Una madre de alquiler -
Capítulo 199
Capítulo 199:
“Mi madre me quiere matar”.
“Hazme tuya, por favor”.
“La noche es joven, mi amor. Aún no empezamos”. La llevó a la cama.
“No tardes mucho”.
“¿Ya te entregaste con un solo beso?”
“He estado esperando esto por mucho tiempo”.
“Ahora solo yo hablaré”.
La besó muy despacio y la tomó en su regazo. Luego la acostó con cuidado en la cama y se levantó. Amanda lo miró, esperando que se acostara, pero él se alejó; se paró al pie de la cama, mirándola, ella lo miró esperando que se moviera, hasta que se sentó en el extremo de la cama. Amanda tenía las rodillas juntas y él subía besándole las piernas, lo que la hizo sentir gran calor a través de su cuerpo. La acarició, ella se encontró con su mirada y abrió las piernas, para que le besara los muslos mientras una sensación maravillosa le recorría el cuerpo.
Anthony la miró acercándose a sus labios, la besó apasionadamente y su beso se intensificaba cada vez más. Le sostuvo el rostro para besarla más profundo, Amanda lo abrazó y lo hizo acostarse sobre ella. Sintió su erección y trató de abrirle la bata.
Sonrió, pero pronto la sonrisa cambió por un gem!do cuando sintió que la besaba alrededor de los pechos. Bajó las correas de los hombros y tiró el sujetador para lamerle los pezones, lo que le provocó a Amanda una sensación intensa y le acarició el cabello.
Anthony jugó con los dos sen%s, chupándolos y apretándolos y sus besos bajaron hasta su vientre dejando un rastro húmedo. Amanda lo deseaba; necesitaba sentirlo pronto, su cuerpo estaba muy caliente, los besos ya la estaban volviendo loca. Él le volvió a besar el cuello y subió hasta los labios.
Anthony se levantó de la cama, fue a la mesa y regresó con una botella de vino. La miró y le vertió un poco en el vientre. Al sentir el líquido frío, el cuerpo de la muchacha se estremeció y él chupó el vino. Amanda se sorprendió porque no sabía que eso podía aumentar su excitación. El vino derramado le bajó por el ombligo y fluyó hacia su se%o.
“No hagas eso” le pidió.
“¿No dije que soy el único que habla?”
“Cariño, deja de hacerme esto. Te necesito pronto, no puedo soportarlo. Por favor”.
Anthony le echó el vino en las bragas y ella se retorció al sentir el líquido frío. La tomó por sorpresa cuando chupó el vino que había volcado y la hizo soltar un suspiro. El hombre no tenía prisa, estaba tratando de contenerse tanto como fuera posible para volverla loca, y le estaba saliendo bien, porque Amanda estaba por llegar al clímax con tantas provocaciones.
Después le quitó toda la ropa interior y dejó el vino en el suelo antes de volver a poner la atención en su cuerpo, expuesto sobre la cama. Le mantuvo las piernas abiertas para lamerle el se%o; Amanda se volvió loca, se aferró con fuerza a la cama a medida que sentía todas esas maravillosas sensaciones.
Su cuerpo había cobrado vida propia; cada succión era una llama que se encendía dentro de ella. Dejó escapar un fuerte gem!do cuando la hizo llegar al orgasmo, le tembló todo el cuerpo de placer.
Anthony la miró y le sonrió; ella apenas podía mirarlo porque estaba consumida por el placer.
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