Capítulo 41:

Antes de entrar a la villa, Sara le dio una última mirada al coche de Andrea mientras se marchaba, odiaba a las personas que maltrataban a sus empleados, luego siguió caminando, pero antes de llegar le dijo a Nadia.

“¿Tienes el número de la chef Andrea no?”

“Si señora, pero no estará pensando en darle una oportunidad. ¿Verdad?”

“No, escuche que la otra chica es su asistente, por lo que será la primera en atender las llamadas, llámala en un rato y hazle un turno para mañana y si su comida no es buena ofrécele ser tú asistente después de todo tenemos muchísimo trabajo, tú no puedes con todo sola”.

“Esta bien señora, pero debería recordar que no podrá ayudar a todos siempre”.

Sara sonrió, no era mucho el tiempo que ella y Nadia llevaban juntas, pero ya Nadia la conocía perfectamente y podía ver a través de sus acciones el verdadero significado.

Las chicas entraron a la Villa y continuaron con su trabajo, pero ese día Sara tampoco consiguió lo que estaba buscando, mientras que Nadia consiguió hablar con Beatriz y ofrecerle una audición.

Beatriz veinticuatro horas antes se habría negado a ir en contra de Andrea, ella siempre obedecería lo que su jefa le pidiera, pero hoy cuando salían de la villa en el coche. Andrea fue todo el camino burlándose de Beatriz y, le dijo que siempre sería una buena para nada, que no podía aspirar a nada más que una simple asistente y que había llegado ahí porque al ser su prima se había comparecido de ella, pero que si no fueran familia nunca hubiese aceptado a una asistente de inepta.

Beatriz era consciente de que le había dado el empleo porque eran familia, pero su orgullo estaba herido después de escuchar a Andrea y la razón de que fuera su asistente la descubrió tiempo después, y era que nadie quería trabajar con Andrea, todas renunciaba antes del mes porque no la soportaban, solo ella llevaba tanto tiempo a su lado.

Por todas estas razones cuando Beatriz recibió la llamada de Nadia acepto ir a la audiciones, después de todo no tenía nada que perder, le envío un mensaje a Andrea y le pidió el día libre, le dijo que se había resfriado.

Beatriz pensó en toda la noche sobre el plato que debía preparar, no encontraba el indicado, sabía que muchos chefs habían audicionado ya y Sara los había rechazado a todos, debía ser que buscaba algo en específico no sólo un buen sabor. Pensando en esto Beatriz fue a la cama, había tomado la decisión de hacer algo suyo, no guiarse por las recetas del resto.

A las ocho de la mañana del día siguiente Beatriz fue la primera en llegar a la villa, ni siquiera Nadia había llegado aún, Sara estaba despierta desde las cuatro trazando un plan de negocio factible y calculando la inversión que necesitaba para su proyecto, cuando bajó de su estudio en el tercer piso se dirigía a su habitación a tomar un baño y preparase cuando vio a Beatriz de pie en la sala nerviosa.

“Buenos días“ la saludó Sara “perdona mi estado no esperaba a nadie aún”.

Beatriz la miró y vio que se refería a su ropa de dormir, era un piyama de dos piezas de dibujos animados. Beatriz sabía que Sara era la esposa de un presidente importante, las pocas veces que la había visto en Internet o en persona tenía un atuendo elegante, de mujer seria y trabajadora, no esperaba que en privado vistiera como una adolescente.

“Buenos días señora, disculpe la culpa fue mía por venir tan temprano”. respondió nerviosa sin levantar la vista del piso, Sara bajo las escaleras y caminó a su lado.

“Soy Sara un placer”. Beatriz vio que le extendió la mano y rápido respondió el saludo.

“El placer es mío señora, soy Beatriz Rabino vine a la prueba para el puesto de chef”.

“SÍ, lo sé, pero las pruebas comienzan a las diez, por eso aún no a llegado nadie más”.

“Lo siento, señora, lo olvidé por los nervios, me marcho, vuelo más tarde”. se disculpó nerviosa Beatriz y se disponía a irse cuando Sara la llamó.

“Espera“.

Beatriz se detuvo y giró a ver a Sara “ya que estas aquí no te vayas, además tengo una idea, porque mejor no adelantamos tu prueba, aún no he comido nada, puedes prepararme el desayuno”. Sara no esperó respuesta y tomó a Beatriz por la mano arrastrándola hacia la cocina principal.

”Vamos te voy a presentar a Carmen, ella es mi cocinera, ella puede darte lo que necesites, pero no puede ayudarte, sin hacer trampas”.

Sara llevó a Beatriz hasta la cocina y Carmen la ayudo a buscar los ingredientes para el desayuno, luego Sara las dejó a solas y fue a bañarse y prepararse.

Carmen le indicó donde estaba todo a Beatriz y luego de dejarla lista se fue y la dejó a solas.

El baño de Sara fue bastante largo para darle el tiempo a Beatriz de preparar el desayuno. Cuando creyó que ya estaría listo se vistió y bajó, tenía pensado ir directo hacia la cocina pero un dulce aroma la llevó hacia la sala.

La mesa estaba repleta de comida, había tortilla de huevo con papas, jugo de naranja, tostadas de pan y mermelada, panqueques, churros, frutas cortadas decorando un plato y muchas otras cosas más.

A Sara le encantó lo que vio, pero esperó a probar la comida antes de tener una opinión, estos últimos días había visto y probado comida muy hermosa y deliciosa, pero ninguna tenía lo que ella estaba buscando.

Sara busco con la mirada a Beatriz, pero no la vio cerca, así que decidió sentarse y probar todas aquellas delicias. El primer probado de la tortilla de huevo y papa estalló en su boca como un orgasmo, estaba saboreando cada bocado cuando entró Nadia que se sorprendió al ver tanta comida cerca de Sara, en el poco tiempo que llevaba a su lado había aprendido que Sara no solía desayunar y cuando lo hacía comía muy poco.

“Tienes que probar esto“ le dijo Sara mientras se acercaba a Nadia con una cucharada llena de comida.

Nadia saboreo y también se sorprendió del sabor, era algo simple de preparar pero todos los ingredientes combinaban entre sí. El sabor era único y muy diferente al resto de los platos que habían probado días atrás.

Beatriz entró a la sala con una bandeja de ensalada en las manos, se sorprendió al ver a Sara y Nadia con el plato en las manos y temió que no les gustara pero las próximas palabras de Sara hicieron que su miedo fuera sustituido por emoción.

“Estás contratada”.

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