Sus mil secretos -
Capítulo 52
Capítulo 52:
Tal como esperaba Arielle, cuando el auto se detuvo en la mansión, Cindy no fue hasta la casa, en su lugar le hizo una seña a Alfred.
“Ha surgido algo en la oficina, pero Henrick está muy ebrio, así que iré en su nombre, cuídalo bien por mí.”
“Sí, señora” respondió el mayordomo antes de ayudar a Henrick a entrar a casa.
Ver a Cindy irse rápidamente solo hizo que Arielle sospechará aún más. Sin dudarlo, fingió haber recibido una llamada y tomo su teléfono.
“¿Qué? ¿Tengo que buscar el horario ahora? Bien, no tengo elección, está bien iré a la oficina ahora.
Arielle fingió entonces fruncir el ceño con fastidio y se dirigió hacia Alfred.
“Tengo que ir hacia la oficina, volveré a casa más tarde.”
“Es tarde. Señorita Arielle ¿Por qué no toma uno de los autos de la familia?”
Ella rechazo su ofrecimiento con un gesto de la mano.
“no te preocupes, la empresa va a mandar un auto y no puedo rechazarlo.”
“De acuerdo, entonces por favor cuídese. Si necesita que la recoja un auto, dígamelo y le enviaré uno.”
Ella sonrío, agradecida por la consideración de Alfred.
“Gracias, Alfred.”
“Muy bien Señorita Arielle, tenga cuidado en el camino.”
Shandie que había estado observando desde un lado, puso los ojos en blanco con exasperación.
“¿Cuál es el problema?” murmuro enfadada, se trataba solo del contrato de una marca de café. Hablaba como si fuera tan importante, como si quisiera que todo el mundo sepa que era embajadora de Soir Coffee.
Alfred escuchó en silencio mientras sus ojos reflejaban emociones conflictuadas. Por lo que él había observado de ellas, Shandie parecía ser audaz y descarada, a pesar de haber tenido una educación alta y una vida acomodada. Mientras tanto Arielle, era conocida por ser una campesina, sin embargo, mostraba una elegancia y modales que podían competir con los de cualquier persona de clase alta.
Era bueno saber que el lugar en donde uno crecía no influía en la clase de persona en la que uno se convertía, sino que son los propios rasgos de la personalidad los que lo determinan.
Arielle se aseguró de mantener una amplia distancia con Cindy mientras la seguía en silencio. Poco después, habían llegado a un barrio fuera de su mansión, enseguida la vio entrar a una de las residencias del barrio. Estaba muy alerta todo el tiempo y dirigía miradas a su alrededor incluso cuando abrió la puerta, pero, por suerte, Arielle tenía buenos reflejos y consiguió agacharse detrás de un arbusto antes de que pudiera descubrirla. Solo cuando la puerta se cerró, esta pudo respirar aliviada y salir de su escondite.
Consiguió las coordenadas del lugar e inmediatamente le envió un mensaje de texto a su asistenta, “Ayúdame a investigar quien es el dueño de esta casa”.
En cuanto envió el mensaje, una gran mano se posó de repente en su hombro. Sobresaltada, sujeto de inmediato el brazo y dio vuelta a la persona, la inmovilizo boca abajo, entonces escucho una voz desconocida.
“Por favor no me hagas daño.”
El hombre llevaba un corte militar plano y apestaba a alcohol, ella entrecerró los ojos ante el mal olor.
¿Este borracho está intentando insinuarse conmigo?
Sin embargo, al mirar más de cerca, ella noto que ese borracho vestía ropa muy bonita, dudo, así que aflojo su agarre después de un rato.
El hombre se dio la vuelta y solo entonces se percato de lo atractivo que era. Según sus cálculos, también parecía ser al menos dos cabezas más alto que ella, una inexplicable sensación de familiaridad la conmocionó.
Creo que lo he visto antes.
Justo cuando estaba a punto de preguntarle al hombre por su nombre…
“¡Eres tú!, Santo cielo, ¡No puedo creerlo, por fin te he encontrado mi salvadora!
A Arielle le llamo la atención que fuera llamada la salvadora de alguien.
“Te has equivocado de persona” dijo ella cautelosamente.
Mientras se preparaba para irse, él corrió de repente para detenerla.
“No, no me he equivocado. ¿Eres tú mi salvadora, o debería decir Arielle? No estoy soñando, ¿verdad?”
Una expresión de preocupación se mostro en el rostro de Arielle, ‘este hombre me conoce a la ‘yo’ del extranjero y a la actual, no puedo seguir negándolo’.
“¿Quién eres? ¿Te conozco?”
El hombre, quien aún estaba bajo la influencia del alcohol, asintió con la cabeza antes de sacudirla frenéticamente.
“Te conozco. No, te he estado buscado” balbuceó.
“Yo-yo … no puedo creer que finalmente te haya encontrado”.
Para sorpresa de Arielle, el hombre estaba a punto de llorar, era extraño ver a un hombre grande y alto llorar como un niño, lo único que provoco fue que ella sintiera más curiosidad por saber quién era.
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