Sin escape
Capítulo 180

Capítulo 180:

Mientras tanto, Caden estaba en la Mansión Shaw.

«Bienvenido, Señor».

Caden respondió secamente y le entregó la gabardina de lana al Señor García.

Preguntó: «¿Está listo el almuerzo?».

«El almuerzo está preparado desde hace tiempo. Hay sopa de pollo negro con hierbas, bulbos de lirio y apio salteados, y cebada al vapor con huevo. Todo está hecho con los ingredientes más frescos».

Caden asintió. «Prepara cada plato, ponlos en una bandeja y dámela».

El Señor García, que estaba atento y era cuidadoso en su trabajo, respondió. «Los platos ya están colocados en la bandeja».

«Dámela». Caden tomó la bandeja y se dirigió al segundo piso.

El sonido de su auto había atrapado la atención de Sam cuando volvió. Ahora que Sam ya no tenía el poder, Caden sólo le dejó quedarse en la mansión hasta su jubilación como un acto de aprecio por su antiguo criado.

«Ven a comer, Grace». Caden colocó la bandeja encima de la mesita de noche y Grace se sorprendió ya que no esperaba que volviera a esta hora.

«¿Por qué estás aquí?»

«La empresa está inactiva estos días y no hay muchas cosas de las que ocuparse».

Tomó el tazón de la bandeja mientras decía y recogió una cucharada de sopa de pollo negro con hierbas. «Ven. Toma un poco de sopa primero».

Mirando la cuchara que se acercaba a sus labios, no sentía ningún apetito, aunque el olor de la sopa era agradable. «No tengo hambre».

«Toma un poco».

«Quiero dormir ahora».

«Duerme después de haber comido». Grace miró la cuchara con la sopa y se quedó en silencio.

Luego extendió la mano. «puedo comer por mí misma».

Caden no discutió con ella y le dio el tazón de sopa. Observando a la mujer comer la sopa una cucharada a la vez en silencio, había una suave luz en sus ojos.

Grace comía muy lentamente y, tras comer la mitad del gran tazón de sopa, dejó la cuchara en el tazón, levantó la vista y negó con la cabeza al hombre que tenía delante. «¿Estás llena?» preguntó Caden gentilmente.

Ella asintió. En cuanto a si estaba realmente llena o no, tampoco lo sabía. Sólo quería cumplir su deseo, tomar un poco de sopa para cumplir lo que le pidió y así tener una excusa para echarlo, cubrirse con la cobija y negarse a verlo de nuevo.

Caden acomodó ligeramente los platos en la bandeja, pero no tuvo intención de salir.

Se sentó en el borde de la cama y su cálida mano se deslizó en la cobija, cubriendo su barriga. Dijo con una mirada gentil. «El Señor García es serio y atento en su trabajo. Come más, para que un bebé de nosotros, crezca sano aquí».

Grace sintió como si un cubo de agua fría le cayera sobre la cabeza, sintió que la sangre de todo su cuerpo había dejado de fluir. Se estremeció ante la idea.

La palma de su mano seguía acariciando su vientre gentilmente y ella podía escuchar su voz suave y tierna. «Duerme un poco. Dejaré que el Señor García ordene a la cocina que haga una sopa de hierbas más nutritiva».

En sus ojos negros apareció una luz suave que nunca había visto. Sus ojos se posaron en su barriga como si estuviera mirando un tesoro increíblemente precioso.

«Si Dios muestra su bondad, podremos hacer una foto familiar cuando nazca el bebé, ¿Esta bien?» La miró con una sonrisa y la dulzura pareció brotar de sus ojos.

Grace se tumbó en la cama. Escuchó sus palabras y observó su tierna mirada, y una brillante sonrisa apareció de repente en su inexpresivo rostro.

Ella le dio un vistazo a sus ojos y respondió. «Claro». Su tono de voz suave casi hizo que la gente ignorara su voz gruesa.

Los ojos de Caden brillaron y una mirada entusiasta se posó en su rostro. Su corazón empezó a bombear con fuerza. ¡Ella había dicho ‘claro’! ¡Y aceptó dar a luz a su hijo por él!

¿Significaba eso que estaba dispuesta a olvidar el pasado y a vivir una buena vida con él?

«Estoy cansada». Grace bostezó con un aspecto agotado.

«Me voy al estudio, que duermas bien». Caden cargó la bandeja y salió de la habitación con mucho ánimo.

Más tarde, durante esa noche silenciosa, se oyeron las llamadas cariñosas del hombre en la habitación, rodeado de una luz tenue y amarilla. «Grace, Grace, Grace…» Ese nombre se había convertido en el más complaciente amante.

