Una madre de alquiler
Capítulo 192

Capítulo 192:

Sabrina llevó a la maquilladora a la habitación y Amanda comenzó a arreglarse. Teresa y Sabrina estaban a su lado haciendo lo mismo. Lucy dormía para no tener sueño a la hora de la ceremonia.

Anthony fue a casa de Ken y Geoffrey lo acompañó. Una vez allí, se quedaron en el sofá”.

“¿Ansioso?” preguntó su amigo.

“Demasiado”.

“Calma, hijo” dijo Geoffrey.

“Nos traeré un trago”.

“No beban demasiado, chicos”.

“Solo un poco”.

Ken tomó tres vasos de whisky. Al rato llegó un amigo de ellos que era peluquero, y Anthony se sentó en el sofá para que lo peinaran. Ken y Geoffrey hicieron lo mismo. Las horas pasaban y Anthony se arreglaba; entró su padre en la habitación para ayudarlo.

“¿Nervioso, hijo?”

“Demasiado, papá”.

“Tranquilo, hijo, funcionará”.

“Otro matrimonio”.

“Pero este es el correcto. Es para siempre, nada saldrá mal. ¿Sientes la diferencia con el otro?”

“Es cierto: en el otro ni siquiera estaba nervioso. No veo la hora de volver a ver a Amanda, solo estoy tranquilo cuando la escucho”.

“Es normal que sea así. Trata de calmarte sabiendo que ella estará allí. Y cuando quieras hablarle de ti, siéntate y habla, hijo. Tu deseo de tener otro niño tiene que ser el deseo de los dos, ella también debe prepararse. Esto no es broma, ya lo sabes”.

“Lo sé. Solo quería que ella tuviera la misma voluntad que yo”.

“Puede tenerla y no demostrarlo. Ya dijo que quiere un hijo, no puedes presionarla”.

“Lo sé, ya me disculpé”.

“Respétala, ten paciencia, cambia un poco tu forma de ser arrogante. Seguro que serás muy feliz”.

“Estoy trabajando en eso, papá”.

“Disfruta tu viaje. Yo me encargo de la empresa y tu madre se encargará de Lucy”.

“Gracias”.

“Te quiero, hijo, sé muy feliz”.

“Gracias, papá. Te quiero”.

Se abrazaron con fuerza y Geoffrey agregó: “Ahora terminemos de arreglarnos”.

“¿Ya está listo el novio?” preguntó Ken.

“Dímelo tú”.

“Quisiera ser la novia”.

“Cállate. Estoy muy nervioso”.

“Tranquilo, hijo”.

“Está bien, papá”.

Llamó a la casa para ver si estaba todo bien.

“¿Tienes miedo de que la novia se escape?” bromeó Ken.

“Cállate”.

Llamó a Sabrina y ella se rio al enterarse de su estado, pero lo tranquilizó diciéndole que estaba arreglándose.

Una vez que se sintió más tranquilo, fueron a la iglesia. Aún faltaba una hora y Anthony ya había llegado, inquieto. Saludó a las personas que iban llegando poco a poco; algunos amigos, socios, empresarios. Su padre estaba a su lado para brindarle tranquilidad.

“Déjame ayudarte con la corbata” dijo Geoffrey.

“Es hora de ponértela”.

“¿Has llamado, papá?”

“Sí, hijo, llegarán pronto”.

“Voy a buscar a Cindy, ¿Quieres algo?” preguntó Ken.

“A la novia”.

“Ya llegará”.

Ken se fue. Anthony estaba muy nervioso; aunque sabía que Amanda iba a estar allí, no podía esperar para verla. Necesitaba estar con ella.

Amanda se pasó la tarde preparándose. Sabrina bañó a Lucy para que se vistiera. La peluquera le arregló el peinado, le puso brillo en los labios y ayudó a vestirla. La niña parecía una princesa. Amanda se vistió y se paró frente al espejo para mirarse. Había llegado el día tan esperado. Se emocionó y su madre se acercó a abrazarla.

“Te ves hermosa. Mi niña grande se va a casar. Esperé tanto este momento, sabía que iba a ser maravilloso”.

“Gracias por estar aquí conmigo”.

“Siempre estaré cerca”.

“Mira ese maquillaje” dijo Sabrina.

“Necesito un retoque”.

Amanda rio y se retocó el maquillaje mientras hablaba con su madre.

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