Un año para divorciarme -
Capítulo 29
Capítulo 29:
Sara no se consideraba una mujer violenta. Odiaba la violencia, siempre pensó que conversando se entendían las personas, pero cuando Hugo le insinuó que alguien la había dr%gado, un sentimiento que Sara no era capaz de reconocer tomo el control de su cuerpo y la guió hasta el aula de economía, ya la clase había terminado así que el aula estaba vacía.
Sara no se rindió y siguió buscando por la Universidad hasta que llegó al comedor. Era el horario de almuerzo y estaba repletos de estudiantes. Sara paseó la vista por todo el local, buscando una cara en específico, hasta que la halló y caminó en su dirección.
Lydia estaba sentada almorzando y charlando con sus amigas y otros compañeros, cuando Sara se acercó por atrás y sin previo aviso enredó su mano en el cabello de Lydia y empujando hacia abajo hizo que su cara impactara contra la bandeja de comida y luego la soltó.
Lydia se puso de pie y con una mano limpió los restos de comida de su rostro y luego se fijó en Sara que se había parado frente a ella con los brazos cruzados sobre el pecho.
“Te has vuelto loca“ le gritó Lidia a Sara.
“Yo no, loca te volviste tú y creo que no hay necesidad de que te explique. Sabes muy bien de qué hablo”.
“No sé a qué te refieres maldita loca“ le gritó Lidia y ya las dos eran el centro de atención del comedor. Sin importarle nada de esto a Sara alzó la mano y le dio una cachetada a Lydia dejando su mano completamente marcada en su rostro.
“¿Y ahora? ¿Recuerdas o necesitas que te siga refrescando la memoria?” Lydia se quedó con la mano en el rostro ocultando el colorado.
De pronto vio que todos sus compañeros la señalaban y murmuraban así que intentó levantar la mano y pegarle a Sara, pero esta fue más rápida y atrapó su mano. Comenzó a girarla hacia atrás, estaba lista para seguir cuando una figura varonil se paró a su lado.
“Ya fue suficiente“ su voz sonaba calmada. “Suéltala “ ordenó un poco más autoritario.
Sara lo miró y bufó, luego dirigió su atención a Lydia, se acercó suficiente para hablarle y que nadie más pudiera escuchar.
“A partir de ahora si me vez caminar por una calle, ve por otra, si yo entro tú sales. No quiero escuchar mi nombre en tú sucia boca y no quiero saber de tú existencia. Espero que te quede claro”.
“Si “murmuró Lydia mientras gem!a del dolor.
“No te escuché“ repitió Sara más fuerte “dilo más alto que no te escuché”.
“Queda Claro”. respondió Lydia gritando y Sara le soltó la mano.
Sara salió del comedor con la misma velocidad con la que entró. Hugo salió tiendo detrás de ella. Cuando Sara lo escuchó reír detuvo la marcha y le lanzó una mirada asesina.
“¿Te diviertes?”
“La verdad es que sí“ respondió Hugo sin poder parar de reír. “Me preguntaba cómo alguien tan pequeña y delicada como tú puede llegar a ser tan letal. Casi le partes la mano”.
“No deberías haberme detenido, se lo merecía”.
“Ya yo me estoy encargando de su familia, no esperaba que tuvieras complejo de pandillera y que casi acabarás con esa pobre chica”.
“¿Pobre?“ bufó Sara “ni de pobre ni de inocente tiene nada, ella me dr%gó y me dejó en una habitación para que un extraño abusara de mi, es su culpa que tú entrarás a mi vida”.
“Bueno, técnicamente no es su culpa, ya llevamos tres años de casados”.
“Pero no te conocía, vivía tranquila y feliz sin conocerte y ahora todo es un caos”.
“¿Te molesta haberme conocido?” preguntó Hugo acercándose a ella.
“Sí“ aseguró Sara sin titubear.
“A mí no”. respondió Hugo y le robó un fugas beso de picó.
Sara de inmediato se alejó con rostro colorado y miró hacia todo lados asegurándose de que nadie viera. Hugo sonrió satisfecho y le lanzó las llaves del coche.
“Vamos a nuestra casa, CARIÑO.” y se alejó en dirección al coche.
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