar unos cuantos postres no puedo dejar de pensar en que realmente necesito hacer que mi madre deje de acosarme con toda esta cuestión de tener o no alguien, así que regreso a la carretera principal y conduzco directamente hasta la casa de mi hermana.
No pasan de las siete, así que todo el vecindario parece estar muy silencios, tomo los postres que compré antes de subir al ascenso directamente desde el parquin y me siento un poco extraño al estar siendo tan intenso con esa chica que realmente no me conoce por lo que comprendo completamente sus dudas con respecto a esta absurda e inaudita propuesta.
Toco en la puerta después de unos minutos, carraspeo rápidamente cuando escucho los pasos más allá de la puerta.
Escucho el cerrojo abrirse, pero la puerta no se abre completamente.
Ella abre sus ojos sorprendida como me ve, abre la puerta completamente, colocando sus manos cruzadas sobre su v!entre.
“¿Qué hace aquí doctor?”
Luce algo extrañada.
“¿Sucedió algo?”
“No, yo…”, suspiro.
“Traje unos dulces para usted, puede guardarlos si ya cenó”, dudo una vez más, pero termino mirándola directamente a los ojos.
“La verdad es que necesito que responda a mi propuesta lo antes posible, me gustaría hablar con usted con calma”.
“Oh, puede pasar”, me dice.
“En realidad aún no he cenado y creo que también sería mejor darle una respuesta”.
“Excelente, ¿Le gustaría que cenáramos juntos?”, le digo entrando a su casa.
“Puedo prepararte algo para cenar”.
“No necesita hacer eso”, dice rápidamente.
“Yo puedo hacer la cena, usted me está dejando quedar en esta casa y eso es suficiente, así que permítame hacer la cena mientras hablamos”.
“Si eso quieres…”, sonrío ligeramente.
“No te detendré, pero prepararé un zumo natural mientras lo haces”.
“Si usted insiste”, me dice ella.
“Esta es su casa después de todo”.
“En realidad esta es la casa de mi hermana”, le recuerdo.
“¿Qué tienes pensado hacer para cenar?”
POV Beatriz
El hombre que está cortando las manzanas, sentado frente a la encimera, justo del otro lado donde yo estoy, me tiene completamente minorizada. Realmente no puedo creer que sea tan servicial.
Mis ojos también se fijan inexplicablemente en venas que se han hecho más notables cuando empuña con fuerza el cuchillo.
Carraspeo sintiendo que es del todo inapropiado mirarlo de este modo.
Peino hacia atrás el mechón de mi cabello que se ha soltado de mi peinado diciéndome que debería haberme vestido de otra forma.
Este vestido de pijama que llega hasta mis rodillas cubierta en los hombros con la bata de dormir a juego no es apropiado en lo absoluto, pero tampoco esperaba que él viniese aquí.
Corto cuidadosamente las verduras que voy a preparar como ensalada.
El hombre a unos metros de mí comienza a hablar.
“Realmente no quiero forzarte o que pienses que me debes algo, pero necesito tu ayuda”, suspira.
“No quiero lastimar a mi madre y solo quiero que sea feliz”.
“Comprendo”, digo sin dejar de cortar las verduras.
“Pero no sé si mentir de esta forma es la correcta”, niego.
“En especial porque las mentiras siempre traen consecuencias”
La tristeza se apodera de mí.
“Míreme, le mentí a mis padres sobre no ir a otro sitio que la iglesia o que pasaba el día con mis amigas y terminé así”
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