Sus mil secretos
Capítulo 1696

Capítulo 1696:

«Vinson, me enviaron un correo electrónico. Tengo que irme pronto.»

Arielle se levantó al día siguiente y hojeó el correo electrónico. Tendría que llegar al banco a las diez de la mañana, y habría alguien que los llevaría al centro de investigación.

Se durmió a las tres de la mañana porque estaba ocupada preparando el veneno. Eran casi las siete de la mañana, así que tenía menos de tres horas para prepararlo.

Al oír eso, Vinson despertó instantáneamente de su aturdimiento. Lo que pronunció anoche se había hecho realidad.

¡Maldita sea, yo y mi bocaza!

«Sannie…» Vinson la abrazó con fuerza mientras se resistía a dejarla ir.

No tenía ni idea del peligro que correría ni de cuándo podría regresar.

Arielle tampoco quería separarse de Vinson, pero no tenía elección. Se dio la vuelta, se sentó encima del hombre y lo miró a los ojos. Luego bajó la cabeza y le besó los labios mientras le recorría el cuerpo con las manos.

Su sensual movimiento había excitado completamente a Vinson. Volteó a la mujer y la inmovilizó contra la cama.

Arielle gemía y temblaba de placer mientras el hombre ejercía presión sobre su cuerpo. «Te quiero, Vinson. Te quiero mucho…»

Su declaración de amor excitó aún más a Vinson. Se esforzó al máximo para entregarse por completo a Arielle durante el íntimo intercambio.

…

Una hora y media más tarde, Vinson despidió a Arielle.

Antes de irse, Arielle miró a Lorraine y le dijo: «Lorraine, necesito que le envíes a Sonia las cosas que compramos anoche. Ella puede dárselas al bebé una vez que las haya secado al sol».

«¡Entendido!» respondió Lorraine.

«Dile que estaré fuera un tiempo. Puede que no vuelva a tiempo para el parto». Lorraine tarareó en señal de reconocimiento.

Después de dar todas las instrucciones, Arielle salió de casa con Vinson. Cuando estaban a punto de llegar al punto de encuentro, Arielle le dijo a Vinson que la dejara.

«Tengo que irme ya, Vinson. Cuídate mucho».

Cuando Arielle estaba a punto de salir del coche, Vinson la agarró del brazo, le ahuecó la nuca con la palma de la mano y le plantó un profundo beso en los labios.

El largo y apasionado beso duró un rato, ya que no sabían cuánto tiempo iban a estar separados y no tenían ni idea de cuándo volverían a reunirse.

Finalmente, Vinson soltó a Arielle.

Le miró los labios hinchados y le acarició las mejillas. «¡Cuídate mucho!»

Arielle movió suavemente la cabeza. Tras salir del coche y dar unos pasos hacia delante, se dio la vuelta y se acercó de nuevo a Vinson. Le rodeó el cuello con los brazos y le dio otro beso en los labios antes de marcharse.

Vinson sólo pudo responder con una sonrisa irónica mientras la veía alejarse. A pesar de que Arielle había desaparecido de su vista, se quedó quieto y prefirió no marcharse.

Mientras tanto, Arielle detuvo su marcha al llegar al banco.

«¿Es usted la Señorita Moore? ¿Arielle Moore?»

Arielle se dio la vuelta y respondió con un movimiento de cabeza al ver al hombre. «Sí. Soy Arielle».

«¡Me llamo Morse y la llevaré al lugar!».

Tras una breve presentación, Morse llevó a Arielle a su coche.

«Necesitaré que se cubra los ojos con esta máscara durante el viaje, Señorita Moore», le dijo el hombre.

Arielle, que en un principio pensó en memorizar la ruta, se puso en guardia al instante, ya que no esperaba que estuvieran tan bien preparados. Sin embargo, trató de mantener la calma y se puso la máscara.

Tras diez horas de viaje, el coche se detuvo por fin. Morse abrió la puerta y la ayudó a salir del vehículo. Luego la cogió de la mano y caminaron durante unos diez minutos antes de quitarle la máscara que le cubría los ojos.

«Por favor, entréguenos su teléfono, Señorita Moore».

A Arielle le dio un vuelco el corazón. ¿Quiere que le entregue mi teléfono?

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