Sus mil secretos
Capítulo 977

Capítulo 977:

La cámara giró hacia la pizarra, y el público se sumió en un silencio atónito.

El anuncio de Arielle de la respuesta correcta no fue menos impactante, sin embargo, el público se encontró con la sorpresa de saber cómo había resuelto la pregunta.

«¡Maldita sea! ¿Cómo diablos se le ocurrió resolver la pregunta así en tan poco tiempo?»

Terry estaba al borde de las lágrimas mientras gritaba: «¡Arielle no es sólo una alumna excelente, es un maldito genio! ¡Ah, me siento humilde al ser testigo de su destreza! Debería inclinarme ante la jefa en agradecimiento por bendecir nuestra clase con su presencia».

Sonriendo, Trisha se burló: «¿No estás exagerando?».

Terry negó enérgicamente con la cabeza y exclamó: «¡Claro que no! De hecho, ya no voy a llamar a Arielle Jefa. A partir de ahora es la Maestra Arielle para mí. Oh, Maestra Arielle, por favor, acepta mi humilde devoción».

Con eso, se giró hacia el escenario y se inclinó profundamente.

Todos los que rodeaban a Terry estaban encantados con sus payasadas, excepto Wendy.

Su rostro se retorcía de ira y celos. Al final, Wendy no pudo fingir más calma ante el giro de los acontecimientos. Por eso, salió corriendo por las puertas del auditorio.

¡Me voy a volver loca si no descargo mi ira!

Cecilia, que estaba sentada entre los demás padres, tenía una expresión igualmente agria en su rostro.

El pequeño espectáculo matemático de Arielle fue una revelación inoportuna para Cecilia, que se dio cuenta de lo mucho que había subestimado el talento de Arielle.

Sin embargo, Cecilia se esforzaba por asimilar la idea de que una pueblerina como Arielle pudiera resolver mentalmente la pregunta de Donovan bajo un inmenso escrutinio y presión.

¿Y si Susanne deja de lado a Wendy en favor de esa palurda? Ya no es imposible.

Cecilia estaba a punto de calibrar los sentimientos de Susanne al respecto cuando vio a Wendy salir corriendo del auditorio.

«¿Wendy?» Sorprendida, Cecilia corrió tras su hija.

Susanne observó a las dos y negó con la cabeza, con una expresión indescifrable en su rostro.

Uno sólo puede rendirse ante un oponente más fuerte. Por suerte, Arielle no me decepcionó. De lo contrario, podría ser yo quien saliera de este lugar con furia. La moneda de la suerte que le di antes fue muy útil después de todo.

Justo entonces, escuchó una conversación entre dos estudiantes sentados frente a ella.

«La próxima vez, tenemos que pedir la bendición de Arielle antes de nuestros exámenes. Ya no es una diosa del estudio. Cualquier cosa que no sea una genialidad sería un insulto a su inteligencia».

Susanne tocó inmediatamente el hombro del alumno que había hablado y preguntó: «Perdónenme, pero les he oído hablar a los dos de que las dos preguntas anteriores sobre mecánica cuántica eran las más difíciles de hoy. ¿Por qué parecen más asombrados que antes por la solución de Arielle a la tercera pregunta?».

El estudiante respondió emocionado: «Verá, señora, aunque la tercera pregunta no es tan difícil como las dos primeras, ni siquiera a un licenciado en matemáticas como yo se le habría ocurrido resolverla con el segundo método que propuso Arielle. Incluso dio tres soluciones, ¡Por el amor de Dios! ¡Yo no podría hacer eso ni en un millón de años! Por eso estamos asombrados».

Habiendo dejado muy atrás sus conocimientos de matemáticas avanzadas, Susanne preguntó confundida: «¿Es difícil resolver esta cuestión con tres métodos diferentes?»

«¡Por supuesto! Te juro que ni siquiera a nuestro profesor de matemáticas avanzadas se le habría ocurrido el tercer método. Arielle utilizó funciones matemáticas elementales para resolver una pregunta de matemáticas avanzadas. Es prácticamente una matemática en este punto».

¿Una matemática?

Susanne tragó con fuerza mientras una inexplicable sensación de emoción llenaba su corazón.

Su teléfono sonó de repente, sacándola de sus pensamientos.

Cuando vio el identificador de llamadas, Susanne se quedó perpleja.

¿Por qué me llama Vin?

A pesar de su confusión, aceptó la llamada. «¿Hola?»

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