Sus mil secretos
Capítulo 1457

Capítulo 1457:

«Un día serás mía, Ari». Había una mirada enloquecida en los ojos de Aaron.

Tras recibir el mensaje de Aaron, Arielle y Vinson se pusieron en camino hacia el palacio. En cuanto llegaron al palacio, Arielle sacó su teléfono y marcó el número de Sybil.

Cuando Sybil recibió la llamada y supo que Arielle estaba en la entrada del palacio, no tuvo tiempo de informar a Dylan. Corriendo hacia la entrada, saludó: «Su Majestad estará encantado de verte aquí».

«Supongo», respondió Arielle con frialdad. Siendo el hombre observador que era, Sybil se calló y no dijo nada más porque se dio cuenta de que Arielle estaba descontenta.

Al cabo de unos minutos, Sybil condujo a Arielle y a Vinson al palacio de Dylan. Dylan bajaba las escaleras y su rostro se iluminó de alegría en cuanto vio a Arielle.

«¿Qué te trae por aquí? ¿Aún te duele el brazo?» preguntó Dylan acercándose a Arielle.

Arielle se daba cuenta de que Dylan se preocupaba de verdad por ella por la forma en que la miraba. Sin embargo, la idea de que tuviera otra mujer y un hijo hizo que su mirada se ensombreciera.

«Tengo algo que preguntarte», soltó.

Inmerso aún en la felicidad de la visita de Arielle, Dylan no se dio cuenta del cambio de humor de ella. Sonriendo, respondió: «Puedes preguntarme lo que quieras. Te lo contaré todo».

Dylan observó cómo Arielle abría el bolso y sacaba el libro. Antes incluso de que ella sacara la foto, su rostro palideció porque reconoció el libro.

No ha encontrado la foto, ¿Verdad? Por su mente pasó una plétora de hipótesis sobre cómo inventar una excusa plausible para sí mismo.

Al momento siguiente, Arielle sacó la foto ante su mirada nerviosa.

«Me dijiste que no conocías a Maureen. Si ésa es la verdad, ¿Por qué has estado mirando su foto con frecuencia?». Arielle miró fríamente a Dylan.

«Yo-»

«No intentes inventarte ninguna excusa», interrumpió Arielle a Dylan antes de que pudiera decir nada. «Si no me dices la verdad, me iré de aquí y no volveré a verte».

Llegados a este punto, estaba segura de que Dylan era su padre biológico. Después de todo, si no lo fuera, no habría parecido tan feliz en cuanto la vio ni se habría preocupado por su herida.

Sorprendido por la mirada decidida de Arielle, Dylan respiró hondo y la miró con culpabilidad. «Maureen es la única mujer a la que he amado en esta vida, y tú eres mi amada princesa».

Arielle no se conmovió al oír aquello. Se burló: «¿La única mujer a la que has amado? ¿De verdad me pides que me crea eso?».

¡Si de verdad quisieras a mi madre, no la habrías abandonado!

«Sé que debe de resultarte difícil creerme, pero es la verdad». El corazón de Dylan palpitó de dolor cuando Arielle actuó fríamente con él.

«¡Vaya, entonces debías de quererla mucho!». dijo Arielle burlonamente. «De hecho, la querías tanto que la abandonaste mientras estaba embarazada fuera del matrimonio. En los últimos momentos de su vida, aún la torturaba la idea de perderte. ¿Es así como se trata a alguien a quien se ama?». Sintiendo remordimientos, Dylan dio un paso atrás.

Si hubiera sabido que ésa sería la última vez que nos veríamos, nunca me habría dejado engañar por mi madre y habría vuelto.

«Su Majestad tiene sus razones, princesa», interrumpió Sybil e intentó explicarse en nombre de Dylan.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar