Sus mil secretos
Capítulo 1842

Capítulo 1842:

En Turlen, después de mucho esfuerzo, Aaron por fin recibió noticias sobre Alicia.

Inmediatamente después de entregar lo que tenía a mano a Lawrence, se dirigió con Morrison a la isla para buscarla.

Justo cuando llegó frente a la casa de madera, se dio cuenta de que su valor le huía, pues vio a Alicia, visiblemente embarazada, encorvada y alejando las hierbas.

¿Está embarazada? ¿Está embarazada pero se ha escapado?

En ese mismo instante, el impulso desesperado de capturar a la mujer y golpearle las nalgas surgió en la mente de Aaron.

¿Cómo podía ser tan despiadada de no dejar palabras antes de desaparecer de mi mundo?

¡Tuve que buscarla durante meses!

Tal vez se debiera a que su mirada era demasiado intensa, pues Alicia no pudo evitar volverse. Nada más ver el rostro familiar, sus ojos enrojecieron. Su cesta cayó ruidosamente, y las hierbas se esparcieron por el suelo.

Al segundo siguiente, se agachó para recoger la cesta, pero Aarón fue más rápido que ella. Sus ojos estaban fijos en Alicia, así que al ver caer la cesta, se dirigió rápidamente hacia ella.

«¡No te muevas! Yo lo haré».

Dicho esto, Aarón recogió las hierbas del suelo para volver a meterlas en la cesta antes de colocar ésta en el perchero. Una vez hubo terminado, volvió a mirar a Alicia.

«¿Por qué te has ido sin decir nada?», preguntó con voz ronca.

Alicia mantuvo la mirada baja mientras fruncía los labios en silencio. Sin embargo, las lágrimas brotaron de sus ojos y cayeron.

¿Cómo te atreves a llorar? ¿Crees que me voy a enfadar al verte llorar?

Sin embargo, cuando levantó su mandíbula y miró sus ojos de conejita, su corazón se ablandó.

Quiso estrecharla entre sus brazos, pero su gran barriga desechó ese plan; temía presionarla demasiado. Así que le soltó la mandíbula y se agachó.

Mientras le ponía suavemente la mano en la barriga, levantó la cabeza y dijo: «Debe de ser duro para ti estar embarazada».

Alicia, que aún tenía los ojos enrojecidos, negó con la cabeza. Cada vez que pensaba en que el bebé era su hijo con Aarón, los retos a los que tenía que enfrentarse le parecían de repente triviales. En cambio, lo que sentía era felicidad.

Aaron se levantó y bajó la cabeza para mirarla. «Vuelve conmigo…»

Alicia negó con la cabeza. Aunque le echaba mucho de menos, no podía volver con él.

Al ver que negaba con la cabeza, que se negaba a volver con él, Aarón entrecerró los ojos. «¿Por qué no quieres volver conmigo?».

«¿Por qué te pones tan pesado? Ya he decidido abandonar tu mundo, así que ¿Por qué has venido a pesar de todo?».

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