Sus mil secretos
Capítulo 300

Capítulo 300:

Poco después, la noticia de que Yvette se había vuelto loca se extendió por el círculo de la élite como un reguero de pólvora.

Yvette, que solía ser la mejor socialité, se había convertido en una mujer loca en un abrir y cerrar de ojos.

Todo el mundo se sorprendió al oírlo. La vida era realmente imprevisible.

Los miembros de la sociedad, que solían adular a Yvette, se reunieron para cotillear la noticia.

De vez en cuando añadían un insulto a la herida. Además, Yvette nunca les había respetado en absoluto, por lo que no querrían perder la oportunidad de burlarse de ella.

Sin embargo, Arielle y Vinson no estaban interesados en el problema de Yvette. Después de terminar su cena, Vinson se sentó frente a su ordenador y trabajó. Mientras tanto, Arielle ayudaba a Henrick a resolver la lista de invitados para el funeral. También se encargó de organizar los asientos.

En realidad, no lo hizo porque estuviera libre. En cambio, quería aprovechar esa oportunidad para revisar las fuertes conexiones de Henrick.

Se sorprendió al ver la lista de nombres que Henrick le había enviado. Aunque lo odiaba mucho, no pudo evitar sentirse sorprendida por sus conexiones.

No sólo conocía a las cuatro familias más prominentes de Jadeborough, sino que también se mantenía en contacto con todos los peces gordos de varios negocios.

«¡Tsk!» Arielle se dio cuenta de que había subestimado a Henrick.

Entonces, continuó escudriñando la lista de nombres. En cuanto vio «Mason Moore» en el papel, su mirada se ensombreció.

Yvette había sufrido por culpa de Arielle, así que Mason nunca la dejaría en paz.

Por lo tanto, Arielle esperaba que algo sucediera durante el funeral.

Pronto llegó la noche.

Arielle acababa de terminar de acomodar los asientos cuando, de repente, una larga sombra cayó sobre su escritorio.

Se giró al instante y vio la cara de Vinson. Sólo entonces recordó que había alguien más en su habitación.

Las horas pasaron volando y Arielle se había olvidado de la existencia de Vinson.

Lo miró, frunciendo el ceño. ¿Por qué no se va todavía? ¿De verdad tenemos que dormir juntos esta noche?

Tras estirar los brazos, se levantó y preguntó: «¿No te vas todavía?».

Vinson ignoró su pregunta con una mirada despreocupada. Luego, preguntó: «¿Quién va a usar la ducha primero? ¿Tú?»

Arielle se sonrojó al oír eso, y la parte posterior de sus orejas se calentó. Sin embargo, decidió preguntar de nuevo: «¿De verdad quieres pasar la noche aquí?».

Ignorando de nuevo su pregunta, Vinson se dio la vuelta y se dirigió al baño. «Voy a ducharme primero. Prepárame un pijama. Además, necesito una toalla…»

«No lo voy a hacer». Arielle frunció los labios. «No tengo ropa ni toallas de más en mi casa».

«Ya veo.» Vinson se giró para mirarla. «Entonces, me llevaré la tuya».

«¡Iré a buscarlas ahora!» Arielle salió corriendo de la habitación tras decir eso.

Vinson levantó una ceja al ver a Arielle salir. Una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro.

Al cabo de un rato, Arielle volvió con algunos artículos de aseo y un conjunto de pijamas nuevos.

Tenía un montón de artículos de aseo extra en casa. En cuanto al pijama, era ropa nueva que pertenecía a Henrick.

Sin embargo, en cuanto Arielle empujó la puerta, se dio cuenta de que Vinson ya había entrado en el baño. ¿Cómo voy a pasarle esto?

Después de reflexionar por un momento, se dirigió hacia la puerta del baño.

Pudo ver la figura alta y esbelta de Vinson a través de la puerta de cristal esmerilado.

El sonido del agua corriente resonaba en el baño, seguido del vapor caliente que se escapaba por el hueco de la puerta. Arielle no pudo evitar sentir que sus mejillas se calentaban.

Se quedó quieta en la puerta, con la sensación de haber estado esperando una eternidad. Finalmente, respiró profundamente mientras extendía una mano para abrir la puerta.

En ese momento, la puerta se abrió desde dentro.

Al ver eso, Arielle se sorprendió tanto que cerró los ojos apresuradamente.

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