Segunda oportunidad
Capítulo 522

Capítulo 522:

«¿Qué pasa?» preguntó Aaron; tal vez había percibido mi nerviosismo. Tragué saliva y miré a lo lejos.

Estaba segura de lo que veía.

¿Me reconocería?

Me di la vuelta a toda prisa y hundí la cara en el pecho de Aarón. El cuerpo de Aaron se puso rígido. Probablemente pensando que seguía triste, me dio unas palmaditas en la espalda para consolarme.

«¡Volvamos!» Levanté la cabeza y le agarré del brazo. Me miró y asintió.

Los dos subimos enseguida a su coche. Antes de que el coche arrancara, oí que alguien llamaba a nuestra ventanilla. El corazón se me subió a la garganta.

Vi la gigantesca palma de la mano de un hombre apoyada en la ventanilla del asiento del conductor. Luego vi la parte superior de su cuerpo, fuerte y musculosa.

Como estaba nervioso, Aaron no abrió la ventanilla de inmediato.

El hombre de fuera siguió golpeando la ventanilla con más fuerza. Parecería que estábamos tramando algo si nos negábamos a abrir la ventana. Respiré hondo e hice un gesto a Aaron para que abriera la ventanilla.

Lentamente, la ventanilla se bajó. El hombre que estaba fuera se agachó y miró dentro del coche. Le caía agua por el pecho tatuado y el pelo. Miró a Aaron y se giró para mirarme a mí.

Mi mirada se posó en la cicatriz de su hombro y aparté la vista con calma. No sabía si me había reconocido. Al fin y al cabo, aquella noche en el crucero había llevado un maquillaje muy cargado y una máscara.

«Si no te importa, ¿Me llevas?», preguntó mirándome.

Aaron me miró, insinuándome que hiciera una llamada. Tiré disimuladamente de la esquina de su abrigo y forcé una sonrisa. «¿Adónde vas?”

“Dere International».

Aaron frunció el ceño al oír aquello. Intenté controlar mi nerviosismo y fingí mantener la calma.

«Lo siento. No nos queda de camino. Además, ahora tenemos trabajo urgente».

El hombre asintió en señal de comprensión y retiró la mano de la ventanilla.

«De acuerdo, gracias de todos modos», dijo.

Aaron arrancó el coche. Miré por el retrovisor lateral y vi al hombre sin camiseta. Mi corazón siguió acelerándose en mi pecho incluso cuando vi su figura que retrocedía.

«¿Qué te pasa? Pareces nerviosa. ¿Le conoces?», preguntó Aaron.

Negué con la cabeza. «No».

Sólo sabía que se llamaba Doug Moran. Había disparado un arma y yo había recibido la bala por Derek en el crucero. ¿Cómo iba a olvidarle?

Alguien le había disparado a él también y había escapado lanzándose al mar. Todos le habían dado por muerto, pero yo no esperaba que siguiera vivo.

También recordé el día en el café frente a Dere International. Había dicho que reconocía a Derek a un kilómetro de distancia. ¿Qué rencor le guardaba a Derek?

Justo entonces comprendí lo que estaba pasando. Aaron me dejó en la puerta del edificio y me miró con preocupación.

«Eveline, que yo sepa, Derek no es esa clase de persona. No sé por qué ha hecho eso. Pero entiendo por lo que estás pasando. Estoy preocupado por ti. Deja de pensar demasiado y de torturarte. Descansa bien, ¿Vale?». Le miré y sonreí.

«Creo que sé por qué hizo eso».

Cuando Aaron se fue, me fui a casa. Tina se había ido a trabajar y Lily estaba en la guardería. Mis dos hijos dormían plácidamente y el apartamento estaba muy tranquilo.

Me serví un vaso de agua y me lo bebí de un trago, pero no conseguía calmarme. Había consumido mucho alcohol y estaba borracha. Pero ahora, me sentía sobria.

No sólo la brisa marina, sino la repentina llegada de Doug parecían aclarar casi todas las dudas y dilemas de mi corazón.

Después de estar inquieta durante una hora, me levanté de un salto, cogí mi bolso y salí.

Tras cambiarme de zapatos, me detuve de nuevo y recordé la fiesta en el crucero y las palabras de Derek cuando me estrechó entre sus brazos.

«Cariño, nunca me haces caso. ¿No te dije que no corrieras por ahí?».

Me quité los zapatos, volví al salón y me senté de nuevo en el sofá. Sin embargo, no podía calmarme. Los latidos de mi corazón me debilitaban.

Me sentía triste e impotente.

En ese momento, el llanto de mis hijos me sacó de mis pensamientos.

.

.

.