Una mamá psicóloga -
Capítulo 16
Capítulo 16:
POV Jeremías
“Y según veo me ha dicho más a mí en este corto tiempo de lo que ha conseguido usted en todos estos años y espero no interfiera en mis prácticas”
Ella camina hasta la puerta.
“Oh, y si soy psicóloga”, gruñe abriendo la puerta.
“Solo faltan tres meses para que tenga mi título”.
La puerta de mi despacho se cierra entonces.
Me quedé un momento mirando a la puerta cerrada, e intento descifrar cómo puede esta mujer tan desagradable tratar con pacientes.
Regreso a mi escritorio cuando la respuesta no aparece.
Miro hacia la nada intentando que toda esta situación no me resulte graciosa después de todo y solo dejo de pensar en lo frustrado que me hace sentir que después de todo esa loca tenga razón con respecto a Lucas cuando el móvil en mi escritorio suena
El número de mi madre en la pantalla me hace sentir preocupado.
Paso una mano por mi frente antes de contestar a la llamada y me digo que es inevitable que descubra que me casé, así que mejor salir de esta situación ahora que esté lejos de la ciudad.
“¡Jeremías!”
Su grito me dice que no tengo mucho que decir.
“¿¡Cómo fuiste capaz de casarte sin decirme nada!?” ¿¡Quién es esa mujer!? ¡De qué familia es!, ¿¡Cómo la conociste!?””
“Madre, también estoy bien por si quieres saberlo”, respondo con ironía.
“Y supongo que ya lo sabes todo, así que solo deja de gritar”.
“¡No estoy gritando!”, grita.
“No lo hago, ahora respóndeme”.
“Es solo alguien que comenzó a trabajar en el Darwin Hospital madre”, miento.
“Planeaba organizar una cena para presentártela la próxima semana”.
“¿La próxima semana?”, mi madre exclama.
“Eso no lo voy a permitir, además, tu tío dijo que iría a ver a los niños y a charlar algunas cosas de la franquicia de farmacias que controla”
Rasco mi cabeza.
“Iremos a tu casa esta noche”, concluye sus palabras.
“Así que espero que tu esposa de la talla, porque no pienso dejar a cualquiera con mis nietos”
“Ella no es cualquiera madre”, respondo.
“De hecho, mis hijos la adoran y quizás eso sea bueno para ellos en esta situación”.
“¿Crees que tener una madre de reemplazo es bueno?”, gruñe oscuramente.
“Comprendo que no estarás soltero para toda la vida, pero es demasiado poco tiempo para introducir a una extraña en la vida de los…”
“¿Que sabes madre?”, gruño.
“Si mal no recuerdo, te fuiste lejos de mis hijos”
Enfatizo esas palabras.
“Porque no estabas bien con vivir bajo mi techo con ellos y…”
Mi madre corta la llamada haciéndome maldecir en silencio.
Dejo el celular sobre la mesa una vez más, cubro mi rostro con mis manos, e intento calmar la rabia que fluye a través de mí.
Mi madre siempre hace esto.
Cuando llama solo lo hace con ese tono de reproche que solo cambia cuando intenta darme órdenes.
Me enfurece tanto que quiera hablar del bienestar de mis hijos cuando ni siquiera se siente capaz de venir directamente a verlos con regularidad.
Marco el número de la oficina de recursos humanos cuando me calmo, le pido a la jefa entregarle el teléfono a mi esposa y cuando Lizbeth contesta con enfado simplemente ignoro su mal carácter y voy directo al grano.
“¿Qué quiere?”
“Mi madre y mi tío vendrán a casa”, soy cortante.
“Haremos una cena así que ocúpese de llegar a casa para entonces”.
No la dejo quejarse o hacer alguna cosa para librarse, simplemente corto la llamada y cubro mi rostro con mis manos una vez más.
Sonrío exhausto solo de pensar en lo difícil que será esta noche, en todo lo que podría salir mal o todo lo que podría suceder en el futuro.
POV Lizbeth
¿Una cena?
Después de que se comportó como un loco, pretende que simplemente tengamos una cena con su familia.
Salgo del ascensor que lleva a la primera planta del hospital, e intento no gritar de rabia.
Sujeto el uniforme que me entregaron en recursos humanos para evitar que caiga de mi brazo y salgo hacia el jardín frontal del hospital.
Son casi las cuatro de la tarde, he recorrido el hospital con mi encantadora nueva supervisora y conocí al famoso doctor que será mi tutor este corto tiempo, pero a pesar de estar feliz por todo esto saber que necesito ver a mi ex suegra me amarga un poco la tarde.
No tardo mucho en encontrar un taxi, sujeto la bolsa donde llevo el cheque con la cifra de medio millón de dólares e intento aparentar normalidad.
Le entrego un par de billetes al taxista para qué me lleve al café donde acorde reunirme con la desagradable madre de David.
A pesar de que literalmente me he vendido para pagar esa deuda, me hace un poco feliz saber que un niño tan lastimado como Lucas se abriera a mí tan espontáneamente.
Miro el uniforme sobre mi regazo, la blanca bata con el logo del nuevo hospital es sin duda un incentivo para seguir adelante.
Después de todo lo que pasé para llegar a donde estoy, de que todo estuviera a punto de irse por el drenaje y que ya consiguiera solucionarlo haciendo algo tan hermoso como cuidar de dos niños que lo necesitan sin dudas es un honor.
Hoy me libraré de la desagradable familia de David, de lo que representa e intentaré comenzar una vez más.
Bajo del auto una media hora después, camino hacia el local de paredes acristaladas e interior de madera para encontrar a la molesta mujer que quiso arruinarme la vida cuando su hijo fue quien falló.
Me dirijo directamente hasta su mesa.
Rechazo pedir alguna cosa porque quiero estar aquí el menor tiempo posible.
“¿Qué quieres?”, dice la señora sentada frente a mí.
“¿Vienes a rogarme tiempo?”, sonríe malévola.
“No voy a dártelo, así que no lo intentes z%rra, ni siquiera arrodillándote podrías limpiar el desastre que has hecho con el nombre de mi familia”.
Hago mis manos un puño mientras la escucho, achico mis ojos diciéndome que definitivamente no casarme fue lo mejor y la miro desafiante dispuesta de dejarle claro que jamás pediré perdón por lo que hice porque si alguien tiene que pedir perdón aquí, es David y su familia.
“No vengo a pedirle tiempo, no voy a arrodillarme ante usted, aunque fuera la última opción y su hijo fue quien ensució el nombre de su familia durmiendo con su prima”
“¡Deja de decir estupideces!”, gruñe.
“Mi sobrina es solo su asistente, tú eres una mentirosa que…”
“¿Mentirosa?”, rechisto.
“Los vi, en nuestra cama, a tu precioso hijo cabalgando por esa angelical sobrina que es solo su asistente”.
La mujer frente a mí comienza a ponerse roja de furia.
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