Capítulo 9:

Zuri no terminaba de entender por qué Edmund había hecho aquella afirmación. Lo miró con los ojos entrecerrados. Él se limitó a burlarse y a marcharse con cara fría. A Zuri le hirvió la sangre. Le maldijo y rezó para que no volviera a aparecer por aquí.

Qué atrevido por su parte haber llamado destino a esta mala suerte. Hizo tanto daño a Chelsea que no quiso volver a tener nada que ver con él.

En la oficina, Luka recibió a Chelsea y le preguntó tentativamente: «El Sr. Nelson acaba de salir de aquí. ¿Le has visto?»

Luka sabía que Chelsea y Edmund habían tenido un divorcio complicado hacía un año, así que quería saber cómo había ido su encuentro fortuito.

«Sí». Chelsea asintió tranquilamente.

Tras dudar un momento, Luka dijo: «Ha venido a firmar un contrato conmigo. Hay un nuevo proyecto entre manos. Es un drama real. El señor Nelson está invirtiendo en él. Planeamos convertirlo en un éxito mucho mayor que los otros».

Una sonrisa de complicidad apareció en ese momento en el rostro de Chelsea. Sin pelos en la lengua, preguntó: «¿Quieres que sea la guionista de esta obra?».

Luka le dedicó una sonrisa. «Bueno, no vale la pena andarse con rodeos porque ya lo has adivinado. Pero quiero que sepas que si quieres evitar tratar con el señor Nelson, puedo conseguir otro guionista para que lo haga».

Al no recibir respuesta de Chelsea, Luka continuó: «Como bien sabrás, creo en tu talento. Creo que deberías encargarte de este proyecto. La historia está orientada a las mujeres. Necesitamos una guionista que pueda conectar con el argumento de la obra. No sólo eres una mujer, sino que también tienes experiencia y eres estudiosa. Eres capaz de dirigir las emociones de la gente con tu escritura. Con tu guión, la obra será sin duda un éxito».

Chelsea se sonrojó con orgullo. Dijo: «Gracias por el cumplido, señor Pierce. Estoy más que dispuesta a aceptar este encargo. No me importa tener que lidiar con mi ex marido. Mi trabajo es muy importante para mí. No mezclaré el trabajo con mis asuntos personales».

Pasar doce meses en el extranjero le había dado una nueva perspectiva de la vida. Poco a poco se iba recuperando y volvía a encarrilar su vida. Ahora que tenía una oportunidad tan buena, no iba a renunciar a ella sólo por Edmund.

Aunque había escrito el guión de algunas obras de teatro en el pasado, aún no se había afianzado en la industria cinematográfica. Si trabajaba en una obra popular, se daría a conocer y se le abrirían más puertas.

«¡Genial!» Luka aplaudió entusiasmado y la miró con aprecio.

Hace sólo un año, Chelsea era una mujer que entraba en su despacho con cara de haber sido abandonada por el mundo entero. Dolor, cansancio y desesperación era todo lo que veía en sus ojos en aquel momento. Pero ahora, sus ojos estaban llenos de una nueva confianza y alegría.

A juzgar por las ganas de trabajar de Chelsea y por cómo mantuvo la calma tras chocar con Edmund, Luka creía que rendiría bien aunque Edmund participara en el proyecto.

Luka le dio a Chelsea el plan de la obra. Después de hojear el documento, levantó la vista y preguntó: «¿Quién será la heroína? ¿Será Diane Stevenson?».

Diane era la última persona que le importaba a Chelsea. Sólo hizo esa pregunta porque necesitaba conocer de antemano a la actriz que interpretaría a la heroína. Le ayudaría a dar forma al personaje.

El hecho de que Edmund sólo contratara a Diane para los principales papeles femeninos después de crear un departamento de cine y televisión en el Grupo Nelson era otro motivo de curiosidad para Chelsea. Puesto que era inversor en esta obra, no sería de extrañar que recomendara a su amante para el papel de la heroína.

«Pues no. Diane no actúa desde hace mucho tiempo». Luka golpeó el escritorio con los dedos. Y añadió vacilante: «En realidad, se rumorea que pronto se casará con la familia Nelson».

«¡No es ninguna sorpresa!» comentó Chelsea con tono de burla.

A ella no le sorprendía que Edmund fuera a casarse con Diane. De hecho, pensó que se habrían casado inmediatamente después de su divorcio.

Como Diane no iba a actuar en la obra, Chelsea se sintió aliviada de no tener que soportarla. Era una cosa menos de la que preocuparse.

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