Sus mil secretos
Capítulo 987

Capítulo 987:

Arielle sonrió. «Sí, soy una pueblerina, pero me he graduado en la Universidad de Maxwell. De alguna manera, usted, la alta y poderosa Señorita Greene, parece que nunca podrá alcanzar mis calificaciones.» Wendy se sonrojó ante el desprecio.

«¡Arielle Moore!», gruñó.

«Hablas demasiado», respondió Arielle con un bostezo.

«Tú…»

Antes de que Wendy pudiera completar su amenaza, oyó que el director la llamaba por su nombre. «Wendy, tenga la amabilidad de abstenerse de hablar de asuntos no relacionados con la subasta, o me veré obligado a sacarla del auditorio».

En un instante, todas las miradas de la multitud se dirigieron a Wendy.

Sucumbiendo a la hostilidad de las miradas de sus compañeros, se desplomó en su asiento.

«¡Siete millones!» gritó Cecilia.

«¿Siete millones?», repitió Marcus aturdido.

¡La pieza nunca alcanzaría los siete millones ni siquiera después de la muerte de Nicholas!

«Diez millones», dijo Arielle sin dudar.

Wendy y Cecilia se quedaron boquiabiertas mientras los demás estudiantes se estremecían de expectación.

Diez millones no es cosa de risa.

«Maestra Arielle…» Terry la miró, sus ojos brillando de admiración en la tenue luz del auditorio.

Arielle esbozó una pequeña sonrisa, disfrutando secretamente del efecto que había causado.

La mano de Marcus tembló al agarrar el mazo. «Diez millones a la una, a las dos…»

Cecilia apretó los puños.

No tengo diez millones por ahí para usarlos en mi disputa. Se me ocurren mejores formas de gastar esa cantidad de dinero en lugar de una tonta escultura de mármol.

La voz desconcertada de Susanne interrumpió su debate interno. «¡Seguro que parece que le está superando la puja una pueblerina, Señora Greene!».

Ese comentario pareció actuar como un estimulante. Mordiéndose el labio con feroz determinación, Cecilia decidió ir a por todas. «¡Quince millones!»

A pesar de hacer todo lo posible por mantener su profesionalidad, Marcus no pudo ocultar el asombro en sus ojos. «Quince millones…»

Mientras hablaba, se encontró con que su mirada se dirigía inadvertidamente hacia Arielle, que simplemente se encogió de hombros y bajó su paleta.

«Quince millones a las dos… ¡Vendido! Enhorabuena, señora, y muchas gracias por su generosa contribución. Tenga la amabilidad de dirigirse a la parte trasera para realizar el pago una vez finalizada la subasta, así como para obtener el certificado de su participación en el evento de esta noche.»

Cecilia miró a Arielle, claramente aturdida todavía por lo que había ocurrido.

Parece que Arielle me ha engañado.

Wendy, por el contrario, se mostraba inflexible al afirmar que Arielle había jugado con ellas. Volviéndose a mirar con maldad a esta última, le espetó: «¿No ibas a comprar la pieza? ¿Por qué te has echado atrás?».

Arielle respondió con una mueca. «He cambiado de opinión».

De todos modos, se está volviendo demasiado caro para ser un regalo. Teddy podría rechazarlo si se entera de lo que cuesta. Pensaré en ello como si me apiadara de los Greene dejándoselo. Además, se siente muy bien recibir un par de golpes.

«Tú…» Wendy estaba tan enfadada que su pecho se hinchó de forma alarmante, aunque no pudo hacer nada para evitarlo.

Oh, olvídalo. Como mínimo, esta cantidad gastada podría servir para enviar un mensaje al mundo de que hemos conseguido aplastar a Arielle en una puja y que nuestra riqueza supera con creces la suya.

Sus nociones de autocomodidad fueron rápidamente anuladas por el comentario despectivo de Terry.

«¡Esa mujer debe estar loca para gastar quince millones en una escultura!».

Los demás estudiantes replicaron: «¡Eso es! ¡Qué tonta!»

Wendy frunció el ceño mientras apretaba los puños con tanta fuerza que sus uñas sacaban sangre de la carne de la palma de la mano, aunque no sentía ningún dolor.

Mientras tanto, Aaron sonreía para sí mismo desde el fondo de la sala.

«Qué interesante…»

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