Una madre de alquiler
Capítulo 70

Capítulo 70:

A él se le encogía el corazón al verla en ese estado. Su mirada cambió totalmente, tenía un dejo de oscuridad en ella; parecía otra persona. Durante el relato de la joven, ella se había pasado las manos por todo cuerpo, como tratando de protegerse de sus propios recuerdos. Él se acercó y la tomó de los brazos con firmeza para que lo mirara.

“Estás conmigo ahora, todo está bien y eso se acabó” dijo para calmarla.

“Yo nunca había tenido relaciones y lo amaba solo a él. Aún no había pensado en entregarle mi cuerpo a alguien. Era v!rgen, tenía un sueño y luego todo se arruinó”.

“Calma, ya pasó”.

“Era muy ingenua, nunca hacía preguntas ni veía nada de lo que pasaba: él tuvo un romance durante meses con ella porque es más joven que yo, con un mejor cuerpo, es rubia y llama mucho la atención. No me parezco a ella, y cada vez me cerraba más en mí misma y me volvía más reservada. Como era la mayor, iba a hacerme cargo de la empresa de mi padre, por lo que ya tenía un plan. En cambio, si quedaba embarazada de él, íbamos a tener que casarnos y él iba a tener parte de mi patrimonio. Porque mis padres son muy tradicionales y serios, si se llegaban a enterar de que alguna de nosotras ya no era v!rgen o, peor aún, que estaba embarazada, hubiésemos estado obligadas a casarnos para no perder el honor ni ensuciar el apellido” explicó.

“Eso es absurdo”.

“Yo ya tenía todo planeado, pero salió mal. Al día siguiente del ataque, fingí que no recordaba nada y tomé una pastilla de emergencia. Cuando llegué a mi casa, estaban mirando una película en la sala, así que durante el almuerzo les conté todo lo que había ocurrido a mis padres. Mi hermana negó todo, por supuesto; y yo mostré un análisis de sangre para demostrarles que había sido drogada, pero Elsa mintió para salvar su pellejo. Dijo que habíamos ido a la fiesta, que allí había engañado a mi exnovio con otro y que había bebido muchísimo, por lo que me comportaba de manera tan descontrolada que seguramente también me había drogado. Ellos me miraron con los ojos repletos de decepción. Nunca los había visto así, y eran lo que más amaba en el mundo, pero no encontré nada más que tristeza en ellos. No me creyeron y me echaron de casa, así que me quedé con una amiga. Ella me acompañó a intentar hablar con mis padres de nuevo, pero me echaron con tanta violencia que hicieron que me golpeé las costillas contra una roca. Yo trabajaba en un hospital, pero decidí venir a vivir aquí porque no quería volver a verlos jamás. De hecho, ¿Ves este tatuaje que tengo cerca del pecho? Me había quedado una cicatriz porque al caer me rompí una costilla y tuvieron que operarme. Me tatué para no tener que ver esa cicatriz y evitar que la gente me preguntara”.

“¿Qué diablos, Amanda? ¿Cómo no me contaste todo esto antes? Has sufrido muchísimo y no te lo merecías. En verdad no te merecías nada de eso, mi amor”.

“Me siento sucia, Anthony. ¿Entiendes por qué no puedo entregarme? No eres tú, soy yo. Simplemente no puedo; recuerdo sus manos y cómo me penetró a la fuerza y me paralizo. Jamás podré satisfacerte como mujer, y tú no te mereces lidiar con una persona que tenga tantos problemas, tienes que estar con alguien mejor que yo, que tenga estabilidad mental”.

“No digas eso, no lo repitas. No necesito a ninguna otra persona porque ya tengo a la mujer perfecta. No necesito tener se%o para ser feliz a tu lado, es lógico que te sientas así después de pasar por algo tan traumático. Ni siquiera tuviste tiempo de asimilar lo que sucedió ni de recuperarte, pasaste por muchas cosas sola. Tienes que entender que eres maravillosa y muy fuerte.

“Pero..”.

“Yo te ayudaré a olvidarlo, te haré tan feliz que no tendrás tiempo de recordar el pasado. Vas a dejar ese hecho tan traumático detrás. Esperaré a que llegue ese momento y, cuando estés lista, tendrás tu primera vez como debe ser: con amor, cariño y mucho cuidado. No te sientas sucia porque no lo estás. Cuando te acuerdes de esas caricias, piensa rápido en las mías; yo te cuidaré y amaré por siempre.

Ahora tienes una nueva familia, mis padres te adoran y nuestra hija también. Sé que te duele estar lejos de tus padres, pero un día la verdad saldrá a la luz y ellos verán la hija perfecta que tienen y entenderán que no supieron apreciarte.

No te preocupes más; voy a ayudarte a cerrar esa herida”.

Amanda no paraba de llorar. Él le besó la frente y la abrazó para quitarle la angustia de la mirada. Sabía que era muy difícil para ella y, de igual manera, para él también había sido desgarrador ver cómo estaba y escuchar cada palabra que describía su calvario.

Ella siguió llorando y él le acarició el cabello abrazándola con más fuerza. Cuando se calmó un poco, le secó las lágrimas, la besó y la miró con seriedad.

“Haremos que tus padres sepan lo que pasó”.

“No quiero que te metas en esto, es demasiado complicado. Ni siquiera me creyeron cuando se los dije”.

“Vamos a demostrarles que decías la verdad”.

“¿Cómo?” preguntó sin esperanzas.

“Déjamelo a mí. Cuando lo sepan, dependerá de ellos lo que decidan hacer, pero tu mente estará en paz por haber sido sincera”.

“¿No estás disgustado conmigo?”

“Claro que no, mi amor, eres el ser más limpio y puro que conozco”.

“No quiero que sientas pena por mí. Si es por eso que quieres hacerlo no..”.

“Cállate” la interrumpió. Estoy contigo porque me gustas, porque eres la mujer de mi vida. Esto no cambia nada, es decir, me hace quererte aún más porque, a pesar de todo lo que pasó, sigues siendo fantástica: una mujer con carácter, fuerte, honesta y encantadora”.

“Gracias, en verdad. Gracias por no renunciar a nuestro amor. No podría soportar perderte a ti ni a nuestra hija, de verdad quiero estar contigo y con nadie más. Quiero ser tuya en cuerpo y alma, pero necesito que me ayudes y me tengas paciencia”.

“Tenemos todo el tiempo del mundo, cuando te sientas segura, estaremos juntos y borraremos todos tus malos recuerdos, para que nada más queden los buenos. Esperaré tu momento, que lo buscaremos juntos, y nos enfocaremos solo en ser felices. Lo prometo”. Le besó y volvió a abrazarla.

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