Un destino difuso -
Capítulo 64
Capítulo 64:
Ciertamente, le había sorprendido que ella le hubiera tocado el tema de la mamá de Fabiana, y mucho más que quisiera meterla en su Casa; ese detalle le parecía inaudito.
No podía dejar que Fabiana se saliera con la suya, él había aceptado casarse con ella, no con su madre.
¿Qué se estaba creyendo Fabiana?
“¡Hmm, seguramente cree que puede meter a toda su familia a mi casa!”
Con esos pensamientos llegó a la hacienda.
No quería pensar en eso, pero le molestaba que le vieran el rostro.
Se dirigió a su habitación y encontró a su esposa, recostada en la cama en posición fetal; daba la sensación de ser una niña buscando amor y protección.
“¿Qué tienes Fabiana?, te veo decaída, ¿Te sientes mal?”
“No, para nada, estoy bien, es solo que siento un poco de frío y estoy algo cansada, dejaré de trotar por unos días, hasta que me sienta con ánimo”.
“¿Has comido?”
“SÍ, Julia me consiente, es muy buena mujer, me tiene paciencia”.
“Y tú, ¿Cómo has estado Alejandro?”
“Bien, hoy almorcé en casa de mis padres… Por cierto, me asombro una pregunta que me hizo mamá, acerca de Alba Valdez, y un interés poco común en ella”, le exigió.
“¿Qué tienes tú que ver con esto, Fabiana?”
“¡Nada! No sé por qué lo dices..”.
“Porque tú eres la directamente interesada en este tema. ¡No me quieras ver el rostro, utilizando a mi madre, para tus propósitos!”
“¿Crees que puedes meter a una intrusa, en mi casa, así como así?”
“¿Tu mamá te lo dijo?”
“¡Claro que no! Ella no me va a decir nada de lo que tú le confíes, porque tuviste buen cuidado de metértela en un bolsillo”.
“¡Eres un atrevido Alejandro! ¡Cómo se ve que no me conoces, eres capaz de imaginarte y acusarme de lo que se te pegue la gana!”
“¡Si tu mamá no te lo dijo, te le digo yo!, ¡Sí! Le pedí el favor a ella de que averiguara sobre el paradero de mi madre… ¡Por qué me siento terriblemente sola! ¿Cómo la ves?”, le gritó.
“Tengo mucho tiempo viviendo entre extraños, es apenas lógico que me aferre a cualquier persona que me brinde la más mínima muestra de aceptación”.
“¡Eres mal agradecida, me he esmerado en atenderte en los últimos tiempos! ¿Qué más quieres? ¡He dejado de atender mis asuntos, por atenderte a ti, por tenerte contenta!”
“¡Desgraciado, eres una mala persona, un egoísta! ¡Nunca te pedí nada, si me diste algo fue para satisfacer tus propósitos personales y calmar tu conciencia!”
Fabiana intentó tirarse de la cama para ponerse de pie, pero simplemente sus piernas no le respondieron y se desplomó cuan larga era.
“¡Fabiana, Fabiana!”
Alejandro se apresuró a levantarla, poniéndola sobre la cama.
Preocupado, comenzó a darle palmaditas en la rostro, para tratar de reanimarla, pero ella no respondió al estímulo.
Salió corriendo en dirección a la habitación de su hermano, pero no lo encontró porque había salido con Amalia.
Entonces llamó a Tiago para que lo ayudara a llevar a Fabiana a la clínica más cercana.
“Ya llegamos, Tiago, menos mal estabas en casa. Estoy asustado como hacía tiempo no lo estaba. Esta muchacha no responde”.
“Tranquilo jefe, ya la están atendiendo. Tenga un poco de paciencia”.
“Me extraña que haya sucedido esto, porque los últimos meses yo la vi muy bien, es más, ha estado entrenando regularmente y sale a trotar con los perros, eso es algo que a ella le encanta”.
