Una mamá psicóloga -
Capítulo 79
Capítulo 79:
POV Jeremías
“Déjame hacerlo de la manera fácil, Jeremías”.
“No, debemos hablar, así que ven a mi oficina en cuanto termines aquí”.
“Papá, no regañes a mamá”, dice Lucia.
El labio inferior de Lizbeth tiembla mientras trata de ocultarlo.
“Ha vuelto, no quiero que se marche otra vez”
La voz de mi hija se rompe.
Ella se abraza a Lizbeth que me mira intentando calmarse, pero incluso yo no puedo contra esas palabras.
Respiro profundo.
Ella besa la coronilla de mi hija y me da una mirada de molestia antes de hablar.
“No voy a ningún lado, cariño”, suspira.
“Además papá… papá no está regañándome, solo hablamos un poco fuerte”
Mi hija mira a Lizbeth.
“Estoy hablando mamá, como pediste, ¿No te vas a ir verdad?”
“No, no lo haré…”, dice sin estar realmente segura.
Ella asa junto a mí una vez más y regreso a mi despacho para esperar a que ella venga.
Tarda casi dos horas en hacerlo, pero finalmente entra directamente hasta mi escritorio y se sienta en una de las sillas para mirarme.
“¿Qué quieres?”, me dice.
“No sé qué quieres hablar yo…”
“Lizbeth, cuéntame si recuerdas haber hablado con mi hermano de algo”, le pido.
“Necesito saber si viste a mi tío aquella noche”, admito.
“Necesito… necesito pruebas contra él, todas las que pueda tener para refundirlo en la cárcel”.
“No recuerdo que sucedió”; le digo.
“Yo ni siquiera sabía que era tu hermano el hombre del auto y no recordaba a los niños, de verdad me gustaría ayudarte, pero no puedo, así que…”
Me pongo en pie con prisas.
“Déjame ir con los niños, fue para eso que vine realmente aquí”.
Lizbeth trata de alejarse, pero esta vez no se lo permito.
La tomo de la cintura con mis manos y la obligo a mirarme a el rostro, sus ojos están llenos de dudas, de dolor y de algo que estoy seguro puede ver en los míos.
“No te vayas Lizbeth, no me dejes, es la primera vez en años que yo soy capaz de confiar en alguien, me has demostrado que te importan los niños y eso solo me hace desear que sigas aquí, quiero estar contigo, ¿¡Cómo tengo que decirlo!?”
“No quieres estar conmigo, quieres que mantenga a los niños bien”, sonríe tristemente.
“No te lo reprocho, al contrario, eres un… padre”, duda.
“Un buen padre para ellos, así que solo mantengamos esto en algo impersonal hasta que pueda irme de la manera menos complicada para ellos y para todos”.
“No puedo dejar que lo hagas”, respondo.
“No voy a dejar que lo hagas, te quiero aquí, té necesito aquí, no por los niños”
Llevo su mano a mi pecho.
“Sino por mí, quiero poder atravesar todo esto de tu mano Lizbeth, quiero que de verdad seamos un matrimonio”.
“No me hagas esto, Jeremías”, súplica.
“No me hagas sufrir más adelante”
“No tienes que sufrir”, respondo.
“Solo tienes que quedarte conmigo y nunca voy a dejar que llores o te sientas sola otra vez, lo prometo”
POV Lizbeth
Me dejo abrazar un poco más por el hombre que amo, el hombre que realmente no debería querer, pero que al final tampoco puedo resistirme.
Decido confiar en él, me digo que dolerá mucho más el estar separados con la incertidumbre de que quizás si podríamos tener algo verdadero.
La puerta de la oficina se abre, mis ojos se mueven hasta la pequeña niña que tarde mucho tempo en dormir y corro para abrazarla antes de que sus enrojecidos ojos comiencen a llenarse de lágrimas una vez más.
Beso a la pequeña niña en mis brazos.
“¿Qué está pasando cariño?”, sonrío.
“Dijiste que tenías sueño”.
“Pensé qué mamá se iría”
Ella mira a Jeremías.
“No se va a ir mamá, ¿Verdad?”
“Claro que no cariño”, responde Jeremías.
“Mami se quedará aquí con nosotros”.
Recibo un beso de mi esposo.
Luego suspiro tranquilamente antes de despedirme de Jeremías para irme con Lucía una vez más.
Quiero intentar que ella duerma un poco más.
Puedo notar el sueño en su rostro y también el cansancio.
Pero el miedo late aún más en su mirada y eso realmente no me gusta.
Jeremías me da un pequeño asentimiento de cabeza cuando estoy lista para alejarme, camino en silencio escaleras arriba para llegar una vez más a la habitación de los niños mientras la pequeña en mis brazos acaricia mi cabello.
“Mami, yo voy a hablar mucho, no te vayas, por favor”, sus lágrimas brotan de sus ojos.
“Lucas está triste, estaba triste porque te fuiste y no quiero que eso siga así”, niega.
“Mi mamá anterior era mala con Lucas y conmigo”.
Mi corazón se retuerce.
Muevo mi mano para besar a mi pequeña niña en la frente y entro a la habitación tratando de contener mis lágrimas.
Prendo la luz para no tropezar con alguna cosa y despertar a Lucas, pero cuando lo hago veo a mi pequeño niño está sentado en medio de la cama con la mirada perdida.
“¿Lucas?”
Dejo a Lucia en el suelo.
Luego camino rápidamente hasta donde está y abrazo al niño que intenta resistirse por un segundo.
Sus lágrimas corren por sus mejillas.
Las mías corren todavía más y cierro mis ojos un momento después mientras lo abrazo consolándolo, calmándolo aceptando que no puedo separarme de estos niños.
Ya no.
“Perdóname tesoro, ya no voy a irme más”
Lo alejo un poco para tocar su rostro.
“¿Me perdonas?”
“¿No te vas a ir más mamá?”, responde.
“¿No vas a dejarnos solos nunca más?”
“No voy a irme cariño”
Limpio sus lágrimas.
“No voy a irme, pero quiero saber site sientes mejor, papá dijo que estabas enfermo”.
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