Sus mil secretos
Capítulo 1782

Capítulo 1782:

Arielle acarició la cabeza de Lena y replicó suavemente: «No pasa nada. Ella sabe que no lo decías en serio».

Lena asintió. Quería buscar a Abigail y pedirle disculpas. Cuando ese pensamiento cruzó su mente, se puso en pie de un salto.

Luego se volvió hacia Arielle y le dijo: «Mamá debe de estar llorando. Tengo que ir a consolarla. ¿Por qué no vienes conmigo?».

En realidad, Arielle sentía que no era el momento adecuado para conocer a Abigail.

Sin embargo, no se atrevía a rechazar a Lena.

¿Quién podría decir que no a una niña tan adorable?

«De acuerdo. Te acompaño». Dicho esto, se levantó del césped y caminó de vuelta hacia la casa mientras cogía a Lena de la mano.

Estaban a punto de acercarse a la esquina cuando vieron que Abigail se dirigía hacia ellas.

Al notar los ojos enrojecidos de Abigail, Lena soltó de inmediato la mano de Arielle y corrió hacia su madre.

Acurrucó la cabeza contra el pecho de su madre y murmuró: «Lo siento, mamá. No debería haber dicho que te odiaba».

«Yo también lo siento. No debería haberte abofeteado». Abigail alargó la mano y levantó suavemente la cabeza que tenía apretada contra el pecho, fijando los ojos en la mejilla de Lena.

Cuando vio la huella de la mano en la cara de la chica, sintió como si un puñal le hubiera atravesado el corazón, y sus lágrimas empezaron a fluir.

Abigail puso una mano suavemente contra la cara de Lena y miró a ésta con expresión de dolor. «Debe de doler, ¿Verdad?».

Considerando los sentimientos de su madre, Lena negó con la cabeza y respondió: «No».

El arrepentimiento invadió a Abigail mientras miraba a su hija pensativa y la estrechaba suavemente entre sus brazos.

Como no quería que Abigail volviera a sentirse triste, Lena cambió de tema con sensatez. Se apartó del abrazo de Abigail y señaló a Arielle mientras le presentaba a su madre.

«Mamá, esta es la mujer que está ayudando a papá a ponerse mejor. Dice que cuando papá se recupere, podrás darme un hermanito».

Abigail se había fijado en Arielle cuando ésta había entrado antes en el salón. Sin embargo, no pudo obtener más información en ese momento debido a las circunstancias. Ahora, después de escuchar las palabras de Lena, su corazón se hundió de repente.

¿Podría Micah mejorar de verdad? ¿Y qué pasará si lo hace?

Con el estado de mi cuerpo, ya no puedo concebir.

No me digas que tengo que dejar que otra mujer le dé un hijo. Cada vez que pienso en que otra mujer vuelva a tener los hijos de Micah, invariablemente me duele el corazón. Aunque él me quiere mucho y mi posición es inquebrantable, sigo sin querer que eso ocurra…

Antes sólo toleraba que tonteara con otras porque sabía que era imposible que tuvieran hijos suyos. Pero ahora, estoy un poco asustada.

Volviéndose hacia Arielle, preguntó: «¿De verdad Micah podrá recuperarse?».

Arielle asintió. «Sí. Podrás ver una diferencia después de medio mes».

Tras decir esto, Arielle estudió detenidamente a Abigail. Al notar que ésta no parecía feliz, sino preocupada, cayó en la cuenta.

«Tú tampoco tienes que preocuparte. Yo también puedo ayudarte a recuperarte y seguro que vuelves a quedarte embarazada», dijo Arielle mientras miraba a Abigail.

Una luz parpadeó en los ojos de Abigail al oír aquello.

Miró a Arielle con un deje de incredulidad, preguntándose cómo sabía ésta el estado de su cuerpo y que no podría volver a concebir.

Mientras esas preguntas pasaban por su mente, se las expresó en voz alta a Arielle.

«Soy médico. Me doy cuenta con sólo echar un vistazo», respondió Arielle con una leve sonrisa.

En Chanaea, el corazón de Rayson dio un vuelco mientras miraba el mensaje en su teléfono.

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