Sus mil secretos -
Capítulo 1532
Capítulo 1532:
En ese momento, los ojos de Vinson se entrecerraron mientras hacía su movimiento y perseguía a la misteriosa figura como un fantasma.
Cuando la figura misteriosa estaba a punto de salir de la sala, un hombre imponente le bloqueó el paso. Ese hombre no era otro que Vinson.
Con una mirada glacial en el rostro, Vinson formuló lentamente su pregunta: ‘‘Habla. ¿Quién te ha enviado aquí?”
La misteriosa figura nunca esperó que alguien le interceptara. En ese momento, se dio cuenta de que había caído en una trampa.
Armándose de valor, la figura misteriosa empezó a lanzar ataques a Vinson con la esperanza de huir de la sala.
Sin embargo, Vinson no era alguien con quien se pudiera jugar. Con una rápida patada, derribó a la figura. Antes de que el otro hombre pudiera recomponerse, Vinson propinó a la persona misteriosa unas cuantas patadas más. Incapaz de defenderse, el otro hombre no tardó en admitir su derrota.
“Escúpelo. ¿Quién te ha enviado aquí?’’ Vinson ató al hombre e incluso le metió un trozo de trapo en la boca.
Justo entonces, las luces del edificio del hospital volvieron a parpadear.
El hombre atado miró a Vinson con resentimiento cuando oyó la pregunta interrogadora de Vinson.
Llevo entrenándome desde joven. ¿Cómo ha podido derrotarme este hombre antes de que pudiera siquiera hacer un movimiento? ¡Esto es imposible!
Vinson le miró fríamente y le amenazó: «¿No vas a decir nada? En ese caso, prepárate para enfrentarte al infierno’’.
Vinson nunca había fracasado a la hora de obtener las respuestas que deseaba mediante el interrogatorio.
Sin embargo, el otro hombre no lo sabía. Siguió mirando fijamente a Vinson mientras desestimaba las palabras de éste. Los hombres como él estaban acostumbrados a los momentos difíciles. Para ellos, los interrogatorios no eran más que un juego de niños.
Sin embargo, media hora después se estaba derrumbando.
El hombre sollozaba mientras miraba a Vinson con miedo.
Vinson curvó los labios y preguntó: «¿Ya estás dispuesto a contarlo todo?».
El hombre asintió con fervor, pues sencillamente no podía tolerarlo por más tiempo. El interrogatorio de Vinson era inhumano, y preferiría que Vinson acabara con su vida de inmediato.
‘‘Habla. ¿Quién es?’’ Vinson fijó en él su mirada sedienta de sangre. ‘‘Si descubro que me estás mintiendo, me aseguraré de que vivas un infierno a partir de ahora’’. El hombre, que en un principio pensaba engañar a Vinson, desechó inmediatamente su plan.
Luego asintió con la cabeza.
“Si te atreves a intentar acabar con tu vida, azotaré tu cuerpo y lo colgaré a la intemperie durante tres días seguidos. Luego, alimentaré con tu cuerpo a los perros y me aseguraré de que no quedes de una pieza ni siquiera después de muerto», dijo Vinson con indiferencia al otro hombre.
El miedo se intensificó en los ojos del otro hombre.
Según las creencias de su país, si el cuerpo de los muertos era tratado de ese modo, no sólo irían al infierno tras la muerte, sino que tampoco tendrían oportunidad de entrar en el ciclo de la reencarnación.
Para entonces, el hombre ya no se atrevía a soportar ningún pensamiento de mentir a Vinson, pues asintió rápidamente.
Vinson le quitó entonces el trapo de la boca para dejarle hablar. ‘‘La Reina Madre me envió aquí’’.
“¿Por qué te ha enviado aquí?” preguntó Vinson.
“Me ha enviado para que averigüe si la mujer de la sala está realmente muerta. Si está muerta, la dejaré en paz. Pero si no lo está, tendré que asegurarme de que muera’’.
Justo cuando esas palabras salieron de su boca, la mirada de Vinson se volvió aún más amenazadora. No podía creer que la que tenía a Arielle en su punto de mira fuera la propia abuela de Arielle.
¿Por qué quiere a Arielle muerta?
«¿Sabes por qué te ha dado esa orden?”
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