Un año para separarme -
Capítulo 112
Capítulo 112:
Sara volvió con su abuelo y lo acompañó el resto de la tarde, estar con su abuelo le recordaba un poco al viejo de los Moretti, Sara se prometió ir a verlo en cuanto regresará.
Ella sabía que su abuelo la quería, pero también sabía que Augusto también era un poco machista, simplemente él era más inteligente que su padre y prefería ver a una mujer al frente antes que ver destruido todo por lo que había trabajado y eso era lo que sucedería si su hermano quedaba al frente, en el poco tiempo que su padre lo dejó encargarse de la empresa había perdido contratos importantes, muchísimo dinero y aliados, en unos cuantos años más el Imperio Ferrán dejaría de existir en las manos de Andrés por eso el anciano apoyaba a Sara.
Ella se limitó a ser una buena nieta el resto de la tarde y luego se fue a descansar temprano. La siguiente semana Sara estuvo ocupadísima en el trabajo, arreglo todos los problemas que había causado y otros que no tenían nada que ver con ella, despidió a todos los hombres de confianza de su padre y hermano por corrupción, hizo una buena limpieza en todos los sectores y en dos semanas las ganancias se veían multiplicadas, y todos estaban asombrados con su eficacia.
Por otro lado, la boda estaba a punto de llegar, ya todos los preparativos estaban listos y a última hora Sara realizó un pequeño cambio, dijo que le gustaría que fuera una fiesta de máscaras, su padre por supuesto se negó, pero el novio estuvo de acuerdo y así se hizo.
Una hora antes de la boda Nadia ayudaba a Sara a preparase la miró a los ojos y le dijo.
“Está segura de esto señora. Está a punto de dar un paso que no tiene vuelta atrás, todo puede cambiar a partir de hoy”.
La voz de Nadia era preocupación pura y eso conmovió a Sara, su fiel asistente se había mantenido a su lado todo el tiempo, aguantando los comentarios odiosos de su padre, lejos de su amado y de su madre y aún así no se quejo nunca.
“Estoy segura de que esto será lo mejor y ahora mismo no puedo retractarme, coy a hacerlo y luego lidiaremos con las consecuencias”.
Nadia asintió, le arreglo los últimos detalles del vestido blanco y la ayudo a ponerse la máscara que le tapaba desde el punto de la nariz hasta las cejas, dejando ver solo sus ojos, mientras que los labios pintados de rojo se veían exquisitos y seductores.
Las chicas salieron para la iglesia donde ya todos estaban esperándolos.
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