Sus mil secretos -
Capítulo 1443
Capítulo 1443:
Sin embargo, su inseguridad fue pasajera.
Es la primera vez que alguien se atreve a hablarme así. ¡Qué presuntuoso!
La Reina estaba a punto de estallar de furia mientras señalaba con un dedo tembloroso a Arielle. «Pequeña z%rra arrogante. ¿Quién te crees que eres para hablarme así?».
Arielle se burló al ver las austeras facciones de la Reina, que se contorsionaron a causa de su ira. «¿Es mi ruda manera de hablar demasiado para tu delicado paladar? Déjame volver a Chanaea, entonces. No me importa mucho tu país».
Su impertinencia dejó sin aliento a la Reina.
«¿Por qué sigues ahí de pie?», chilló la Reina a sus hombres. «¡Capitán de las Fuerzas Especializadas!»
Los guardias se dirigieron de inmediato hacia Vinson, que captó la mirada de Arielle y asintió con gesto adusto, mientras un entendimiento tácito pasaba entre ellos. Justo cuando los guardias estaban a punto de embestir, Aaron irrumpió por las puertas.
«¡Alto!», rugió. Los guardias se paralizaron al oír su voz. Aaron miró a Arielle antes de dirigirse al lado de la Reina. «Madre” preguntó hoscamente-, “¿Qué intentas hacer?».
«Este campesino se ha atrevido a levantar un dedo contra ti», espetó la Reina a su hijo por su galantería. «Como castigo acorde con el delito según nuestras leyes, haré que lo arresten y lo metan en la cárcel».
Aaron estuvo de acuerdo con su madre. «En efecto, es un delito golpear al Príncipe en su propio país, Ari», dijo mientras se volvía para mirar a Arielle. «Nadie en Turlen está por encima de la ley».
En realidad, Aaron tenía un motivo oculto. Como el guardaespaldas le había desagradado intensamente desde el momento en que lo vio, Aaron había planeado sustituirlo sólo para que no permaneciera al lado de Arielle.
Arielle se dio cuenta enseguida de su farsa.
«No digo que tenga inmunidad», empezó Arielle tímidamente. A Aaron se le iluminaron los ojos. ¿Va a obedecer las leyes de Turlen y cumplirlas? Antes de que pudiera celebrarlo, el estado de la mujer acabó con sus esperanzas.
«Le acompañaré durante todo su encarcelamiento, y sólo saldré cuando sea liberado».
Al instante, su corazón se hundió. Aaron reprimió con gran dificultad el dolor punzante de su corazón mientras sus ojos se posaban en Arielle.
¿Por qué es tan importante para ella este guardaespaldas? ¿Merece la pena hacerle compañía aun a costa de ir a la cárcel? ¿Quién es?
Como si lo hubiera sabido desde el principio, un nombre apareció en su mente.
La mirada despiadada de Aaron se clavó en Vinson al pensar en ello, pero enseguida tuvo la certeza de que Vinson no era claramente la persona que tenía en mente.
«Ari, me estás poniendo en un aprieto” dijo Aaron con el ceño fruncido-.
Sabe que nunca tendría el valor de meterla en la cárcel. Dice esas cosas sólo para hacerme más daño.
«Parece como si en vez de eso me estuvieras apretando las tuercas a mí. Quieres que tu madre le meta en la cárcel a pesar de saber que actuó siguiendo mis órdenes. Si no estás satisfecho con mi presencia, puedes enviarme de vuelta a Chanaea. Ya estoy harta de Turlen».
Arielle hizo una pequeña pausa antes de continuar: «Si van a detenerle por la fuerza, les prometo que ni uno solo de ustedes saldrá vivo de este palacio. No me pongan a prueba».
Si no fuera porque buscaba a su padre biológico, Arielle habría atacado a Aaron cuando secuestró a sus padres adoptivos en Lightspring.
Haciendo caso omiso de la mayor parte de lo que decía Arielle, la única parte que le había causado un dolor punzante en el corazón era su desdén por permanecer en Turlen.
¿Acaso no había nada en Turlen que cautivara su corazón?
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