Grace abrazaba gentilmente al hombre sobre ella y ese abrazo era el catalizador más directo de la intimidad.

Los ojos de Caden brillaban cada vez más, su corazón casi se salía del pecho debido a la exc¡tación y siguió llamándola por su nombre.

Grace resistió todos los movimientos y su cabeza se apoyó en el hombro de él. Sus brazos se pusieron alrededor de su hombro y le dejó disfrutar del coito todo lo que quisiera.

Había una sonrisa burlona en su rostro en el lugar donde él no podía verla.

Ella se durmió agotada y había un amplio pecho en su línea de visión cuando se despertó de repente durante la medianoche. No pudo disimular su sonrisa de mal humor.

Abrió los ojos y miró al techo. No había vuelto a dormir en lo que quedaba de noche desde que se despertó de repente, igual que aquellas noches en las que se había quedado aquí.

¿Cómo podía estar tan despreocupada como para dormir en sus brazos? Se rió. Atrapó con el rabillo del ojo el exterior de la ventana.

Era la verja de hierro que ella conocía, pero la única diferencia con aquel lugar era que esta habitación era ligeramente lujosa.

Todavía estaba dormido y había un poco de olor a sudor en su cuerpo. La noche anterior no fue menos dura… Una sonrisa amarga se dibujó en sus pálidos labios y quedó oculta por la oscuridad. Se había adaptado a su forma de dormir y cerró los ojos fingiendo que dormía cuando amaneció.

«Despierta, Grace. Es de día». El la empujó. Grace se giró con la mirada perdida por el sueño y contestó.

«Estoy cansada, ¿Puedo quedarme aquí? Todavía quiero dormir». Habló con un tono de voz bajo y Caden se alegró, ya que esta mujer rara vez había actuado con afecto con él.

Entonces se comportó con benevolencia. «Muy bien, puedes seguir durmiendo. Dejaré que el Señor García te caliente luego la comida, acuérdate de comer cuando hayas dormido lo suficiente».

Grace gruñó como respuesta. La cobija había cubierto más de la mitad de su cabeza y el cabello la otra mitad, sólo se mostraba una pequeña parte de su piel. La mirada de Caden se suavizó y le frotó el cabello. «Buena chica».

Sintió la retirada de la cama y un pequeño sonido de la puerta cerrándose se escuchó después de un rato. La mujer que estaba acurrucada bajo la cobija, se movió y apartó la cobija que le cubría la cabeza.

Sus ojos estaban distantes sin ningún cansancio. No se movió, sólo se levantó de la cama y se colocó al lado de la ventana cuando oyó el sonido del auto abajo. Contempló con ojos fríos su salida de la mansión.

Se oyeron unos golpes apenas audibles en la puerta, como si el que llegaba tuviera miedo de alertar a alguien con el sonido. Grace se dirigió a la puerta descalza y vio al viejo mayordomo actuando de forma precavida.

Lo miró con displicencia y le preguntó: «¿Dónde está?».

Sam sacó una botella blanca del bolsillo y dijo: «Sólo aprovecho la oportunidad de subir aquí durante el tiempo en el que el Señor García está asignando las tareas de hoy a las demás personas de la mansión. El señor está alerta a mis movimientos, por lo que no habrá muchas oportunidades de entrar en contacto en el futuro». Le entregó una botella de pastillas a Grace.

Grace miró la botella y era una botella extremadamente ordinaria. «El Señor Venus es lo suficientemente considerado como para usar la botella de vitamina C».

Dijo con una extraña sonrisa transitoria y parecía un robot sin emociones cuando tornó a levantar la cabeza. «Gracias entonces».

Cerró la puerta después de terminar sus palabras, dejando a Sam que tenía una expresión mixta al otro lado de la puerta.

Grace abrió la tapa y sacó una píldora blanca. Ella puso la píldora en su boca como ayer y dejó que se disolviera. La amargura se extendió lentamente y se rió con algunas lágrimas.

¿Un niño? ¿El hombre que la había mandado a la cárcel quería que diera a luz a su hijo?

Tragó el líquido amargo que la píldora había dejado en su boca junto con las lágrimas astringentes y saladas por su garganta. Mientras su boca se llenaba de la amargura y el sabor astringente, tiró casualmente todo el frasco de ‘pastillas de vitamina C’ en el cajón del tocador.

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Nota de Tac-K: Ya casi llegamos al fin de semana, ánimos, Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. ٩(˘◡˘)۶

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