Sus mil secretos
Capítulo 247

Capítulo 247:

En cuanto Vinson entró en la sala, todas las miradas se centraron en él.

Era un hombre poderoso cuya sola presencia podía dominar una habitación incluso sin que dijera nada.

La inesperada visita de Vinson había provocado otro shock en Russell, que tartamudeó: «Señor Nightshire, ¿qué está…?».

Antes de que Russell pudiera terminar su pregunta, Vinson había levantado una mano para interrumpirlo mientras fijaba una mirada fría y dura en Mason. «¿No amonestarás a la verdadera viciosa, pero llamarás vil a Arielle? ¿Has olvidado que fue Arielle quien salvó al Señor Actonward? Empiezo a preguntarme si te pasa algo en la cabeza».

A pesar de hervir de rabia, Mason no se atrevió a levantarle la voz a Vinson. «Señor Nightshire, no puede limitarse a escuchar una sola versión de la historia. Hoy en día se puede inventar cualquier cosa, incluidos los recibos de compra y los vendedores. Conozco bien a Yvette y puedo dar fe de su integridad. Además, ¿De qué le serviría matar al Señor Actonward?».

Russell se quedó en silencio con los ojos cerrados, con la mente en total confusión.

Yvette era su hija y se negaba a creer que pudiera ser capaz de tal maldad.

Sin embargo, después de presenciar todo lo que Yvette había hecho ese día, empezaba a preguntarse si había juzgado mal a su hija.

Vinson se limitó a mirar a Mason a los ojos, el desdén de su mirada se hacía más intenso a cada segundo.

Mason se sentía cada vez más incómodo por la creciente presión mientras Vinson seguía mirándolo fijamente.

Armándose de valor, Mason preguntó: «Señor Nightshire, estoy seguro de que mis sugerencias son razonables. ¿Por qué me mira así?».

Vinson frunció los labios y sonrió. «¿Quieres saber la verdad? ¿Por qué no se lo pregunta a la persona?»

Mason dirigió intencionadamente su mirada hacia Arielle mientras respondía: «Porque no es difícil sobornar a la gente».

Con un encogimiento de hombros indiferente, Arielle bromeó: «Con el Señor Nightshire aquí, ¿Quién se atrevería a mentir?»

La respuesta de Arielle había dejado perplejo a Mason, que seguía mirándola como si quisiera tragársela entera.

«Señor Actonward, creo que deberíamos traer a la persona aquí y escuchar lo que tiene que decir». sugirió Vinson.

Tras una ligera vacilación, Russell soltó una risa seca. «Señor Nightshire, no quisiera hacerle perder el tiempo con nuestro asunto familiar. Cuando termine la fiesta de cumpleaños, traeré a la persona y le preguntaré yo mismo a Yvette. Tenga por seguro que llegaré al fondo del asunto».

«¡Ja! Señor Actonward, ¿cree que esto sólo concierne a su familia? Las acciones de la Señorita Actonward también han perjudicado a la Señorita Southall, así que esto ya no es sólo un asunto de su familia.»

Russell finalmente se doblegó ante la presión y asintió con la cabeza. «De acuerdo, traigamos a la persona aquí entonces. Sé que Yvette ha sido mimada por mí y ha ofendido a innumerables personas. ¿Quién sabe si alguien está aprovechando esta oportunidad para acusarla?»

En el fondo, Russell seguía negándose a creer que Yvette se hubiera servido de él para inculpar a otros.

Para todo padre, sus hijas eran siempre las más inocentes y nunca podían hacer nada malo.

Vinson enarcó una ceja y miró a la criada, que enseguida comprendió su intención.

Pronto, la criada regresó con un vendedor pulcramente trajeado a cuestas.

Al ver lo numerosa que era la multitud y sentir la tensión en el aire, el vendedor tragó saliva, llenándose de aprensión.

Mason se acercó al vendedor y le ladró: «Dígame, ¿Quién le sobornó para inculpar a Yvette? ¿Sabes que puedes ir a la cárcel por hacer declaraciones falsas?».

Asustado por el aspecto amenazante de Mason, el vendedor no se atrevió a decir nada.

.

.

.