Un año para divorciarme -
Capítulo 95
Capítulo 95:
Sintió que alguien tomaba asiento frente a ella y bajo la mirada para encontrarse con José, se veía guapo como siempre, pero sus ojos, Dios sus ojos le rompieron el corazón, se veían rotos, tristes y sin vida. Ella tomó sus manos y solo pudo decir una cosa.
“Lo siento” no había más palabras que la justificaran, lo decía sinceramente y desde su corazón, le hubiera encantado corresponderle a José, verlo como algo más que un amigo, pero ese no era el caso, ella no mandaba en sus sentimientos, así que solo podía volver a repetir.
“Lo siento mucho”.
José forzó una sonrisa, aunque no le llegó a los ojos, no se le hicieron esa rayitas a los lados que Sara disfrutaba de burlarse y decirle que parecían pata de gallina.
“No tienes que disculparte por nada, no tienes culpa de nada. De todas formas, me alegro por ti, espero que puedas ser muy feliz, te lo mereces y espero que él te merezca y sea digno de ti”.
Sara separó los ojos de José y vio a Hugo no muy lejos de ahí, sonrió y le respondió.
“Lo es, y seré muy feliz, espero tú también puedas serlo”
Intercambiaron un corto abrazo y José se disculpó y se marchó. Sara regresó al lado de Hugo que observa a José como si lo quisiera matar. Cuando Sara llegó Hugo la rodeo entre sus brazos y le dijo al oído.
“No me gusta que abraces a otros hombres. No lo vuelvas a hacer”.
Sara se giró de frente y puso sus brazos alrededor de su cuello.
“Puedo entender que te pongas celoso de verme con José, pero gustaría que dejaras de pensar así, José es mi amigo y mi colega de trabajo, es una persona en la que confío y le tengo gran cariño, no voy a dejar de ser su amiga y de trabajar a su lado por celos bobos.
Quiero dejar eso claro desde ahora, no me gustan los hombre posesivos y dominantes, pero tampoco es que yo vaya por ahí abrazando a todos los hombres, no voy a dejar de ser amiga de José, pero puedo dejar el contacto físico, además no deberías de estar celoso.
José es amigo, pero tú eres mi marido, el hombre que amo y el que yo elegí para mí y el único que tengo en mi corazón, así que no deberías de desconfiar de mis sentimientos por ti”
Hugo la presionó más por las caderas y le beso la frente.
“Perdona a este anticuado hombre de las cavernas, trataré de no ser posesivo, pero te quiero solo para mí y te amo demasiado para pensar a veces con claridad”.
La pareja se mantuvo feliz y junta el resto de la noche, Sara había reservado una habitación en el hotel así que no se marcharían. Luego de que todos los invitados se fueron Alejandro y Nadia se acercaron a ellos.
“Espero tenga buenas noches Señora nos vemos mañana” le dijo Nadia mientras su brazo colgaba del brazo de Alejandro.
“Igual para ti, tomate el día libre mañana, trabajaste mucho estos días, de todas formas, no hay mucho por hacer”.
Nadia le agradeció. Alejandro también se despidió de su jefe.
“Si no hay nada más señor me retiro, tiene ropa para cambiarse en la habitación, al igual que las llaves de su coche”.
Hugo observó a su secretario y a la mujer que colgaba de su brazo.
“Lo sabía” aseguró
“Y tú lo sabías” señaló a Alejandro
“Sabías lo que ella tenía planeado para hoy y me trajiste a la trampa, en el fondo sabía que me habías traicionado”
Hugo miró a Nadia y luego agregó: “y ya veo porque y por quien, son tal para cual, dos traicioneros. Mañana no quiero que te presentes a trabajar, serás transferido al equipo de construcción del nuevo Hotel, a ver si un poco de trabajo forzado te ayuda a definir donde están tus lealtades”.
Alejandro no supo que decir en ese momento, Nadia era recompensada con un día libre, mientras que él tendría que trabajar de constructor, después de tanto esforzarse por ayudarlo y tanto trabajo, así era como le pagaban, se lamento mentalmente, que difícil era su vida.
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