Un año para separarme
Capítulo 107

Capítulo 107:

“Gracias por esto” lo abrazó al mismo tiempo que un paparazi tomaba unas fotos de ellos.

“No tienes nada que agradecer, sabes bien porque lo hago, nos vemos el martes en mi hotel, no faltes”.

“Claro, allí estaré”.

El príncipe se marchó y Sara entró a la mansión para encontrarse con su padre que la observaba intentando descifrarlo.

“No sé que estarás planeando, pero déjalo ya”.

“No sé de que hablas padre” aseguró ella fingiendo inocencia.

“Crees que me voy a tragar este numerito de que ayer querías regresar con el idiota y hoy aceptas casarte con el príncipe”.

“No entiendo porque no me podrías creer, después de todo soy tu hija, no, la ambición corre por mis venas, es cierto que amo a Hugo pero luego de una extensa consideración concluí que no vale la pena, ¿Por qué conformarme con su simple empresa? cuando puedo ser princesa y tener el mundo a mis pies”.

Sara se marchaba, pero antes se giró para su padre y agregó: “Ah, ya escuchaste a mi prometido decir que puedo trabajar, espero encuentres una oficina y un puesto digno para una futura princesa, mañana comienzo en la empresa familiar. También quiero me devuelvan mi teléfono y mi secretaria va a venir a ayudarme con mi trabajo, espero no haya problemas”.

No espero respuesta, se marchó a su habitación donde un papel tapiz nuevo decoraban las paredes, un azul cielo hermoso, las muñecas habían desaparecido, así como cualquier rastro de niña, solo había una cama, con un escritorio y hasta los libros de la pequeña biblioteca habían sido cambiados, Sara reviso el closet, nada rosa ni de princesa, sonrió feliz y encantada.

Ese día no salió más de su habitación y pidió le subieran la cena.

A la mañana siguiente ya Nadia llegaba a la mansión, cuando se encontró con Sara aguantó los deseos de abrazarla y preguntarle como estaba, al contrario, frente a Andrés se mostró muy sería y profesional, como si nada le afectará.

La primera orden que le dio Sara fue conseguir un teléfono desechable, dijeron que iban de compras y en cuanto su padre supo que iba a salir le puso dos guardaespaldas, supuestamente para cuidarla, pero Sara sabía que solo quería tenerla vigilada.

Ella no lo contradijo, solo sonrió y aceptó. Compraron durante horas y aprovechando cuando los guardias se sentaron a descansar ellas entraron a un baño y Sara hizo la llamada que tanto anhelaba.

“Teléfono del Señor Moretti, que desea”.

“Alejandro soy yo, pásame a Hugo” se escucharon unos pasos unas voces y un ruido.

“Sara, eres tú” a Sara se le salieron las lágrimas cuando escuchó su voz.

“Cariño estas bien”.

“Yo, lo, siento” logró decir entre sollozos.

“Está bien, yo lo entiendo todo, no tienes que disculparte, cuando vas a regresar”.

“Todavía, no, puedo”.

“Cariño respira, no pasa nada, a ver cuéntame que sucede” intentó calmarla Hugo y Sara obedeció tomando respiraciones más profundas hasta que se calmó.

“Tengo un plan”.

Dijo por fin.

“Y algo de ese plan tiene que ver casarte con un príncipe”.

“¿Ya lo sabes?” preguntó confundida

“Cariño estas en todas las noticias abrazada al príncipe y se rumorea posible boda, sabes que confío en ti, y voy a tratar de espérate y confiar en tu plan, pero no sueñes con que voy a permitir que te cases con un príncipe, tú eres mía y el que te ponga una mano encima se la corto”.

Sara sonrió, ese era su hombre, su esposo.

“No te preocupes, te dije que tengo un plan”.

Sara converso con Hugo encerrada en un baño, le contó todo su plan todo lo que tenía que hacer para que funcionará, Hugo aceptó y cuando se despidieron Sara activo la cuenta regresiva, pronto su familia se arrepentiría de alejarla de su hombre.

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