Sus mil secretos
Capítulo 1031

Capítulo 1031:

Arielle arqueó una ceja, divertida. «¿Y si lo consigo?»

«Si lo consigues, me retiraré para siempre del campo del diseño de IA», respondió Calvin.

Al oír su respuesta, Arielle suspiró decepcionada. «¿Eso es todo?»

Su actitud enfureció tanto a Calvin que casi le da un ataque.

«Entonces, ¿Qué más quieres?”

Arielle negó con la cabeza. «Nada. No voy a aceptar tu desafío». Después de decir eso, hizo que Sasha diera la vuelta al coche.

¡Maldita sea! ¡Nunca podré volver si ella no acepta mi desafío!

Calvin estaba tan desesperado que recurrió a la provocación.

«Tienes miedo, ¿Verdad? No aceptas mi reto porque tienes miedo».

Sin pestañear siquiera, Arielle procedió a enviar a Vinson un mensaje de texto invitándole a cenar en la Cocina de Maureen después del trabajo. Después, apartó el teléfono y empezó a dirigirse hacia el coche.

Calvin trató de agarrar a Arielle por el brazo, pero Blake fue más rápido y le sujetó con una mano antes de que pudiera alcanzarle la manga.

Luego retorció la muñeca de Calvin y lo empujó a un lado, haciendo que éste perdiera el equilibrio y cayera de bruces al suelo.

El coche ya había desaparecido cuando Calvin volvió a ponerse en pie, para su frustración.

«¡Maldita sea, z%rra! ¡Vuelve aquí!»

En ese momento, el lacayo de Oliver apareció detrás de él y le dijo con una sonrisa de disculpa: «Ignórela, Señor Zeller. No es más que una mocosa arrogante».

En circunstancias normales, Calvin le habría ignorado por completo. Sin embargo, esta vez se aferró desesperadamente a su manga y suplicó: «¡Tiene que ayudarme, Señor Lyon!».

El aludido le dio a Calvin una palmadita tranquilizadora en el dorso de la mano. «No te preocupes, no podrá lanzar el producto a tiempo. Cuando eso ocurra, la empresa tendrá un nuevo presidente, y este edificio de oficinas seguirá siendo tuyo. Haz lo que dice el Señor Moore y todo volverá a ser como antes».

Calvin no era tonto y se daba cuenta de que el Señor Lyon quería que eligiera un bando entre Oliver y Jacob.

Ya fuera el primero o el segundo el que acabaría alzándose con el poder, Calvin siempre había mantenido una postura neutral para asegurarse de que cosecharía los beneficios, fuera como fuese.

Sin embargo, tal y como estaban las cosas en ese momento, no tenía más remedio que elegir un bando.

«¡Haré todo lo que me pida el Señor Moore a partir de ahora!» murmuró Calvin entre dientes apretados.

«¡Bien, muy bien!» El Señor Lyon sonreía de oreja a oreja mientras volvía a darle palmaditas en la mano a Calvin.

Mientras tanto, en el interior del monovolumen, Blake preguntó por curiosidad: «¿Por qué no aceptaste su reto, Arielle?».

«No lo merece», murmuró Arielle con los ojos cerrados.

Al oírlo, Sasha soltó una risita de acuerdo. «Tienes que asegurarte de que ambas partes tienen el mismo estatus antes de aceptar un reto, Blake. Ese tipo no era digno en absoluto de retar a Arielle».

Blake asintió y se quedó impaciente por lanzar el producto.

Arielle se dirigió entonces al banco para completar los trámites del cambio de nombre del Grupo Southall.

Con la nueva licencia comercial en la mano, Arielle miró al lejano horizonte y cerró lentamente los ojos.

He recuperado la empresa para ti, mamá. Sé que ahora está hecha un desastre, ¡Pero te prometo que la devolveré a su antigua gloria! Puedes confiar en mí.

Una vez decidida, Arielle apretó los puños y abrió lentamente los ojos. «Blake, vuelve a la oficina y asegúrate de que los trabajadores sustituyan el rótulo de la empresa».

«¡Claro!» Blake le hizo un gesto de «OK» antes de dirigirse a la oficina en una e-scooter.

Arielle esperó a que se perdiera de vista antes de volverse hacia Sasha. «Venga, vamos a la Cocina de Maureen. Por cierto, los ingredientes del baúl aún están frescos, ¿Verdad?».

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