Sus mil secretos
Capítulo 1233

Capítulo 1233:

Como si acabara de ver a su salvavidas, Penélope gritó hacia la escalera con todas sus fuerzas.

Arielle y Susanne miraron instintivamente hacia las escaleras y vieron a Vinson, que acababa de terminar de ducharse, bajando por ellas.

Aún no se había secado del todo el cabello y llevaba desabrochados los dos primeros botones de la camisa, dejando al descubierto las clavículas.

Hipnotizada por el buen aspecto de aquel hombre, Penélope no pudo evitar tragar saliva.

Aquél era un hombre no sólo físicamente atractivo, sino también extremadamente rico, quizá uno entre un millón.

Como era una oportunidad única en la vida para Penélope, de ninguna manera renunciaría a ella, aunque tuviera que arriesgarse a ir a la cárcel.

«¡Señor Nightshire! La Señora Nightshire me acusa de robar y quiere denunciarme a la policía. Por favor, explícaselo de mi parte».

La mujer estaba segura de que Vinson no se quedaría de brazos cruzados; al fin y al cabo, el hombre se había interesado por ella y la había traído a casa personalmente.

En efecto, Vinson frunció el ceño, disgustado, y dijo: «Mamá, no es una ladrona. Fui yo quien la trajo».

Penélope soltó un suspiro de alivio al instante y asintió continuamente mientras decía: «Así es. Señora Nightshire, ¿Ha oído lo que ha dicho? ¡Realmente no soy una ladrona! Es cierto que el Señor Nightshire me trajo aquí».

Inmediatamente, el rostro de Susanne se ensombreció varios tonos.

Justo entonces, Arielle dijo plácidamente: «Mamá, es cierto que no entró sin permiso. Yo también vi a Vinson llevándola a casa».

No entendía por qué, entre tantas otras opciones, Vinson había elegido llevar de vuelta a aquella mujer y se preguntó si lo habría hecho a propósito sólo para fastidiarla.

Susanne abrió los ojos, conmocionada.

Miró a Vinson antes de mirar a Arielle y dijo: «¿Qué demonios está pasando? Vinson, ¡Dímelo todo ahora! Los dos se acaban de casar».

Susanne simplemente no entendía por qué Vinson traía a otra mujer a casa cuando Arielle y él estaban tan enamorados el uno del otro. Incluso se había peleado con ella varias veces por culpa de Arielle.

Sintiendo que algo iba mal, Susanne agarró a Arielle del brazo y le preguntó: «Sannie, dímelo tú. ¿Qué está pasando?»

«Umm…» Arielle abrió la boca para hablar, pero no estaba segura de si debía decirle la verdad a Susanne.

Justo entonces, Vinson dijo de repente: «No pasa nada. Me encargaré yo mismo. Mamá, deja de hacer más preguntas».

Al oír aquello, Arielle frunció el ceño y miró a Vinson.

Dado que Susanne era de la familia, Arielle no consideró necesario ocultarle la verdad.

No pudo evitar preguntarse qué tenía Vinson en mente y por qué no se había molestado en aclararlo.

Incluso empezó a sospechar que el hombre podría haberse enamorado de Penélope en aquellas pocas horas.

Antes de que Arielle pudiera decir nada, Susanne estalló de rabia y empezó a arremeter contra Vinson.

«¿Que deje de preguntar? Soy tu madre. ¿Por qué no puedo preguntar? Déjame decirte que será mejor que eches a esa mujer de una vez y cortes todo contacto con ella».

Vinson inspiró profundamente y replicó: «Si insistes en eso, no tendré más remedio que mudarme con ella a la Mansión Maple».

«Tú, tú…» Susanne estaba tan enfadada que casi se asfixiaba por la furia.

Arielle se acercó para apoyarla de inmediato y le dijo: «Mamá, no es bueno para tu corazón que te enfades. Relájate y respira hondo…».

Tras respirar hondo varias veces, Susanne consiguió por fin calmarse un poco.

Miró a su hijo como si estuviera mirando a un desconocido, y finalmente cerró los ojos y dijo: «Está bien. ¡No volveré a molestarme con ninguno de tus asuntos! Pero déjame advertirte: si decepcionas a Sannie, ¡Seguro que te arrepentirás en el futuro!».

Vinson no respondió a eso, ni tampoco miró a Arielle. En lugar de eso, se limitó a decir a Penélope: «¿No te pedí que prepararas la cena? ¿Está lista?»

Sintiéndose secretamente encantada, Penélope respondió de inmediato: «¡Sí, está todo listo! Ahora los traigo».

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