Una madre de alquiler -
Capítulo 77
Capítulo 77:
Una vez terminado el brindis, Amanda llevó a la niña a su habitación. La acostó en la cama y se quedó un rato con ella haciéndole mimos en el rostro”.
“Buenas noches, hija mía. Sueña con los angelitos”.
“Quédate aquí, mamá”.
“Sí, me quedaré. Cierra los ojitos.
La joven empezó a acariciarle el cabello hasta que Lucy cerró los ojos y, por fin, se durmió. Luego de unos minutos, Anthony entró a la habitación sigilosamente”.
“¿Ya se durmió?” preguntó en voz baja.
“Sí”.
“Bueno. Vamos a descansar”.
“Está bien”.
Tras darle cada uno un beso de buenas noches a la pequeña, salieron de allí sin hacer ruido. Antes de que Amanda pudiera dirigirse a la habitación en la que se había quedado la otra vez, su novio la detuvo tomándola del brazo.
“¿A dónde vas?”
“A mi cuarto” contestó ella.
“No. Dormirás en mi cuarto conmigo”.
“Amor…”
“Sí, mi amor. Vamos” la interrumpió él.
Ella lo siguió al dormitorio y, al entrar, vio que sus cosas ya estaban ahí, así que tomó su camisón para ir a cambiarse al baño. Anthony buscó ropa en su maleta y esperó a que ella saliera. En tan solo unos minutos, la joven salió y se fue a acostar, por lo que él entró al baño. Ella ya estaba acurrucada en la cama cuando él se acercó; solo tenía puesto un par de pantalones cortos.
“Extrañé mucho a Lucy. Ahora que la vi, parece más grande” comentó Amanda, riéndose.
“Esa pequeña chismosa” bromeó Anthony.
“No digas eso”. Lo regañó en forma de chiste.
“Ven aquí”.
Él la tomó de los brazos para que se acostara sobre su pecho, le alzó el rostro y la besó en los labios. Amanda respondió al beso de inmediato, mientras él le pasaba las manos por la espalda, sintiendo la seda tersa del camisón, para detenerse en su cadera.
“Amor, están tus padres” dijo ella, alejándose.
“Relájate”.
Él volvió a besarla y descendió las manos hasta su trasero. Cuando le dio un ligero apretón, la chica dejó escapar un gem!do bajo y ahogado. Anthony le levantó el camisón, dejando su trasero al descubierto, y la acarició un poco antes de volver a apretarla.
“Amor” suspiró ella.
“No haré nada, créeme. Disfruta del momento. No te asustes, porque te prometí que iba a esperarte. Solo quiero que sientas otras buenas sensaciones además de los besos”.
“¿Y si yo…?”
“Solo concéntrate en el momento. Siente mis caricias y no pienses en nada más. ¿Confías en mí?”
“Sí”.
Él la miró, ella ya tenía los ojos entrecerrados y sonreía, luego le sostuvo el rostro con una mano para besarla y, con la otra, le apretó el trasero. Levantó una pierna sobre el muslo de ella y siguió acariciándola. Amanda tuvo un mal presentimiento, pero se enfocó en el momento, en lo que estaba pasando; cuando algunos recuerdos quisieron aparecer, se concentró rápidamente en Anthony y lo besó con más intensidad.
Él le metió la mano por debajo del pijama para sentirle la espalda y la piel suave; le recorrió las costillas suavemente con los dedos, haciéndola retorcerse. Ya sin aliento, dejaron de besarse, Anthony bajó por la barbilla de ella hasta su cuello, y Amanda se apoyó contra su pecho para sentir cada beso, cada caricia y su barba rozándole la piel.
Dejó escapar un pequeño gem!do, entonces él la subió sobre su cuerpo para que sus partes íntimas se tocaran y, cuando ella sintió su miembro, se estremeció con un fuerte escalofrío. El joven volvió a besarla mientras le tocaba el trasero con ambas manos, después le levantó la ropa interior con los dedos, pero los dejó quietos, y la apretó contra su cuerpo hasta que ambos suspiraron al mismo tiempo, interrumpiendo el beso.
“Mm” g!mió ella.
“¿Estás bien?” preguntó Anthony.
“Sí, no te detengas” dijo sin aliento.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar