Sus mil secretos
Capítulo 1678

Capítulo 1678:

Había un hombre que se había cubierto bien y llevaba a un niño en brazos en la intersección de delante. Llevaba un jersey negro con una máscara y una gorra, pero el bebe iba envuelto en ropa gruesa sin gorro.

¿Cómo puede un padre dejar que a su bebe se le congele la cabeza mientras él mismo lleva ropa gruesa?

No parece que sea su hijo. ¿Podría ser que el niño en sus brazos es ese niño?

Con ese pensamiento en mente, Arielle fijó su mirada en él.

Sus dedos bailaron sobre el teclado rápidamente mientras la flecha se movía junto con aquel hombre.

De repente, la flecha se detuvo y el hombre desapareció de su vigilancia.

Arielle se puso en pie de un salto.

Vinson entró en la habitación y vio a Arielle de pie, por lo que preguntó preocupado: «¿Qué ocurre?».

Arielle no tardó en contarle el asunto.

«Ese tipo desapareció de las cámaras de vigilancia. Tengo que ir a ese lugar para comprobar los alrededores». Dicho esto, Arielle metió el teléfono en el bolso y se dio la vuelta para marcharse.

Quería encontrar a ese niño lo antes posible.

No sabía si aquel hombre era un traficante de personas u otra cosa. Las cosas serían más fáciles si sólo fuera un traficante de personas, porque lo máximo que haría sería vender al niño.

No sabía si aquel hombre era un traficante de personas u otra cosa.

Las cosas serían más fáciles si sólo fuera un traficante de personas, ya que lo máximo que haría sería vender al niño. Sin embargo, si se dedicara al comercio ilegal de órganos en el mercado negro, las cosas serían peligrosas. Incluso un dios tendría problemas para salvar al niño si se le extrajeran los órganos.

«Iré contigo», dijo Vinson. Arielle asintió y llamó a Lorraine antes de dirigirse a su destino.

El trío no tardó en llegar al lugar donde se había visto al hombre por última vez en la cámara de vigilancia. En cuanto llegaron, Arielle vio varios caminos que se bifurcaban.

Arielle se paró en medio de la carretera, al viento, y se apartó el pelo alborotado de la cara. Con el ceño fruncido, estudió los caminos de bifurcación.

«Vinson, dime, ¿Hacia qué dirección crees que se dirigirá?»

Vinson miró las bifurcaciones con una expresión igualmente solemne. Todos los caminos conducían o a cordilleras o a aldeas, no importaba el camino que tomara, no sería fácil encontrarlo.

«Si sólo estamos nosotros tres, no podremos encontrarlo», dijo Vinson, con las cejas fruncidas. «Tendremos que informar de esto a Aaron para que envíe a la policía y a las tropas del ejército a registrar todo este lugar».

Arielle encontró razón en las palabras de Vinson, así que sacó su teléfono para llamar a Aaron.

«¿Ha pasado algo?»

A pesar de su voz firme, Aaron sonaba frío, lo que contrastaba mucho con el tono que solía tener cuando hablaba con ella.

Sin embargo, a Arielle eso no le importaba, pues ella tampoco quería aceptar que él fuera su hermano en el pasado. Por lo tanto, no era nada raro que él actuara de esa manera, ya que no quería aceptar el hecho de que ella fuera su hermana.

«He encontrado pistas sobre la persona que se llevó al bebe. En la grabación donde apareció por última vez…» Arielle le contó todo sobre la situación, incluyendo cómo arregló las imágenes de vigilancia y localizó al hombre.

«Ahora estamos en la bifurcación de caminos que conducen a cadenas montañosas o a pueblos. Vinson y yo no tenemos suficientes contactos para buscarlo, así que ¿Mandarás a la policía y al ejército para que vengan a buscar al hombre?». Aaron parecía más alerta tras escuchar las palabras de Arielle.

«Entendido. Enviaré hombres a trabajar en ello ahora mismo», le dijo.

Luego, llamó a la policía y les dijo que se dirigieran al lado de Arielle. Tras un momento de contemplación, llamó a Carlos y le ordenó que encontrara al hombre a pesar de todo.

En un principio, Carlos era uno de los hombres de Dylan. Tras la muerte de Dylan, Nancy intentó que se uniera a su bando. Sin embargo, él la rechazó. Su lealtad estaba comprometida con el Rey, así que sólo obedecería las órdenes del nuevo Rey.

Aunque Nancy estaba furiosa por ello, no podía hacer nada.

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