Sus mil secretos
Capítulo 1077

Capítulo 1077:

Arielle se sorprendió de que el hombre conociera su alias. Hizo una pausa momentánea antes de responder: «Sí, lo soy».

La voz del hombre apenas superaba un susurro, pero Donovan captó la palabra «San» desde donde estaba.

Sintió que el corazón le daba un vuelco. Su mentor había mencionado una vez a una ex alumna que se hacía llamar San, aunque era más conocida como la Diosa del Estudio.

No puede ser… ¡Arielle no puede ser San!

Una oleada de miedo se abatió sobre Donovan. Sintió que se asfixiaba, como si realmente se estuviera ahogando y sus pulmones se hubieran llenado de agua.

Aunque la defensa de su tesis estaba a la vuelta de la esquina, aún le faltaba un trozo.

Antes de partir hacia la Universidad Maxwell, su mentor le había revelado que San visitaría el campus. Donovan había planeado recurrir a la ayuda de la destacada ex alumna para completar su tesis.

Si Arielle es realmente San, ¿Quién va a ayudarme con la tesis? ¿Y cómo voy a graduarme en la Universidad Maxwell con una tesis incompleta?

La mente de Donovan se quedó en blanco y su rostro se tornó de un blanco espantoso.

En ese momento, oyó a Wendy comentar con sorna: «Arielle sí que es fácil. Mírala, coqueteando con un hombre de cuarenta años».

Desconcertado, Donovan se dio la vuelta para mirarla fijamente. «¿Por qué dices eso?

Ese hombre ni siquiera parece conocerla bien».

«¿No la conoce bien? Wendy resopló. «¡El viejo se acaba de dirigir a ella por su apodo!».

«¿Apodo?»

«Así es. El apodo de Arielle es Sannie. He oído que el Señor Nightshire la llamaba así, y así la llamaba también ese hombre».

San… Sannie…

Una amplia sonrisa se dibujó en el rostro de Donovan cuando la euforia sustituyó a la preocupación.

Lo sabía. Es imposible que Arielle sea San. San es la Diosa del Estudio de la Universidad Maxwell, un ser tan increíble que ni siquiera merezco arrastrarme a sus pies. Arielle no es más que una patética graduada de la Universidad de Jadeborough. Está a años luz de alcanzar el nivel de San. ¿Por qué me planteé siquiera la idea de que Arielle fuera San?

Donovan exhaló con fuerza, como si estuviera expulsando físicamente sus preocupaciones del cuerpo.

Sin embargo, su regocijo se convirtió en disgusto en una fracción de segundo.

¿Así que aceptará a este viejo pedorro de cuarenta años pero me rechazará a mí?

Los dedos de Donovan se cerraron en un puño, con los nudillos blancos por la fuerza.

Wendy frunció los labios con desagrado al notar sus puños cerrados.

¿El Señor Baxter sigue sintiendo algo por Arielle incluso después de casarse? Así que es cierto, después de todo, los hombres nunca pueden desprenderse de su amor no correspondido. Bueno, como el Señor Baxter sigue tan enamorado de Arielle, esta vez seré su compinche.

Wendy aún tenía la grabación de audio de Donovan de la última vez. Cuando acaben los exámenes, el Señor Baxter no me será de ninguna utilidad. Será entonces cuando pase a la acción.

Wendy se negaba a creer que Arielle pudiera salir indemne de todas sus estratagemas.

Mientras tanto, Arielle asentía en respuesta a algo que había dicho el hombre.

Se lo presentó a Trisha y a Jared: «Éste es el Señor Vernon Curie, de la Universidad Maxwell. Me ha dicho que la universidad ha fletado un jet privado para nosotros, así que vamos a cogerlo en vez de volar en avión comercial». Los ojos de Trisha se abrieron de par en par, asombrada.

«¿La Universidad Maxwell?», repitió, con la incredulidad filtrándose por su voz.

Jared, en cambio, estaba tan sereno como siempre. Dio las gracias a Vernon con una sonrisa amable y se volvió para burlarse de Arielle: «¡Nunca me dijiste que viajar contigo tuviera tantas ventajas, jefa!».

«Vamos», les hizo señas Arielle, y el trío siguió a Vernon hasta otra puerta de embarque.

Donovan volvió en sí cuando Arielle pasó a su lado.

El horror se apoderó de él cuando se dio cuenta de que aquel hombre no era una persona cualquiera coqueteando con Arielle, ¡Sino un profesor de la Universidad Maxwell que había venido a escoltarla!

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