Una madre de alquiler
Capítulo 152

Capítulo 152:

La joven se quedó con Anthony hasta que le bajó la fiebre y se durmió. Luego, le colocó el termómetro y comprobó que su temperatura había bajado bastante, probablemente gracias al medicamento que le habían inyectado, por lo que decidió salir de la habitación para dejarlo dormir tranquilo. Acto seguido, bajó a la sala, se acostó en el sofá y se quedó allí pensando”.

“¿Estás preocupada por algo?” le preguntó Sabrina cuando volvió.

“Un poco. Creo que Anthony ya no me quiere” contestó Amanda.

“¿Por qué dices eso, querida?”

“Anoche hablé con él y lo noté distante; dijo que necesitaba pensar, porque no sabe si quiere seguir en esta relación. Y tiene razón en querer seguir con su vida, pues yo me equivoqué: pensé solo en mí y olvidé todo lo que vivimos juntos”.

“Es que está en una situación que le da mucho miedo. Ten en cuenta que después de todo lo que pasó con Ruby, volvió a abrir su corazón: llegaste tú y se enamoró de ti, aunque eso iba en contra de sus deseos. Ahora está sufriendo de nuevo, así que necesita un poco de tiempo para pensar las cosas. No creo que no te ame, si no que está confundido y asustado”.

“Eso espero”.

“Quédate tranquila. Ahora tenemos que estar a su lado y apoyarlo, no cargarlo con más cosas. Hay que dejarlo que piense y decida sin presiones”.

“Tiene razón”.

“Vamos a llevarle el desayuno, pues necesita comer algo”.

“Está bien” aceptó Amanda.

Las dos mujeres subieron a la habitación con una bandeja. Como Anthony aún dormía, la joven se sentó en la cama y le acarició el rostro para despertarlo”.

“Despierta; aquí tienes el desayuno” le dijo.

“Te traje varias cosas saludables” indicó Sabrina.

Anthony se sentó en la cama y Amanda le colocó una almohada en la espalda”.

“¿No hay café?” preguntó el hombre.

“No, pensé que iba a ser mejor que tomaras jugo o leche” le respondió su madre.

“Gracias”.

“¿Cómo te sientes?” quiso saber Amanda.

“Estoy bien, solo fue una fiebre pasajera”.

“Pero ya escuchaste al médico: debes quedarte descansando” le recordó la joven.

“¿Mi padre está en la empresa?”

“Sí, pero no pienses en eso, hijo. Por ahora, olvídate de la empresa y de todo lo demás” dijo Sabrina.

Mientras estaba comiendo, el teléfono de Anthony comenzó a sonar, por lo que le pidió a Amanda que se lo alcanzara. Ella lo tomó y, cuando se lo estaba llevando, vio que quien llamaba era una mujer.

“Hola” Anthony contestó enseguida, pero Amanda solo pudo escuchar lo que él decía”. No, hoy no puedo ir. Tampoco sé si podré mañana. ¿Y el domingo? Sí, iré. ¿Puedo llevar a un amigo? Ken. De acuerdo. Gracias por la invitación. Besos”. El hombre dejó el teléfono y siguió desayunando. En ese instante, Amanda miró la hora y anunció:”

“Iré a buscar a Lucy. Acto seguido salió del cuarto, fue a buscar al chofer y se dirigió a la escuela.

Mientras tanto, Sabrina se quedó en la habitación con Anthony. Luego de que Amanda saliera, la mujer cerró la puerta y preguntó:”

“Hijo, ¿Has vuelto a esa vida?”

“¿Qué vida, mamá?” respondió él.

“La de andar saliendo todo el tiempo”.

“Es solo una fiesta de cumpleaños”.

“Pero ¿Era necesario responder delante de Amanda?”

“No iba a pedirle que saliera; además, no hice nada malo, pues ya no estamos juntos”.

“Está bien, haz lo que creas que es mejor”.

“¿Cuándo vas a volver?” quiso saber Anthony.

“Probablemente la semana que viene. Me quedaré con Lucy este fin de semana y supongo que nos iremos el lunes” dijo Sabrina.

“¿No puede quedarse Amanda con ella?”

“¿Olvidaste que es su día libre? Se va mañana a la mañana y no regresa hasta el lunes”.

“¿Cómo que se va?”

“Es su día libre, hijo.

“Mmm, está bien” masculló él.

“Termina tu desayuno” le indicó su madre.

Un rato después, llegaron Amanda e Lucy. La joven bañó a la niña y luego ambas bajaron a la sala para almorzar. Una vez que terminaron de comer, como la pequeña quería ver a su padre, Amanda la llevó con él y los dos se quedaron jugando en la cama; mientras, Amanda se fue a ordenar el cuarto de la niña y también aprovechó para guardar algo de su ropa en el bolso para irse al día siguiente. Cuando regresó a la habitación de Anthony para ver si todo estaba bien, se encontró con que la niña se había quedado dormida. Quiso acercarse para levantarla en brazos y llevársela, pero el hombre la detuvo y le dijo:”

“Puedes dejarla aquí”.

“Está bien. Cualquier cosa, me llamas” contestó la joven y se fue a su cuarto.

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