Sus mil secretos
Capítulo 186

Capítulo 186:

Arielle sacó sin prisa una fotografía de su bolsillo y se la entregó a Susanne. Susanne la miró con impaciencia. Sin embargo, al reconocer el rostro de la fotografía, su mirada se detuvo en él.

En la fotografía aparecía nada menos que su gran amiga Maureen. Susanne se quedó boquiabierta mirando a Arielle, con los ojos desorbitados. Esta z%rra es igual que ella. Además, tiene el mismo aire. Además, fue capaz de sacar una fotografía… Los pensamientos se agolparon en la cabeza de Susanne.

¡No puede ser!

Después de un momento, Arielle comentó con frialdad: «Parece que sí conoces a mi madre».

Atónita, Susanne siguió mirando a Arielle sin decir nada. Levantó un dedo tembloroso y señaló a Arielle. Sus labios se entreabrieron como si estuviera a punto de hablar, pero sólo consiguió graznar una única sílaba: «Tú…». Arielle asintió con calma. «Sí. Soy Arielle Moore, la hija de Maureen».

Susanne sintió que la cabeza le daba vueltas. Había interrogado al mayordomo para conocer todos los detalles de Arielle, excepto su apellido. Si Susanne hubiera sabido que aquella mujer compartía el mismo apellido que Maureen, habría podido deducir su identidad con mayor precisión.

Susanne tardó en recuperarse del shock. Tragando saliva, preguntó dudosa: «¿No fuiste secuestrada hace diez años por esos traficantes?».

Susanne sintió que una ola de arrepentimiento la invadía. Cuando Maureen murió y su única hija desapareció, Susanne hizo todo lo posible por buscarla. Sin embargo, el caos en la propia casa de Susanne absorbió por completo su atención durante mucho tiempo. El caso de la persona desaparecida se había enfriado desde entonces.

Arielle asintió ligeramente. «Lo estaba, pero un alma bondadosa me rescató. Entonces tuve mucha fiebre y perdí la memoria, así que nunca volví a casa. Hace poco que me reuní con los Southall. Había demasiadas cosas de las que ocuparme, así que sólo he podido reunirme con ustedes ahora».

Los pensamientos clamaban en la mente de Susanne. Se sentía avergonzada por haber maldecido a Arielle en privado momentos antes. Sin embargo, Susanne nunca había esperado que Arielle, la hija perdida de su querida amiga, volviera a aparecer ante sus ojos.

Por la expresión de preocupación en el rostro de Susanne, Arielle adivinó lo que estaba pensando y le dijo seriamente: «Por favor, no te sientas mal. No tenías ni idea de quién era yo, así que entiendo por qué reaccionaste así. Además, pensaste que yo era la amante de una noche de Vinson. Deja que te lo explique todo. Esa noche fue un completo accidente, y no pasó nada entre Vinson y yo. Sólo somos amigos que pretenden seguir siéndolo. Por favor, no pienses que estoy intentando casarme con la Familia Nightshire para mejorar mi estatus social».

Susanne sintió que su cara se calentaba de vergüenza. Se sintió completamente avergonzada por la madurez de Arielle.

Como mujer mayor, Susanne no podía estar segura de haberse comportado con igual magnanimidad. Susanne se mordió el labio y luego dijo: «Siento haber sido grosera contigo antes. Mencionaste que tenías tres preguntas que querías hacerme. ¿Cuáles eran? Adelante con ellas».

El tono con el que Susanne se dirigía a Arielle se había transformado por completo en uno más manso y amable. Arielle se retorció las manos con nerviosismo.

«¿La muerte de mi madre se debió realmente a un s%icidio?»

Susanne miró fijamente a Arielle, con los ojos oscurecidos. Examinó a Arielle y luego dijo con cautela: «¿Sospechas que tu padre…?».

Arielle asintió con firmeza. «Así es».

Susanne suspiró con fuerza. «Al principio, yo también lo sospechaba, así que realicé una investigación privada por mi cuenta. No conseguí descubrir nada. O bien se las arreglaron para cubrir sus huellas por completo, o bien no fueron ellos quienes lo hicieron».

Arielle frunció el ceño. «Si no fueron ellos, no se me ocurre nadie más que pudiera hacer daño a mi madre. Puedo notar que tú lo sabes, tan bien como yo. Mamá no es del tipo que se s%icidaría».

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