Un año para divorciarme
Capítulo 64

Capítulo 64:

“Yo… necesito descansar, con su permiso me retiro”. fue lo único que logró decir Emily luego de recibir la noticia.

Ella no esperó respuesta y simplemente se puso de pie y caminó rumbo a su habitación, en el fondo do se escuchaban las voces de sus padres mientras regalaban a su hermano, pero Emily no les prestó atención, no le prestó atención a nada más en el mundo, excepto a las ideas en su cabeza, se sorprendió de lo rápido que sus pensamientos se ponían a trabajar, ella aún no había llegado a su habitación y ya había pensado en cinco formas distintas de matar a Martin y desaparecer el cuerpo. Desafortunadamente para Emily ella no era capaz de matar ni si quiera a una mosca, como seria capaz de matar al hombre más hermoso que había visto en su vida.

Emily no puso dormir esa noche, pasó horas y horas moviéndose en la cama, hasta que no aguantó más y fue a la cocina, ella sabía del lugar secreto, no tan secreto, donde su madre escondía siempre una botella de su vino preferido.

Mientras rebuscada debajo de la meseta sintió que alguien la observaba y salió a comprobar si su presentimiento era cierto, y efectivamente era así. Su hermano mayor Eliecer la observaba serio, usaba un traje negro, parecía que acababa de llegar del trabajo, pero Emily percibió una leve fragancia femenina que terminó delatándolo.

“Parece que un ratón se ha metido en la cocina”. habló serio, aunque Emily fue capaz de detectar el toque de humor en sus palabras, Emily al ver que era él, lo ignoró y siguió en la búsqueda de su tesoro, cuando Eliecer vio lo que sacó agregó “parece que el ratón nos salió alcohólico”.

“Anda, deja de reírte de mí, y acompáñame a beber una copa”.

“Sabes que cuando mamá vea que le tomaste el vino es capaz de desheredarte”.

“No te preocupes, pienso dejarle un mensaje a una empleada para que mañana a primera hora compre otra botella y salvar la herencia”. Ambos rieron.

“¿Qué es lo que atormenta a mi pequeña hermana?”

“Elías me contó sobre la propuesta de alianza con la Familia Bianchi”.

“Ese bocazas, tengo que enseñarle una lección”.

“Eso no es importante ahora. Quiero que me hables claro, sé que tú siempre serás objetivo y me hablaras con la verdad. ¿La empresa tiene algún problema, necesitan de esa alianza?“ Emily sabía que podía confiar plenamente en su hermano, por eso decidió salir de dudas.

“En realidad, no tenemos ningún problema económico, todo marcha bien, simplemente tenemos un proyecto entre manos importante que nos podría hacer ganar muchísimo dinero, pero necesitamos de la ayuda de la Familia Bianchi, yo ya había negociado los términos y solo faltaba firmar el contrato, pero hace unos días el hijo mayor de la familia te pidió en matrimonio, no pudimos negarnos directamente, porque sería grosero de nuestra parte, además que podría perjudicar próximos trabajos, pero papá dijo que nos negaríamos, que el trabajo viene y va, pero él no puede condenar la felicidad de su única hija arreglando un matrimonio por conveniencia.

Si me preguntas como empresario, debo decirte que este matrimonio sería realmente bueno para nosotros, pero como hermano mayor te digo que no cambiaría tú felicidad ni por todo el oro del mundo, nuestra familia está bien como está, tampoco hay que ser tan codicioso, así que tú no te preocupes por nada y toma la decisión que consideres mejor para ti”.

“Gracias por apoyarme”. Emily tenía los ojos llenos de lágrimas, le dio un fuerte abrazo a su hermano y luego de par de copas envió un mensaje y fue a dormir.

Martin se encontraba en su bar disfrutando fe un trago le entró un mensaje de Emily diciéndole que quería verle al día siguiente a las nueve en una cafetería, él sabía que ya su familia le debía haber informado de la boda, pero no esperaba que ella tomará la iniciativa de contactarlo.

Recordando la tímida chica del bar, él pensaba que ella trataría de ignorarlo o huir de él. Pero para su sorpresa no fue así, Martin sonrió mirando el mensaje, ella no le había pedido verse, se lo había ordenado, puso la hora y el lugar, sonaba decidida y eso le gustó.

.

.

.