Una madre de alquiler
Capítulo 163

Capítulo 163:

Al día siguiente, Anthony se despertó y dejó que Amanda descansara un poco más. Llamó a su casa y le dijo a Sabrina que llevara a Lucy a la escuela. Luego fue hasta el baño y de ahí hacia la cocina. Salió a comprar algo para el desayuno, en el departamento no había nada para comer ya que él no estaba. Compró algunas cosas en la panadería y regresó. Amanda se despertó con dolor de cabeza, su cuerpo también estaba dolorido, recordaba exactamente lo que había pasado. Anthony entró al cuarto y la vio sentada en la cama fregándose los ojos.

“Buenos días”.

“Buenos días” respondió Amanda.

“¿Estás bien?”

“Necesito un medicamento, ¿Puedes dármelo, por favor?”

“Sí, ¿Qué sientes?”

“Dolor de cuerpo y de cabeza.

“Aquí hay un medicamento, es un relajante muscular y también funciona para el dolor.

Tomó el medicamento que le había dejado el doctor y un vaso de agua. Amanda tomó el medicamento con el agua y cuando acabó, Anthony guardó todo”.

“Gracias”.

“Estoy enferma”.

“Tienes resaca, necesitas comer algo”.

“Entonces comeré”.

“¿Quieres hablar?”

“Gracias por no hacer nada ayer, también lamento las cosas que hice”.

“¿Lo recuerdas?”

“Sí”.

“No pude hacer eso, lo siento por dejarte sufrir así, pero no pude”.

“Está bien”.

“¿Sabes quién hizo eso, verdad?”

“No pudo haber sido él, tal vez alguien lo puso en mi vaso mientras bailaba o el mesero.

“¿En serio vas a defenderlo?”

“Me ayudó y sabe que no iba a estar con él, no había razón para que hiciera eso”.

“Te iba a besar, Amanda, al parecer no te acuerdas de todo o no quieres aceptarlo”.

“Me acuerdo, no sé por qué iba a hacer eso, claro que no lo iba a besar o lo hizo por el alcohol”.

“Eres muy inocente”.

“Ahora no importa Talles, ¿Por qué hiciste todo esto, Anthony? ¿No estábamos separados? ¿Sabes cuánto me duele esto, este ir y venir, la indecisión, la frialdad, tú alejándome?”

“Vuelve a mí, te amo, no quiero estar sin ti. Te juro que no tengo nada y nunca tuve nada exactamente con Larissa, era su cumpleaños y por eso la llevé al bar, no sabía que estabas ahí, me llamó Ken y ya me estaba llamando para salir, así que hice dos citas en una”.

“Te abriste con ella, la vi tomando tu pierna, llamándote cariño, abrazándote…”

“Pero yo no hice nada, todo lo contrario.

“Está bien”.

“No te quiero perder, no te quiero fuera de mi vida, quiero que seas mi compañera y me ayudes con mis problemas y vivas las victorias conmigo. No me dejes, sé que he fallado mucho, pero te amo. Este amor crece cada día más y no puedo vivir sin ti, dependo de ti, quiero casarme contigo. ¿Vuelves conmigo, mi amor?”

“Yo soy la que te preguntó ese día en la piscina, he esperado todo este tiempo, conozco tus miedos, dudas, problemas, nunca me rendí contigo”.

“¿Así que vuelves conmigo?”

“No tengo que volver a donde estoy, nunca me iré de tu vida, te quiero mucho”.

“Te amo más que a nada, mi princesa”.

“Mi bombón”.

“No sabes cómo te imaginaba besando a ese tipo, durmiendo con él, tocándote…”

“No pasó nada, todavía soy toda tuya, siempre lo he sido y siempre lo seré, nadie me ha tocado”.

“Lamento lo de ayer, todavía lo tengo en la cabeza.

“Está bien.

Anthony tomó el rostro de ella y lo acarició. Se acercó y tocó su frente. La miró y besó sus labios cariñosamente. Amanda le correspondía al principio, pero se detuvo.

“Aún no me he cepillado los dientes.

“No hay problema, lo harás cuando nos casemos”.

“No, de verdad”.

“Hay un cepillo de dientes en el primer cajón”.

“Está bien”.

Ella se levantó y fue al baño. Anthony estaba rebosante de felicidad, se levantó y fue a la cocina a poner la mesa para el desayuno.

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