Una mamá psicóloga -
Capítulo 81
Capítulo 81:
POV Jeremías
“Desgraciado”, responde pasando una mano por su frente.
“No podías quedarte tranquilo, verdad”, bufa.
“Y esa maldita p%ta entrometida debió saber más de lo que pensaba, ¿Qué le hizo a los niños para que hablaran?”, niega.
“Pero tenemos un problema aquí”, me mira.
“No pienso ir a prisión y definitivamente tú sabes demasiado”.
“¿Me amenazas?”, le grito.
“Incluso ahora tú…”.
“Esos niños, debí haberlos matado, debí cerciorarme también que esa estúpida estuviera muerta, pero parece que voy a tener que resolver todo ahora”.
No entiendo realmente de que está hablando.
Lo observo caminar hacia la botella de licor una vez más y da un trago directamente a la botella antes de mirarme directamente a el rostro con la sonrisa más sarcástica en sus ojos.
“¿Qué quieres?”, me pregunta.
“¿Limpiar tu conciencia?”, niega.
“No creo que puedas porque quizás eso de que si tuvieses contestado la llamada él no habría muerto podría ser verdad”, alza un dedo.
“Aunque probablemente te habría matado a ti también”
Él chasquea la lengua con excepción.
“Pero preferiste seguir intentando complacer a esa mujer tan molesta que tenías, tú sí que mataste a tu hermano después de todo”.
“Voy a acabar contigo”, grito corriendo hasta él.
Lo tomo del cuello con el odio en mis venas, quemando fuertemente mientras pierdo la capacidad de reaccionar.
Mi tío maldice, me sujeta del cuello, e intenta golpearme, pero soy demasiado rápido, así que ambos caemos al sofá.
“Tú ni siquiera tienes idea de lo que dices”, me grita.
“Eres un estúpido idealista justo como tu hermano y por eso vas a terminar igual de muerto que él”.
Algo golpea fuertemente mi cabeza.
Suelto la camisa de mi tío, para llevar mi mano hasta la sangrante herida en mi frente y me doy cuenta demasiado tarde de que he cometido un error al dejarlo ir porque Anthony golpea mi mandíbula tan fuerte que ni siquiera me doy cuenta cuando realmente pierdo la conciencia.
…
Mi cabeza duele.
Abro mis ojos sintiendo el sonido estridente de las sirenas de alguna patrulla a lo lejos.
Los recuerdos de lo que sucedió con mi tío me hacen tratar de pararme, pero ni siquiera puedo mantenerme firme debido al mareo que me golpea.
La puerta es pateada con fuerza.
Los policías que apuntan en mi dirección gritan a los paramédicos que se acerquen, pero solo puedo pensar en Lizbeth y mis hijos.
Busco el móvil con mis manos ensangrentadas y marco su número, pero mi mujer no contesta, maldigo intentándolo una segunda vez mientras los doctores revisan mi herida, esta vez la llamada sí que es tomada.
“Te dije que te arrepentirías”
La voz fría de mi tío opaca los llantos de mis hijos y mi esposa.
“Quiero que firmes un acuerdo de traslado de la empresa Jeremías, que mantengas tu estúpida boca cerrada y lo traigas cuando te diga o tu estúpida mujer y esos niños molestos van a morir antes de que te mate a ti también por meterte en donde no debías”
POV Lizbeth
Siento la sangre congelarse en mis venas cuando la puerta principal de la casa es abierta, los niños que estaban jugando a mi lado en la sala de estar se alteran y trato de calmarlos mientras miro al tío de Jeremías que ha entrado como si el mundo estuviera a punto de acabarse.
Trato de mantener la calma porque quizás está buscando a Jeremías, me acerco a él después de pedirle a los niños quedarse en la sala de estar y cuando sus ojos se encuentran con los míos sé que esto no es una simple furia.
“No es buena idea que esté aquí”, le digo.
“Jeremías no está y estás asustando a los niños que…”
El hombre frente a mí me toma del cuello.
Mis ojos se abren como plato con pánico mientras siento el estruendo de un jarrón al caer al suelo.
Mi espalda golpea la pared más cercana, trato de alejar las manos en mi cuello rasguñando su muñeca, pero él realmente solo me sujeta aún más.
“No podías quedarte lejos de mi familia”, me dice.
“Tenías que venir y joderlo todo, tenías que entrometerte una vez más en mis asuntos, maldita”.
“Tú…”, susurro sin respiración.
“Eres un asesino, mataste a personas inocentes”
“Y tú te metiste en problemas”, grita.
“Pero voy a encargarme de ti, incluso si mi sobrino hace lo que voy a pedirle”.
Los llantos desde la sala de estar me hacen mirar hacia allá.
El hombre que me tiene sujeta del cuello me golpea tan fuerte en la cabeza que caigo de rodillas sobre el suelo.
Lo veo caminar hasta los niños con prisas.
Lo veo mismo con su hermana.
“Pórtate bien niño molesto”, le grita.
“Y tu bonita, deberías callarte la boca una vez más”
Me pongo en pie con todas las fuerzas que me quedan.
Lo empujo tan fuerte como puedo para intentar liberar a los niños, pero él simplemente me patea tan fuerte en la espinilla que caigo una segunda vez.
Él me sujeta del cabello con una de las manos después de acomodar a los niños con la otra.
Veo a las empleadas mantenerse al margen cuando me lleva a rastras hasta la puerta.
Lucas lo golpea y logra liberarse, el hombre me suelta para ir por el niño.
Corro para defenderlo cuando literalmente lo arrastra hasta su auto, empuja a Lucia dentro después.
Estoy jadeando y completamente aterrada en este momento, así que simplemente puedo llorar cuando me empuja también dentro del auto.
Siento la sangre en mi boca debido a una de las bofetadas que me dio, abrazo a los pequeños niños que lloran sin control a mi lado y siento que necesito hacer alguna cosa, lo que sea para sacar a los niños de esta situación.
Trato de pensar.
Espero en silencio cuando veo al maldito hombre contestar el móvil que hasta ahora me di cuenta tomo de mi bolsillo.
Trato de mantenerme fuerte mientras mis niños lloran sin control.
Escucho a este hombre maquiavélico amenazar a mi esposa de una forma tan frívola que me espanta, pero no pienso dejar que le haga algo a los niños.
“Escúchenme bien”, susurro.
“Voy a saltar del auto y cuando su tío vaya por mí ustedes deben correr lo más rápido que puedan”, susurro.
“Deben ocultarse niños”.
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