Su apasionada protección
Capítulo 87

Capítulo 87:

«North Park Drive, Blackpool»

«Señor, hemos llegado a su destino», anunció el conductor.

Larry se despertó sobresaltado, sorprendido por la rapidez con que habían llegado. Miró la hora, sorprendido por la velocidad del conductor. Sonrió al conductor, le dio las gracias y le entregó algo de cambio antes de bajarse del taxi. Una vez que el taxi se alejó, miró a su alrededor para asegurarse de que nadie le seguía y se dirigió por el carril derecho.

Sonrió para sí mientras caminaba hacia su destino, sin saber que le seguían. Blackpool, al ser un popular destino turístico, estaba repleto de gente, así que se sentía relativamente seguro.

Tras caminar durante casi diez minutos por callejuelas estrechas, llegó por fin a una vieja mansión. Comprobó cuidadosamente los alrededores antes de entrar.

Al llamar al timbre, una mujer de unos cuarenta años le abre la puerta, le sonríe y se hace a un lado para dejarle pasar.

En cuanto Larry cruzó el umbral, atrajo a la mujer entre sus brazos y la besó apasionadamente.

«Rose, te he echado de menos. ¿Cómo estás?», le susurró al oído, apartándose ligeramente para mirarla.

«¿Cómo crees que he estado, Larry? Todo lo que hago es cuidar de Blake y mantenerme ocupado. ¿Por qué has tardado tanto en volver a Blackpool? Te he echado de menos», respondió ella, acercándose para besarle de nuevo, con las manos recorriendo su cuerpo.

Larry sabía que Rose era exigente y que no le dejaría marchar fácilmente, pero no le importaba. Su belleza le resultaba irresistible, y éste era un pequeño secreto que le ocultaba a Kate.

Levantó a Rose y la llevó al dormitorio, arrojándola sobre la cama. Rose, siempre dispuesta a complacer, se abrió rápidamente el vestido y lo dejó a un lado, invitándole a contemplar su cuerpo desnudo.

Sintiendo lujuria ante la visión, Larry empezó a desnudarse antes de unirse a ella en la cama. Pero Rose tenía otros planes; lo empujó y empezó a besarlo apasionadamente. Larry sintió el calor subir cuando ella lo agarró y empezó a acariciarlo antes de llevárselo completamente a la boca. Sus manos lo acariciaron y su lengua se arremolinó a su alrededor, volviéndolo loco.

La agarró del pelo, instándola a ir más rápido mientras él luchaba por mantener el control.

Al cabo de un rato, ella se apartó, lamiéndolo burlonamente como si fuera una piruleta, haciendo que Larry gimiera de éxtasis. Kate era buena, pero Rose sabía usar su boca excepcionalmente bien, y por eso le gustaba tanto. Siempre obediente y deseosa de complacer, le proporcionaba un inmenso placer.

Con una sonrisa perversa, Larry la penetró con fuerza y ambos alcanzaron juntos el clímax.

Al cabo de un rato, Larry se despertó y vio que Rose no estaba en la cama. Se vistió rápidamente y salió a llamarla, pero no encontró a nadie en la cocina. Marcó su número, sonó pero no contestó, lo que le preocupó. Era un comportamiento poco habitual en ella.

Impaciente, esperó fuera, en el césped, fumando un cigarrillo.

Finalmente, al cabo de una hora, Rose volvió a llamar.

«¡Zorra! ¿Dónde te habías metido? ¡Llevo una hora intentando localizarte! ¿Cómo te atreves a no cogerlo?» exclamó Larry enfadado.

«¡Larry, lo siento! Hubo una emergencia. Blake estaba haciendo un berrinche y no quería comer su almuerzo, así que tuve que correr al centro de atención. Si le pasa algo, me culparás a mí, ¿verdad? Me pagas bien para manejar esto. Tuve que irme sin decírtelo. No es la primera vez que pasa, y lo sabes. ¿Puedes bajar a hablar con ella? Te está buscando», le explicó Rose.

Larry se calmó pero se sintió irritado; quería reunirse con Blake al día siguiente. A pesar de su enfado, accedió a ir y le dijo que llegaría en una hora.

Tras finalizar la llamada, se dio cuenta de que tenía que actuar con rapidez. Tenía que llevar a Blake a Dublín y asegurarse de que se encontraba en buen estado de ánimo; de lo contrario, sus planes podrían desbaratarse. Decidió darse una ducha antes de salir.

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