Una mamá psicóloga
Capítulo 28

Capítulo 28:

POV Jeremías

Miro su extraña expresión.

“Solo traté de ayudarte, tú no tienes por qué ir por café o…”

“¡Ahora será peor!”, me grita apuntándome con su dedo.

“Los dos meses de pasantía serán un infierno”.

Mi esposa como una completa loca golpea su cabeza contra la pared mientras murmura maldiciones en mi nombre.

La puerta del elevador se abre y no tengo tiempo para estos ataques espontáneos de locura.

“Escucha, tenemos que hablar con mi madre”

La tomo una vez más del brazo.

“Así que solo sígame y tenga su crisis neurótica más tarde”.

“¿Crisis neurótica?”, rechista ella mientras la arrastro fuera del hospital.

“Estoy imaginando todo lo que voy a vivir solo porque usted se metió a defenderme”, explica ella.

“Eres una malagradecida”, gruño soltándola.

“Pero podemos discutir más tarde, ahora solo veamos a mi madre”.

“¿¡Por qué tengo que verla!?”

“Porque si no lo hacemos ahora podría ir a casa y será peor”.

Ella una vez más se mantiene en silencio.

Ambos caminamos rápidamente hasta la cafetería no muy lejos del hospital donde me indicó mi madre que estaría y siento la tensión en mi mujer cuando nuestros ojos se encuentran con los de ella.

“Ahora sonríe y te pagaré después”.

“¿Pagarme que vas a…?”

Rodeo su cintura sin decirle nada más.

Camino rápidamente con mi mujer que a pesar de mirarme camina hacia la mesa con una sonrisa.

Mi madre ni siquiera se pone en pie, así que nos sentamos con prisas.

“Aquí estamos mamá, ¿Qué deseas?”

“He escuchado cosas”, dice sin ningún tipo de problema.

“Y esta mujer que antes me parecía inapropiada ahora es simplemente inaceptable para mí”, explica mi madre.

“¿Disculpe?”

“¡Ella es una fracasada, además escuché que le hizo pasar una terrible situación a su ex prometido!”, me explica

“¡Incluso lo calumnio!”

“Eso es mentira”, responde Lizbeth.

“Fui engañada y nunca he calumniado a nadie, no sé quién le dijo…”

“¿Es mentira que corriste del altar delante de todos?”, le cuestiona.

“¿Es mentira que echaste a la basura tu carrera como cirujana?”, la señala.

“¿Es mentira que te tomaste un año para conseguir una nueva especialidad?, o ¿Qué tenías una deuda con la familia de tu ex que mi probablemente pagó?”

Mi mujer se mantiene en silencio.

El dolor que se refleja en su mirada me desagrada y mira a mi madre sin poder seguir escuchándola decir todas estas cosas.

“Sé todo eso madre, no me importa”, le respondo.

“Y tú tampoco debes escuchar chismes, de extraños te dije que no juzgues a las personas”.

“No son chismes, ella no puede negarlos y fue tu tío quien me informo del tipo de mujer que es esta señorita”, responde mi madre.

“¿Jeremías que estás haciendo con tu vida?”, me cuestiona.

“No pienso dejar a mis nietos en manos de esta mujer”.

“No puedo creer que mi tío fuera capaz de investigara mi esposa”, le respondo.

“Lo voy a decir una última vez, ella es mi mujer, no voy a divorciarme y quiero que todos se mantengan al margen de esto”

Me pongo en pie.

“Ahora, ocúpate de tu vida, yo me ocuparé de mí hijos, madre”.

Mi mujer se pone en pie, rodeo la mesa para marcharme, pero Lizbeth se detiene a medio camino y regresa donde aún permanece mi madre.

Trato de alejarla, pero ella se resiste alzando una mano en mi dirección.

“Mire señora, usted tampoco me agrada, pero yo no voy por ahí, escuchando chismes o hablando de cosas que no conozco sobre usted”, afirma.

“Si perdí mi carrera una vez, si tarde casi un año en encontrar la fuerza para seguir adelante, pero eso no es algo malo porque estoy aquí, haciendo lo mejor que puedo y no como usted que no tiene nada mejor que hacer que hablar de los demás”.

“¡Serás insolente!”, grita mi madre.

¿Como te atreves a hablarme así?”

“¿Como se atreve usted a hablar de mí o mi vida? No vuelva a hacerlo porque si lo hace voy a ser el tipo de mujer que me está acusando y no va a gustarle”

POV Lizbeth

Salgo de la cafetería furiosa.

Miro al hombre que camina a mi lado enfadada con él y me dejo caer en uno de los bancos del jardín de este café.

Mi esposo nota que me he sentado, así que regresa sobre sus pasos hasta donde estoy.

“¿Qué hace?”, cuestiona.

“¿No estaba tan apurada por volver a la oficina?”

Alzo mis ojos en su dirección con rabia, él da dos pasos hacia atrás antes de limpiar su garganta con preocupación.

No solo acabo de ser difamada, maltratada verbalmente e insultada por una mujer que ni siquiera sabe cómo ha sido mi vida hasta ahora, sino que este hombre frente a mí hizo enfadar a la persona que me dará las notas que necesito.

¿¡Cómo voy a sobrevivir ahora!?

Todos pensarán que soy una enchufada, alguien con el favor del jefe que correrá con él en cuanto vea o escuche alguna cosa.

Todo se volverá tan incómodo ahora que ni siquiera quiero regresar.

“Lamento lo que dijo mi madre, hablaré con mi tío para que…”

“Eso da igual”, murmuro.

“Solo déjeme en paz por ahora y vuelva a su oficina donde nadie hará la vida, un infierno, créame, no quiero verlo ahora mismo, solo déjame en paz”.

Entierro mi rostro entre mis manos.

La sombra que me cubría desaparece y siento que no puedo contener las lágrimas cuando el dolor de escuchar a esa mujer desconocida decirme fracasada trae de vuelta los malos momentos.

Todo ha sido difícil después de mi accidente.

Despertar en una camilla con un colega diciéndote que tienes las manos destrozadas no es fácil.

Tener que ver los rostros de lástima de mis profesores cuando fui a cerrar oficialmente mi especialidad en cirugía…

¿Qué derecho tiene esa mujer de juzgarme?

¿Es se creer un ser humano superior?

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar