Un año para separarme
Capítulo 75

Capítulo 75:

Cuando Beatriz despertó sintió un fuerte dolor de cabeza debido a la resaca, movió la mano en la cama en busca de su acompañante, pero para su sorpresa se encontraba sola, tomo un baño y bajó a desayunar, miró en el restaurante hasta que encontró a Sara y compañía, caminó hasta ellos con lo que se había servido de la mesa bufé.

Tobias estaba sentado ahí también inmerso en su móvil, Beatriz le lanzó varias miradas con la esperanza de que al menos le dijera algo, pero él ni siquiera la saludó. Beatriz sintió como si golpearan su corazón con un martillo y lo partieron en miles de pedazos, de pronto una chica se acercó a la mesa y le dijo algo al oído a Tobias, él sonrió y luego de disculparse se retiró con la chica, Beatriz no soportó más su indiferencia y entre lágrimas se marchó corriendo.

Emily y Sara se miraron y de inmediato supieron lo que acababa de suceder, Sara quería ir a hablar con ella, pero Emily le dijo que le diera tiempo y más tarde fuera a verla. Hugo tomaba su café sin preocuparse por el drama y tan inmerso en su propia felicidad que no cabía de la dicha. Sara se disculpó para ir al baño y Hugo la siguió con la i tensión de intentar conseguir un poco más de mimos, pero para su sorpresa la encontró en una situación sospechosa, hablaba con una empleada del hotel y miraba a todos lados para asegurarse que nadie las observaba, luego le pasó un billete a la chica y la empleada le dio unas pastillas, Sara de inmediato tomó una y la comió, Hugo no sabía lo que eran, pero de inmediato gritó.

“No”.

Con una mano le apretó la boca y con la otra la metió dentro e intentó sacar las pastillas, pero ya la había tragado.

“Las drogas no son buenas Sara, no debes hacer eso, no quiero nada malo te suceda”.

La empleada logró escabullirse mientras Hugo miraba serio a Sara y ella frunció el ceño.

“¿Quién te dijo que yo me drogo? No sea estúpido”.

“Te acabo de ver Sara no lo niegues”. La señaló enojado.

“Que eso no era dr%ga, es la píldora del día después, un anticonceptivo”.

Hugo no se lo creyó, pensó que ella intentaba engañarle.

“Y porque tanto misterio con la empleada”.

“Porque el Hotel prohíbe que los empleados le den cualquier tipo de medicamento a los huéspedes”.

Hugo por fin entendió y se relajó, pero de pronto una idea cruzó su mente.

“Y por qué tomas eso. No quieres tener hijos conmigo”.

“Claro que no”.

Dijo Sara sin siquiera pensarlo y Hugo se sintió triste y enojado a la vez, así que le dio la espalda y sin hablar nada más se fue.

Todo el buen humor ya se había marchado y Hugo se sentía terrible, estaba en el bar bebiendo cuando Martin se sentó a su lado y pidió un trago.

“¿Qué pasó? ¿Peleaste con tu esposa?”

Lo interrogó su amigo.

Hugo no le respondió, pero después de algunos minutos le habló.

“Conoces alguna forma de hacer que una mujer se quede a tu lado”.

“Brujería” Martin le sonrió.

“Deja de bromear habló en serio, siento que por más que camino dos pasos para acercarme a Sara ella da tres hacia atrás”.

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