“Si Santiago, mi hermano me dice que soy un bruto, ¡Y sí que lo soy’, ella estaba tranquila y yo llegué a reclamarle tonterías, no Me he acostumbrado a ser amable con ella”
“¡Actúo como un cavernícola!”, reconoció.
“No soy un hombre de maneras amables, estoy habituado a tratar hombres muy rudos y a no mostrar debilidad, así me esté quebrando, y con las demás mujeres tampoco ful delicado, pero ellas están acostumbradas a ese tipo de trato por el trabajo que tienen y el medio en que se desenvuelven. Fabiana es… otra cosa..”., dijo bajando la voz.
Habituado a tratar hombres muy rudos y a no mostrar debilidad, así me esté quebrando, y con las demás mujeres tampoco fui delicado, pero ellas están acostumbradas a ese tipo de trato por el trabajo que tienen y el medio en que se desenvuelven.
“Fabiana es… otra cosa..”., dijo bajando la voz.
“Otro nivel. No tuve nunca ejemplo de portarme como un caballero. Siempre he vivido bajo la cultura de la fuerza y de la violencia”.
En ese momento se abrió la puerta de la emergencia de la clínica y una enfermera llamo:
“¡Familiares de la Señora Cruz!”
“¡Sí, yo soy su esposo!”, dijo levantando la mano derecha.
“Pase el doctor quiere hablar con usted”
Alejandro se apresuró a entrar y con rostro y voz aprehensivos, preguntó:
“¡Dígame por favor doctor!, ¿Qué tiene mi esposa?”
“Su esposa está muy bien, el desmayo es solo consecuencia de su estado, ¡Felicitaciones, van a ser padres!”
Alejandro quedó petrificado, creyó que había escuchado mal, o que estaba soñando.
“¿Cómo así, doctor? ¡Explíqueme por favor!”
“¡Cálmese amigo! Respire profundo y asimile la noticia. Su esposa está en la dulce espera. ¡Está embarazada!”
Alejandro soltó una fuerte carcajada.
Y sin siquiera pensarlo abrazo fuertemente al médico.
“¡Gracias, doctor, gracias! ¡Me ha dado la mejor noticia de mí vida!”
Y luego con más calma.
“¡Ay… disculpe doctor!”
Salió corriendo y abriendo la puerta, alcanzó a Tiago y le dijo casi a gritos.
“¡Voy a ser padre, Tiago, voy a ser padre!”
“¡Huy, qué gran noticia, jefe, Congratulaciones!, ¡Venga un abrazo!”
“¿Y la señora Fabiana?”
De pronto se dio cuenta de que aún no había ido a ver a su esposa, y volvió a introducirse en la sala de emergencia; y encaminándose al cubículo donde tenían a Fabiana acostada en una camilla, la abrazó con la delicadeza de que fue capaz y la besó.
Fabiana no movió un solo músculo, ni hizo ningún gesto para corresponderle.
“¡Me haces el hombre más feliz, mi amor! Gracias, eres maravillosa, no puedo esperar para decirle a mi familia lo feliz que me has hecho”.
Fabiana seguía muda y su mirada inexpresiva. Alejandro, dándose cuenta de la actitud de su esposa, reaccionó inmediatamente.
“¡Perdóname, Fabiana! Reconozco que soy un bruto… no sé decir las cosas de manera agradable. Yo sé que te herí en lo más profundo; fui egoísta al tratar en forma inadecuada, tus sentimientos hacia tu madre… mírame mi amor, por favor”, suplicó.
“Pasemos la página, cariño, te pido perdón, las veces que sea necesario hacerlo. Te prometo que la noticia de nuestro hijo, marcara un antes y un después en nuestra relación. Quiero con toda mi alma que tú estés bien y que nuestro bebé esté bien”, dijo.
“Quiero llevarte a casa y empezar atenderte como te mereces. Perdóname Fabiana”
“Por lo menos espera a que se me termine el suero y me retiren la vía”, le dijo Fabiana con sarcasmo.
“¡Claro mi amor!, esperaremos el tiempo que sea necesario para que te vayas totalmente recuperada”.
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