Una madre de alquiler
Capítulo 14

Capítulo 14:

Tomándose de las manos, la pareja se miró a los ojos con ternura. Geoffrey respiró hondo y comenzó a hablar.

“Sabrina, tu amor se convirtió en mi lucha diaria. Lo único que quiero es pelear todas las batallas que se me presenten para conquistarte un poco más porque te volviste imprescindible en mi vida. Cada día que pasa, insisto en este intento, pues descubrí que mi amor por ti transforma mi vida. Prometo amarte con todo el corazón y en todas tus formas, ahora y siempre. Te prometo que nunca olvidaré que este es un amor para toda la vida. Y siempre sabré, en lo más profundo de mi alma, que no importa qué desafíos vengan a separarnos, sin duda encontraremos el camino de regreso el uno al otro”.

Con ojos llorosos, Sabrina empezó a recitar sus votos:

“Solo quiero renovar nuestro amor y seguir viviendo feliz a tu lado, amándote y haciendo honor al cariño y a la dedicación que nos tenemos. Quiero celebrar la bondad, la paciencia y la ternura de la manera en la que el amor lo requiere: hablar cuando se necesitan palabras y compartir el silencio cuando no hacen falta, para vivir en la calidez de tu corazón y siempre llamarlo hogar. Te amo, esposo mío”.

Cuando terminaron, el sacerdote los bendijo y pronunció unas palabras emotivas, que emocionaron a varias personas, incluida Amanda. Aunque los había conocido ese mismo día, ella no paraba de sonreír mientras veía la ceremonia porque tanto su felicidad como el afecto que se tenían le producían una alegría inmensa. Una vez finalizadas las nupcias, estallaron los aplausos. Luego, cortaron el pastel y todos se sirvieron. Amanda tomó dos porciones para irse al jardín con Lucy, puesto que había mucha gente en la sala. Si bien había algunas personas afuera, estaba más vacío y tranquilo, así que enseguida consiguieron una mesa y se sentaron a comer.

“Las encontré” anunció Anthony al acercarse a ellas unos minutos después”.

“Vinimos aquí a comer si no le importa. Hay mucha gente adentro” dijo Amanda.

“Está bien, no hay problema”.

“Mira, papá, estoy comiendo pastel.

“¿Está rico, hija?”

“Sí, quiero más”.

“Te traeré otra porción. ¿Se queda con ella?” preguntó la joven al padre de la niña, y él dijo que sí.

Se dirigió a la sala y tomó un plato de pastel que le dio el mesero. Mientras agregaba otros bocadillos dulces que estaban en la mesa, Sabrina se acercó a ella con un muchacho”.

“Amanda, te quería presentar a mi sobrino. Este es Dylan. Querido, ella es Amanda.

“Un placer, Amanda. Él la saludó con un abrazo.

“El placer es mío” contestó ella.

“Amanda cuida a Lucy. Tu primo, Anthony, la contrató. Es una chica encantadora”.

“Eso veo por la sonrisa. Hermosa, por cierto”.

“Gracias”. La joven se rio.

“Bueno, ya tendrán tiempo para hablar” dijo Sabrina antes de irse, sonriente.

“Discúlpame, tengo que llevarle este pastel a Lucy. Encantada de conocerte”.

“Hasta luego”. Él le sonrió sin problema.

Cuando volvió a la mesa del jardín, Lucy tomó el plato y empezó a comer. Anthony estaba serio, por lo que Amanda no quería decir nada por el momento.

“Te demoraste mucho, ¿Te perdiste en el camino?” preguntó, por fin, tras unos minutos.

“Lo siento”.

“¿Disfrutaste de conocer a Dylan?” La increpó con un dejo de amargura.

“Es simpático. Sabrina se topó conmigo y me lo presentó.

“Te debe haber gustado. Él sonríe mucho”.

“Solo fui amable, no tiene por qué gustarme. Estoy trabajando, nada más”.

“Genial, sigue así” dijo con sarcasmo y se fue.

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