Un año para separarme -
Capítulo 99
Capítulo 99:
Un hombre alto, musculoso, con una pequeña cicatriz en la frente y de un bronceado perfecto estaba ante su puerta, Beatriz nunca lo había visto, pero algo en él le resultaba familiar.
“Buenas noches” saludó el desconocido
“Sé que le pueda resultar extraño que venga a esta hora pero soy el General Montero y estoy en una misión”
Sacó una placa y se la mostró
“Necesito que me permita entrar a su habitación”
Beatriz le abrió la puerta sin objetar y el militar pasó.
“No debería ser tan confiada señorita” la regaño.
“Dentro de unas horas un objetivo que llevo años persiguiendo se va a hospedar en la habitación de al lado y está habitación es perfecta para espiar”
Beatriz se encontraba muy cansada y a la mañana siguiente era su turno de subir al estrado, dar un discurso y luego explicar una de sus recetas, necesitaba descansar por lo que observó al hombre que sacaba cosas de una mochila y simplemente dijo.
“Mientras no hagas ruido no hay problema”.
Sin volver a mirarlo se metió en la cama y se tapó completamente y sin mucho esfuerzo el sueño la alcanzó.
Eduardo observó a la mujer que dormía tranquilamente aún con un desconocido en su misma habitación, podrían pasarle tantas cosas y ella ni siquiera era capaz de sospechar nada, dejó de pensar en ella y se concentró en su misión llevaba 3 años persiguiendo a un importante terrorista y mafioso.
El hombre siempre era demasiado astuto para saber sus planes y su círculo íntimo demasiado estrecho no había forma de infiltrarse, pero hoy por fin habían recibido una buena pista de que se reuniría en este hotel con un traficante de armas, así que había decidido él mismo ir a comprobar la información a pesar de las negativas de sus subordinados.
Dos horas más tardes aún no había movimiento del delincuente mientras que la mujer dormía tranquilamente, Eduardo la vio moverse y la sábana se le corrió, la bata se le había subido y sus piernas y parte del trasero quedaban descubiertos.
Eduardo se levantó y se acercó a la cama, tragando grueso al verla más de cerca tomó la sábana y la cubrió nuevamente, después de todo él era un hombre y había partes de su cuerpo que no podía controlar, llevaba mucho tiempo inmerso en el trabajo y escasamente tenía oportunidad de estar con una mujer.
Un rato después escucho algunos murmullos, puso el equipo en la pared, pero no escuchó nada, minutos más tarde se volvieron a oír, pero un poco más fuerte, el militar miró detrás y vio que era la mujer dormida que hablaba, no podía entender mucho de lo que decía pero dos palabras fueron claras.
“Tobias idiota”.
Eduardo intentó no prestar atención a lo que decía, y así hizo durante otro buen rato, hasta que la mujer se puso de pie mientras hablaba, Eduardo se percató que aún seguía dormida así que intentó acostarla tratando de no despertarla.
Había escuchado en alguna parte que no era bueno despertar a los sonámbulos, así que trato de ponerla en la cama, pero Beatriz se resistía, con un poco de esfuerzo logró acomodarla, pero cuando se alejaba ella lo tomó por el brazo y lo lanzó encima.
Luego murmurando el nombre de Tobias le robo un beso, el general sabía que ella estaba soñando, sabía que debía alejarse y que estaba mal dejarse llevar.
Pero sus labios eran tan suaves y tenía un sabor tan dulce que le resultó imposible resistirse y se dejó llevar por el encantador beso de la chica.
Luego se separó, la volvió a cubrir y se marchó a su sitio, Espero la noche entera, pero no hubo ningún movimiento en la habitación de al lado, al amanecer sus ojos le pesaron y se quedó dormido.
Beatriz despertó a las 6 como cada mañana y observó al hombre que dormía en el suelo en una esquina, se preguntó que tipo de trabajo podía hacer mientras dormía y sin hacer ruido tomó un baño, se preparo y salió de la habitación. Regreso 15 minutos después dejó un café sobre la mesa cerca de donde estaba el hombre y se marchó para su conferencia. Eduardo despertó unos minutos después, vio la cama vacía y el café con una nota.
Espero tú noche te resultará provechosa.
El militar se preguntó si la chica estaría hablando del beso o de su trabajo, no le dio más vueltas al asunto y se levantó, debía atrapar a ese mafioso lo antes posible, sus jefes lo estaban presionando y amenazando con sacarlo del caso.
Eduardo miró el café y considero si beberlo a no, nunca había tomado café, no le llamaba la atención, pero considerando que fue un regalo no creyó que estuviera bien votarlo, así que lo bebió y para su sorpresa le agrado el sabor, sonrió y salió de la habitación mientras bebía el café.
Su teléfono sonó en el bolsillo de su pantalón, era un mensaje de uno de sus subordinados, informándole que habían atrapado a un sujeto sospechoso en los alrededores del hotel y había confirmado que habría un atentado ese día en el hotel en la sala de conferencias, ya se había dado la orden de evacuar el hotel, los refuerzos iban en camino, pero estaban a 15 minutos.
Eduardo no lo pensó dos veces y salió corriendo a la sala de conferencias, temía que si sonaba la alarma de incendio podría poner en sobre aviso a los criminales y escaparan, así que debía tratarse atraparlo con la mayor discreción posible.
Cuando llegó a la sala que le había indicado, descubrió que estaba completamente llena, ajenos a todo lo que estaba ocurriendo, en el estrado había una mesa mientras una mujer ágilmente cortaba una cebolla, detrás de ella había una pantalla gigante que mostraba todo lo que ella iba haciendo y su voz sonaba por todo el auditorio.
Cuando terminó con la cebolla comenzó a decir el paso siguiente y todos los presentes la observaban con atención.
Eduardo la reconoció de inmediato, era la chica de anoche, observó sus seductores labios y recordó el beso, pero algo en su rostro llamó su atención y era una lucecita roja.
En ese momento Eduardo se vio en una situación complicada, tenía dos opciones, en primer lugar, correr y tirar al suelo a la chica protegiéndola del Francotirador o atrapar al criminal, si salvaba la chica el hombre podría escapar, así como su última oportunidad de atraparlo, pero si iba por el criminal cabía la posibilidad de que disparará antes de que Eduardo llegara a él.
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