Sus mil secretos
Capítulo 1839

Capítulo 1839:

Una semana más tarde, Vinson hizo lo que había prometido. Luego, informó de sus acciones a Gaspar en la tumba de éste.

Arielle, que había llegado a Lightspring junto con Vinson, fue a ver a los Wilhelm una vez que terminaron con Gaspar. Luego llevó a los tres de vuelta a Chanaea.

«Papá, mamá, ésta es la clínica que compré para ustedes. En la parte de atrás hay una cocina y un comedor. También tiene un patio donde pueden plantar flores y uvas.

Además, el dormitorio y el estudio están arriba». Arielle estaba mostrando a los Wilhelm su futuro hogar.

La idea de poder vivir en el mismo lugar que Arielle llenaba de júbilo a Pat. Como fue el primero en subir corriendo emocionado, saltó de alegría cuando vio que las reformas de su habitación se habían hecho a su gusto.

«¡San, me gusta tanto esta habitación que quiero quedarme aquí para siempre!». Pat ya podía hablar chanaeano con fluidez.

«¡Claro!» Al pellizcar sus huesudas mejillas, Arielle se lamentó para sus adentros de lo mucho que había adelgazado.

Mientras Hubert y Vinson echaban un vistazo a la clínica, Arielle condujo a Andrea escaleras arriba para ver la habitación de esta última.

«San, ¿Cuánto te has gastado en la casa? Deja que te lo devuelva», sugirió Andrea mientras lanzaba una mirada cariñosa a Arielle.

Sin embargo, sus palabras molestaron a Arielle.

«Mamá, compré esta casa para ti. ¿Por qué hablas de dinero? Es mi forma de demostrar lo mucho que me importas».

Durante todo este tiempo, Andrea siempre tuvo la impresión de que Arielle lo tenía difícil como niña y se mostraba reacia a que gastara tanto dinero. Sin embargo, la explicación de esta última consiguió cambiar su perspectiva.

«En ese caso, aceptamos de buen grado este regalo tuyo», respondió Andrea con una sonrisa.

Cuando llegó la hora de cenar, Arielle invitó a Susanne a reunirse con todas ellas en La Cocina de Maureen. Dado que la fama de los Wilhelm se extendía por todo el mundo, Susanne sentía gran admiración por ellos.

Tras la cena, Vinson envió a los Wilhelm de vuelta a su clínica antes de conducir a casa junto con Arielle y Susanne.

Justo antes de que Vinson y Arielle subieran a su habitación, Susanne detuvo a su hijo y le pidió disculpas, lo que provocó su estupefacción.

¿Por qué mamá pide perdón de repente?

Susanne había pensado inicialmente que pronunciar esas palabras le resultaría difícil, pero en el momento en que lo hizo, una sensación de alivio descendió sobre ella.

Sin embargo, ante la expresión desconcertada de Vinson, explicó: «No debería haberte abofeteado en la cárcel entonces…».

Si Arielle no hubiera hecho el esfuerzo de aclarar las cosas aquella noche, seguiría culpando a su hijo de lo ocurrido. Por lo tanto, estaba agradecida a Arielle por las acciones de ésta.

Al conocer el motivo de sus disculpas, Vinson volvió a bajar las escaleras y le dio un abrazo a Susanne.

«Mamá, nunca te he culpado». Comprendió cómo su culpabilidad por Gaspar la llevó a golpearle.

Susanne, con los ojos enrojecidos, le palmeó suavemente la espalda.

«Los dos deberían descansar. Yo también estoy cansada».

Tras soltar a Vinson, se dio la vuelta y se dirigió a su habitación. En cuanto a Arielle, volvió a bajar y cogió a Vinson de la mano antes de ascender lentamente por la escalera.

A decir verdad, estaba agradecida por las disculpas de Susanne, pues sabía que Vinson era incapaz de mirar más allá del asunto, aunque nunca lo demostrara.

Con eso, la bofetada que Susanne le había dado era ya cosa del pasado.

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