Sus mil secretos
Capítulo 1463

Capítulo 1463:

«Ari, parece que he sido demasiado amable contigo y has olvidado que soy alguien a quien no puedes permitirte enfadar».

Mientras Aaron hablaba, estrechó a Arielle entre sus brazos. Tras inclinarse más cerca de su oído, murmuró: «Arielle, no me obligues. Si sigues así, no sé lo que te haré».

Que él la atrajera hacia sí fue algo que Arielle no esperaba. Intentó zafarse de su abrazo, pero él era demasiado fuerte para que pudiera escapar. Inmediatamente, su expresión se ensombreció.

«Suéltame. No te conviertas en alguien a quien desprecio», advirtió Arielle.

Al oír aquello, la determinación de Aaron vaciló.

Sin embargo, al segundo siguiente, pensó: ¿Qué diferencia hay entre que ella actúe así y que me odie? Con ese pensamiento en mente, decidió no soltarla.

«No me importa si te gusto o me odias». Mientras ella estuviera a mi lado, nada más importaba. Una vez dichas esas palabras, sacó un par de esposas del bolsillo e intentó esposarla, sonriendo.

Cuando Arielle vio las esposas, frunció el ceño.

¿Se ha vuelto loco?

Al principio, no quería hacerle nada duro, pero no esperaba que tuviera la osadía de esposarla. Eso era algo que no podía soportar, así que justo cuando estaba a punto de ponerle las esposas, Arielle le golpeó el estómago con el codo.

Luego giró sobre sí misma y lo apartó de un puntapié. Las esposas cayeron al suelo.

«Aaron, ésta es la primera y la última vez. Si vuelves a hacerlo, no te dejaré ir tan fácilmente». Se apartó de él y se dirigió hacia el exterior de la universidad. Aaron continuó observando su figura que se alejaba mientras permanecía en el mismo lugar con una mirada sombría.

Mientras tanto, Vinson estaba apoyado despreocupadamente en el capó del coche mientras contemplaba la entrada de la universidad. Cuando vio aparecer la figura de Arielle en su campo de visión, sus labios se curvaron en una sonrisa.

Sin embargo, la sonrisa se le borró al ver la expresión de su rostro. Tras avanzar hacia ella, preguntó: «¿Qué te pasa?».

«Nada», fue todo lo que le dijo Arielle mientras fruncía el ceño.

Vinson no la sondeó más al oír su tono reticente. Al fin y al cabo, aunque tuvieran una relación, supuso que era normal que ella dispusiera de cierto espacio privado. Puesto que ella no deseaba hablar del tema, él iba a respetar sus deseos.

«¿Quieres cambiarte de ropa primero o quieres ir a ver a tu padre enseguida?», le preguntó tras subir al coche.

«Vamos a verle enseguida».

Vinson asintió, y condujo el coche hasta el palacio. Cuando llegaron, Sybil llevaba un rato esperando en la entrada del palacio. Una vez que Vinson detuvo el coche y los dos se apearon de él, Sybil se acercó a saludarles.

«¡Princesa!», saludó.

«Las paredes tienen oídos. Así que, por favor, llámame Sannie». Arielle sentía mucho respeto por el hombre que había estado trabajando para su padre todo este tiempo.

En respuesta, Sybil hizo un gesto despectivo con las manos.

«Permítame que me dirija a usted como Señorita Moore».

Sabiendo que no podría convencerle de lo contrario, Arielle accedió.

«Su Majestad sabe que vienes, así que te ha estado esperando un rato en palacio. La cocina también ha preparado muchos platos que te gustan. Su Majestad espera que te quedes a cenar, pero teme que digas que no, así que ha estado practicando cómo convencerte para que te quedes», reveló Sybil todo lo que había estado haciendo el Rey tras enterarse de que Arielle iba a visitarle.

Aunque la expresión de Arielle permaneció neutra, pudo sentir cómo algo cálido se filtraba en su corazón al oír las palabras de Sybil.

Nunca pensó que su padre se preocupara por cosas así, y sus acciones la conmovieron.

«Por favor, dirígete luego a la cocina para decirles que sirvan los platos», dijo Arielle en tono indiferente. Sin embargo, aquellas palabras suyas hicieron que Sybil sonriera como una tonta.

¿Significa eso que la princesa va a quedarse a comer con Su Majestad?

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