Sus mil secretos
Capítulo 1752

Capítulo 1752:

Mark se sintió abatido al ver la expresión indiferente de Linda.

¿Tanto le importa el Duque?

Su actitud hacia mí cambió cuando lo único que hice fue dejar marchar a unas cuantas personas.

«Linda, tengo mis propias razones para hacer esto». Mark estaba bastante desconsolado.

Hizo todo eso por el bien de su futuro.

«¿Tus propias razones? ¿Qué razones? ¿No sabes que estás traicionando a Su Excelencia al hacer eso?» Gritó Linda con voz reprimida.

«Linda, ya le traicionamos en el momento en que nos acostamos…». Mark la miró fijamente.

Linda retrocedió unos pasos aturdida al oír sus palabras.

¿He traicionado ya a Su Excelencia?

«Linda, te quiero y no puedo vivir sin ti. ¿Sabes cómo se me rompe el corazón al verte con él?».

Mark dio un paso adelante y la estrechó fuertemente entre sus brazos, sus lágrimas abrasadoras cayendo sobre su cuello.

Está claro que Su Excelencia no la quiere. Sólo la utiliza como una herramienta para satisfacer sus deseos.

¿Por qué no permite que estemos juntos?

Cuando Linda sintió sus lágrimas calientes, su corazón se apretó, y lentamente le devolvió el abrazo.

Todo es culpa mía. Fui yo quien dio el primer paso.

«Mark, lo siento. No debería haberte levantado la voz. Estoy demasiado preocupada por ti. Si el Duque se entera…», dijo Linda suavemente, acurrucándose en sus brazos.

No quería que Mark traicionara al Duque. Al fin y al cabo, el Duque los había preparado y ambos conocían su forma de actuar. Si se enteraba, las consecuencias serían inimaginables.

Al escuchar sus palabras, Mark la soltó, le cogió la cara y la besó apasionadamente. La empujó contra la pared y le agarró la nuca. Después le desabrochó la camisa y bajó la cabeza para picotearle los labios seductores.

Linda temía que les descubrieran. Por eso se contuvo de hacer ruido y se agarró al pelo de Mark, deseando más.

«Mark… Mark…»

Tras unos momentos de intimidad, Mark envolvió a Linda en su abrazo y le besó los labios. «Deberías fingir que no sabes nada de que les he dejado marchar».

«Mark, ¿Qué intentas hacer? Por favor, no hagas algo que no se pueda deshacer». Linda se apartó de sus brazos.

«No te preocupes. Sé lo que hago. Ten cuidado al volver», dijo Mark mientras la ayudaba a alisarse la ropa.

Linda lo miró y se marchó.

La expresión de Mark se volvió sombría en medio de la oscuridad. Desde que el Duque forzó a Linda delante de Mark, había perdido toda lealtad y respeto hacia el Duque.

…

Dos días después, Monisha condujo a un grupo de hombres al almacén para trasladar las armas de fuego. Cuando los guardias apostados en el almacén los vieron, los rodearon inmediatamente. Tras una feroz e intensa batalla, se llevaron todas las armas de fuego.

De vuelta en el apartamento, Nancy se puso furiosa cuando se enteró de que habían saqueado todas las armas de fuego.

«Monisha, ¿No te habías ido con la gente del Duque? ¿Por qué iba a llevarse las armas otra persona?».

Monisha no esperaba que ocurriera algo así. Después de todo, nadie lo sabía aparte de ellos y los subordinados del Duque.

«Majestad, yo tampoco tengo ni idea de cómo ha ocurrido», respondió Monisha.

«Estás involucrada en esto, ¿Verdad? Has montado un numerito a propósito, ¿Verdad?», preguntó el Duque, que acudió inmediatamente a la habitación de Nancy tras saber que habían robado las armas de fuego.

¿Por qué iba a montar semejante numerito?

A Nancy le molestó la pregunta. Al escuchar eso, Nancy miró al Duque con duda.

¿Todo esto forma parte de su plan?

Tal vez sea él quien se ha autodirigido este espectáculo. Hizo esto como una tapadera por el bien de las armas de fuego.

¿Por qué es tan cruel?

He prometido darle la mitad de las armas de fuego. ¿Por qué aún así se llevó el resto que me pertenece?

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